que deshila leyendas junto al fuego
Vicente Martín
Hace lunas, que el asombro huyó de mis ojos
alejando de ellos aquel pasmo cándido de la niñez.
Solo la evocación de aquellos cuentos, narrados junto al brasero,
el calor y la voz de mi padre, perfilan una sonrisa en mi rostro
y en el alma, una melancólica añoranza.
En lunas viejas, dejé de ser la niña que admiraba todo,
que abría sus ojos de par en par, queriendo encontrar
realidad en las leyendas que oía,
niña que creaba sueños,
que ansiaba recibir cartas inesperadas,
que pensaba que todos los paisajes eran para mí,
y que hasta los árboles me abrazaban.
Hoy hay espacios alargados entre realidad y sueños,
profundas oquedades donde maceran las utopías,
sin embargo el campo está lleno de trigales,
amapolas,
margaritas,
esparcen su bello aroma la hierbabuena,
laurel, tomillo y romero,
allí, donde las naranjas son agridulces
y el mar mece en las olas mi cuerpo.
C. Parra