Paisaje inhóspito

[Carmen Pla]

Ya ves, entra la palabra como un rayo
de sol,
mientras la evasión me asegura ver tu cuerpo
despierto.
Entran las nubes que parecen épocas
de montañas lejanas de un fuego
escondido. Y entras tú, a través de ellas.

Entra el acento personal que escribe
al revés la cara difícil del pensamiento,
desatando paseos nocturnos para hacerte saber
qué fuente de amor son los brazos nutridos
llenos de apéndice, del profundo desazón
que la palabra osa pronunciar.

Todavía tú, en los labios y en los setos
de todas nuestras primaveras tempranas.
Todavía tú, en mis manos de la grava fina
que ni siquiera sospechan los pies.

Todavía tu calor en mis entrañas del aire
fresco en la impronta de tus nalgas,
con el azul verde de tus ojos
impenetrables, avanzando por donde se nota
vívida la savia: tus suaves colinas
que debieron recordarme tus laderas,
tus hierbas
que debieron traerme el regusto de tu vello,
y tu llegada insospechada
que fue el impulso de cualquier recodo
si te borras de mi mente.

No sé quién fuiste.
Pero que grande es el mundo
siendo lo más frágil que existe en él.
El lado de una piedra o un árbol
dejando arrastrar por la esperanza la luz
madura del tronco y la hoja del prado
en su flexible victoria.

En tu paisaje estreno la sospecha
que pelea mi cuerpo disolviendo
la fresca llovizna del inhóspito laberinto.
No hay más civilización
que cubrirme de tus calles - ya ves -
porque los sueños, por ser sueños
nos dan cuenta del vivir.

[Julio Gonzalez Alonso]

Ya ves, entra la palabra como un rayo de sol,
mientras la evasión me asegura ver
tu cuerpo despierto.
Entran las nubes que parecen
épocas de montañas lejanas de un fuego escondido.
Y entras tú, a través de ellas.

Entra el acento personal que escribe al revés
la cara difícil del pensamiento,
desatando paseos nocturnos para hacerte saber
qué fuente de amor son los brazos nutridos
llenos de apéndice,
del profundo desazón que la palabra osa pronunciar.

Todavía tú, en los labios y en los setos
de todas nuestras primaveras tempranas.
Todavía tú, en mis manos de la grava fina
que ni siquiera sospechan los pies.

Todavía tu calor en mis entrañas
del aire fresco en la impronta de tus nalgas,
con el azul verde de tus ojos impenetrables
avanzando por donde se nota vívida la savia:
tus suaves colinas que debieron recordarme tus laderas,
tus hierbas que debieron traerme el regusto de tu vello,
y tu llegada insospechada que fue el impulso
de cualquier recodo si te borras de mi mente.

No sé quién fuiste.
Pero que grande es el mundo
siendo lo más frágil que existe en él.
El lado de una piedra o un árbol
dejando arrastrar por la esperanza
la luz madura del tronco y la hoja del prado
en su flexible victoria.

En tu paisaje estreno la sospecha
que pelea mi cuerpo disolviendo
la fresca llovizna del inhóspito laberinto.
No hay más civilización
que cubrirme de tus calles - ya ves -
porque los sueños, por ser sueños
nos dan cuenta del vivir.

¡Dejemos que entre, como rayo de sol, este poema! Felicitaciones.
Salud.

[Carmen Pla]

Muchas gracias, Julio.
Ya lo decía Octavio Paz con su metáfora del movimiento " El sol entra en las aguas con espuelas"
Agradezco mucho tus palabras.
Salud y abrazo

[E. R. Aristy]

Ya ves, entra la palabra como un rayo de sol,
mientras la evasión me asegura ver
tu cuerpo despierto.
Entran las nubes que parecen
épocas de montañas lejanas de un fuego escondido.
Y entras tú, a través de ellas.

Entra el acento personal que escribe al revés
la cara difícil del pensamiento,
desatando paseos nocturnos para hacerte saber
qué fuente de amor son los brazos nutridos
llenos de apéndice,
del profundo desazón que la palabra osa pronunciar.

Todavía tú, en los labios y en los setos
de todas nuestras primaveras tempranas.
Todavía tú, en mis manos de la grava fina
que ni siquiera sospechan los pies.

Todavía tu calor en mis entrañas
del aire fresco en la impronta de tus nalgas,
con el azul verde de tus ojos impenetrables
avanzando por donde se nota vívida la savia:
tus suaves colinas que debieron recordarme tus laderas,
tus hierbas que debieron traerme el regusto de tu vello,
y tu llegada insospechada que fue el impulso
de cualquier recodo si te borras de mi mente.

