Anorexia

[Marius Gabureanu]

Soy tan delgado, últimamente,
que no le veo uso al espejo
ni al nombre de los días.
Y lo peor de todo
es que mi lengua
está delgada también.
Me cuesta decir hola.
Me hiere el pez
del acuario, cuando salta
para hacerse notar.
Es que he dejado de comer
en un martes
por la única razón
de que era martes.
Si alguien más
tiene mariposas en el sótano,
por favor, decidme.
Si alguien más
sufre de terremotos
al parpadear, también.
Mi sombra me deja soñar
que los relojes no sirven.
No tengo otra sombra
que la mía,
apenas lo vengo a notar
y es perezosa,
la joden mis latidos
que ya no suceden de uno en uno
sino de cuarto en cuarto.
Puedo decir que la felicidad
me cabe mejor en el cuerpo
desde que la engañé con que soy un girasol.
Pero la cabeza me pesa, madre,
como si hubiese decapitado un ángel
mientras estaba en tu vientre.

[Hallie Hernández Alfaro]

Extraordinario, amigo del alma; habrá que inventar palabras para ovacionar tu poética.

Abrazos y felicidad.

[Marius Gabureanu]

Muchas gracias, querida amiga, por hacer sentida tu presencia. Me alegro que te ha gustado, Hallie. Recibe mis abrazos sinceros.

[Carmen Parra.]

Exquisitamente maravilloso, todo un lujo disfrutar tus versos, volveré seguro de nuevo
Un abrazo
Carmen

[Marius Gabureanu]

Carmen muchas gracias por leerme y dedicar tiempo a dejar tu huella. Me alegro que te ha gustado. Mis abrazos sinceros.

[Rosa Marzal]

Hay momentos en los que la existencia es una herida honda, días que pesan demasiado... Un poema conmovedor y magnífico, querido amigo.

Mis sinceros aplausos, Marius.

Abrazos.

[Marius Gabureanu]

Muchas gracias, querida amiga por hacer sentida tu presencia. Me alegro que te ha gustado. Sí, desafortunadamente los días pesan demasiado, a veces. Muchos abrazos, Rosa.

[Luis M]

por favor, decidme.
Si alguien más
sufre de terremotos
al parpadear


Puedo decir que la felicidad
me cabe mejor en el cuerpo
desde que la engañé con que soy un girasol.
Pero la cabeza me pesa, madre,
como si hubiese decapitado un ángel
mientras estaba en tu vientre.

Legítima queja en un formato poético realmente atractivo e ingenioso. Me gustó mucho, querido amigo. Un fuerte abrazo.

[Silvia Savall]

Soy tan delgado, últimamente,
que no le veo uso al espejo
ni al nombre de los días.
Y lo peor de todo
es que mi lengua
está delgada también.
Me cuesta decir hola.
Me hiere el pez
del acuario, cuando salta
para hacerse notar.
Es que he dejado de comer
en un martes
por la única razón
de que era martes.
Si alguien más
tiene mariposas en el sótano,
por favor, decidme.
Si alguien más
sufre de terremotos
al parpadear, también.
Mi sombra me deja soñar
que los relojes no sirven.
No tengo otra sombra
que la mía,
apenas lo vengo a notar
y es perezosa,
la joden mis latidos
que ya no suceden de uno en uno
sino de cuarto en cuarto.
Puedo decir que la felicidad
me cabe mejor en el cuerpo
desde que la engañé con que soy un girasol.
Pero la cabeza me pesa, madre,
como si hubiese decapitado un ángel
mientras estaba en tu vientre.

Sinceramente, no sé que decirte. Todo el poema es de una belleza extraordinaria. El cierre arrebatador. Como ya te dije calas hondo compañero.
Besitos.

[Mario Martínez]

Hola Marius.

Excelente este poema, compañero. Y sorprendente también por la forma, tanto de expresión como de cierre. Me encantó. Un abrazo.

Mario

[Armilo Brotón]

Pues así es mi estimado Marius y lo has expresado de forma bella e inteligente. La mejor dieta, la más atroz y mortífera, es el asombro diario, la capacidad de dolernos: ¡qué hijueputas dioses!
Un abrazo grande.

[Pilar Morte]

Todo el poema llega pero el cierre es magnífico. Un gusto pasar por tus estupendos versos
Abrazos
Pilar

[Francisco López Delgado]

Tus poemas me sorprenden siempre, pero éste, me ha provocado un montón de emociones. Tienes una forma de ver y contar las cosas muy diferente a lo habitual. Gracias por compartirlo con nosotros. Recibe un fuerte abrazo.

[E. R. Aristy]

Soy tan delgado, últimamente,
que no le veo uso al espejo
ni al nombre de los días.
Y lo peor de todo
es que mi lengua
está delgada también.
Me cuesta decir hola.
Me hiere el pez
del acuario, cuando salta
para hacerse notar.
Es que he dejado de comer
en un martes
por la única razón
de que era martes.
Si alguien más
tiene mariposas en el sótano,
por favor, decidme.
Si alguien más
sufre de terremotos
al parpadear, también.
Mi sombra me deja soñar
que los relojes no sirven.
No tengo otra sombra
que la mía,
apenas lo vengo a notar
y es perezosa,
la joden mis latidos
que ya no suceden de uno en uno
sino de cuarto en cuarto.
Puedo decir que la felicidad
me cabe mejor en el cuerpo
desde que la engañé con que soy un girasol.
Pero la cabeza me pesa, madre,
como si hubiese decapitado un ángel
mientras estaba en tu vientre.

Me gusta mucho tu libertad poética Marius, es refrescante y llega hondo. Hay heridas filosóficas muy hondas y muertas de hambre, ERA

[Guillermo Cumar.]

Un poema grueso por adentro amparado por la delgadez de afuera. Todo un zigzag abierto para mantener fuerte el dilema
de la purga.

Un abrazo