Maestro

[Ignacio Mincholed]

...

El maestro se empeñaba en acotar el cielo,
los niños le miraban sorprendidos.
Señalaba con el dedo las estrellas,
las nombraba. El maestro dictaba
mientras el cielo y los niños se le escapaban,

mientras se le escapaban los niños y el cielo.

...

[Óscar Distéfano]

...

El maestro se empeñaba en acotar el cielo,
los niños le miraban sorprendidos.
Señalaba con el dedo las estrellas,
las nombraba. El maestro dictaba
mientras el cielo y los niños se le escapaban,

mientras se le escapaban los niños y el cielo.

...

Un poema que me resulta de contenido profundo. Y lo que más me hace aplaudirlo es la congruencia de su argumentación. Todo tiene sentido, pero nada es explícito. Diríamos que es la magia de la poesía. Conlleva varias lecturas, desde el idealismo ingenuo hasta la ninguneada (menosprecio) cruel.

Un abrazo, compañero.
Óscar

[Pilar Morte]

Contundente. Lo comprendo.
Abrazos
Pilar

[Hallie Hernández Alfaro]

Astronomía, vida, ego, emoción. Me ha encantado este momento poético.

Abrazo y felicidad, Ignacio.

[Rafael Valdemar]

Breve y contundente tu poema Ignacio. Me gustó.

saludos

rafael

[Silvia Savall]

...

El maestro se empeñaba en acotar el cielo,
los niños le miraban sorprendidos.
Señalaba con el dedo las estrellas,
las nombraba. El maestro dictaba
mientras el cielo y los niños se le escapaban,

mientras se le escapaban los niños y el cielo.

...

Qué bonito juego de palabras en este breve.
Felicidades compañero.
Un abrazo grande.

[Ramón Carballal]

Como buen poema breve dice mucho en pocos versos. Te felicito. Un abrazo.

[J. J. Martínez Ferreiro]

Un corto “largo y profundo” como ese cielo o el sistema nervioso de ese niño “innumerable”.

Un abrazo, colega Ignacio.

[Josefa A. Sánchez]

Me da que todos hemos sido o tenido un maestro de esos y también hemos sido o querido ser estrella y niño. Me da que hay más en el poema y que me gusta todo por igual.
Un abrazo.
Pepa

[Carmen Pla]

Un maestro puede tener en una mano la verdad, y en la otra el corazón de la bondad, y cuando se pierde la inocencia se nos escapa.
Ese maestro que siempre guarda bajo sus alas la protección de nuestro viaje.
Te dejo mi interpretación personal, me gustan estos poemas que pueden resultar reveladores.
Gracias.
Un abrazo

[Guillermo Cumar.]

El empeño del maestro hace empeño en el poeta y este cuenta niños, cuenta estrellas.

Un abrazo

[Ignacio Mincholed]

...

El maestro se empeñaba en acotar el cielo,
los niños le miraban sorprendidos.
Señalaba con el dedo las estrellas,
las nombraba. El maestro dictaba
mientras el cielo y los niños se le escapaban,

mientras se le escapaban los niños y el cielo.

...

Un poema que me resulta de contenido profundo. Y lo que más me hace aplaudirlo es la congruencia de su argumentación. Todo tiene sentido, pero nada es explícito. Diríamos que es la magia de la poesía. Conlleva varias lecturas, desde el idealismo ingenuo hasta la ninguneada (menosprecio) cruel.

Un abrazo, compañero.
Óscar

Cierto, Óscar, propongo diferentes lecturas pero no incluyo el menosprecio.
Gracias por tus lecturas siempre atentas al detalle.

Un fuerte abrazo.
Ignacio

[Ignacio Mincholed]

Contundente. Lo comprendo.
Abrazos
Pilar

Es muy de agradecer la inteligencia del lector.
Gracias por la nota, Pilar.

Un abrazo.
Ignacio

[Ignacio Mincholed]

Astronomía, vida, ego, emoción. Me ha encantado este momento poético.

Abrazo y felicidad, Ignacio.

Gracias Hallie, siempre atenta.

Un abrazo.
Ignacio

[Antonia Mauro]

...

El maestro se empeñaba en acotar el cielo,
los niños le miraban sorprendidos.
Señalaba con el dedo las estrellas,
las nombraba. El maestro dictaba
mientras el cielo y los niños se le escapaban,

mientras se le escapaban los niños y el cielo.

...

Precioso!

Y ya no hay marcha atrás. Se escurre como una pastilla de jabón entre las manos.

Un saludo.