No sé quién fuiste.
Pero que grande es el mundo
siendo lo más frágil que existe en él.
El lado de una piedra o un árbol
dejando arrastrar por la esperanza
la luz madura del tronco y la hoja del prado
en su flexible victoria.

En tu paisaje estreno la sospecha
que pelea mi cuerpo disolviendo
la fresca llovizna del inhóspito laberinto.
No hay más civilización
que cubrirme de tus calles - ya ves -
porque los sueños, por ser sueños
nos dan cuenta del vivir.

Bellas imagines componen tu poema, Carmen. Me encantó esa luz madura y esa flexible victoria. ERA

[Pilar Morte]

Pues veo luz y bellos versos. Me gustó leerte
Abrazos
Pilar

[Marimar González]

La presencia que permanece inalterable a pesar de la ausencia entra con la luz, a través de las nubes, y desanda el laberinto en el refugio de los sueños.
Hermoso, Carmen Plá

[Carmen Pla]

Ya ves, entra la palabra como un rayo de sol,
mientras la evasión me asegura ver
tu cuerpo despierto.
Entran las nubes que parecen
épocas de montañas lejanas de un fuego escondido.
Y entras tú, a través de ellas.

Entra el acento personal que escribe al revés
la cara difícil del pensamiento,
desatando paseos nocturnos para hacerte saber
qué fuente de amor son los brazos nutridos
llenos de apéndice,
del profundo desazón que la palabra osa pronunciar.

Todavía tú, en los labios y en los setos
de todas nuestras primaveras tempranas.
Todavía tú, en mis manos de la grava fina
que ni siquiera sospechan los pies.

Todavía tu calor en mis entrañas
del aire fresco en la impronta de tus nalgas,
con el azul verde de tus ojos impenetrables
avanzando por donde se nota vívida la savia:
tus suaves colinas que debieron recordarme tus laderas,
tus hierbas que debieron traerme el regusto de tu vello,
y tu llegada insospechada que fue el impulso
de cualquier recodo si te borras de mi mente.

No sé quién fuiste.
Pero que grande es el mundo
siendo lo más frágil que existe en él.
El lado de una piedra o un árbol
dejando arrastrar por la esperanza
la luz madura del tronco y la hoja del prado
en su flexible victoria.

En tu paisaje estreno la sospecha
que pelea mi cuerpo disolviendo
la fresca llovizna del inhóspito laberinto.
No hay más civilización
que cubrirme de tus calles - ya ves -
porque los sueños, por ser sueños
nos dan cuenta del vivir.

Bellas imagines componen tu poema, Carmen. Me encantó esa luz madura y esa flexible victoria. ERA

Muchas gracias, ERA.
Un placer recibir tus palabras.
Un abrazo

[Carmen Pla]

Pues veo luz y bellos versos. Me gustó leerte
Abrazos
Pilar

Agradezco tus palabras, Pilar.
Muchas gracias. Abrazos.

[Carmen Pla]

La presencia que permanece inalterable a pesar de la ausencia entra con la luz, a través de las nubes, y desanda el laberinto en el refugio de los sueños.
Hermoso, Carmen Plá

Me dejas un precioso comentario, Marimar.
Muchas gracias.
Un abrazo

[Carmen Parra.]

Imágenes y calor que mueve las entrañas, precioso poema Carmen
Un abrazo poeta
Carmen

[Guillermo Cumar.]

bella inspiración y buenos versos para dar mensaje de duda y de sospecha ¿imaginaria o real?
Un abrazo

[Francisco López Delgado]

¡Carmen, tu poema es de una profundidad que remansa el alma! ¡Sentimiento puro! Abrazos muy grandes.

[Carmen Pla]

Imágenes y calor que mueve las entrañas, precioso poema Carmen
Un abrazo poeta
Carmen

Muchas gracias, Carmen.
Muy agradecida por tu paso y tus palabras.
Un abrazo

[Carmen Pla]

bella inspiración y buenos versos para dar mensaje de duda y de sospecha ¿imaginaria o real?
Un abrazo

Quizá una mezcla de las dos, Guillermo.
Gracias por tus palabras.
Un abrazo

[Carmen Pla]

¡Carmen, tu poema es de una profundidad que remansa el alma! ¡Sentimiento puro! Abrazos muy grandes.

Muchas gracias, Francisco.
Me alegran tus palabras amables y generosas.
Un fuerte abrazo