tan así, tan voz en aire,
al ciempiés, ( qué paciencia calzando los calcetines)
al besugo ( es un lujo dormitar en sus escamas )
a la tierra ( la muy cuca, celestina plantación en beso y pecho )
que, a pesar de los pesares,
Nadie, vigila los auspicios de la aurora.
Y Nadie y yo, así, tan ambos,
somos brocal sin aljibe ni recodos donde acaso ,
pueda esquinar alegría que mana desde altar
en Sí quiero.
Y porque puedo decir y lo digo que
por mí,
Nadie sonríe y yo,
me vivo con Nadie a pesar de los pesares.
Sí, es mi orgullo decir que
entre rocas, entre tartamudas olas,
salvé a Nadie de morir en la locura …
… buscando palacios de gambas.
¡ Tan sencillo !
(Pues sí, tan sencillo y lo que complicamos las cosas tantas veces.)