No más cumpleaños

[Óscar Distéfano]

No más cumpleaños

En la adolescencia querías ser poeta,
pero tu pelo enmarañado no caía sobre tus ojos,
te era improbable poseer el bastón y la pipa del dandi,
y la milanesa de lomo de buey con ensalada rusa
era insustituible y aumentaba siempre tu hambre.
Masticabas con soberbia de tigre en la sabana.
Te adentrabas en la sangre como un tiburón ciego
que vence todos los arpones del mundo.

Hoy tu viuda madre lleva ya ochenta y coma de años,
y luce espléndida aunque ella sostiene lo contrario:
sólo quiere hablar de achaques, de huesos doloridos,
de los árboles que siguen charlando en el patio,
de tu indiferencia a las amenazas bíblicas,
de la divinidad que le acogerá in límine.
Y recupera a su padre (tu abuelo asesinado) en un tango
donde el bandoneón destroza una copa de vino.

Eres ahora el dueño de la mansión que va perdiendo
su glamour, su fascinación de élite,
y provoca fugarse a pie a las bellas maniquíes,
a las frías cucarachas que huyen de la adversidad,
de las risas fingidoras en los cumpleaños sin whisky.
Holgar es un trabajo, una tarea heroica, un canto de rana
en la laguna que va secándose sin piedad, «oh, socorro:
no dejemos que su ruina se convierta en agonía;
respetemos su música donde, nota tras nota,
lucha sobre las cuerdas de su pobre guitarra».

Tus padres soñaban que serías alguien en la vida:
un sorprendente campeón surgido de la modesta casita;
pero tenían las manos blandas, el ritmo blando
que te llevó a la pena de dudar de tus sandalias.
Tus ambiciones hoy se toman su santo día libre
y recogen las aguas que llegan de la negra suerte,
del gen que te exige emular la memoria de tu padre,
mientras comprendes cómo en su redimida vejez
le gustaban más y más las púberes muchachas;
y cómo, tibias todavía por la edad, con leve olor
a lavanda, ellas siguen mostrando en los cumpleaños
sus gracias, sus muslos blancos.

[Luis M]

Masticabas con soberbia de tigre en la sabana.
Te adentrabas en la sangre como un tiburón ciego
que vence todos los arpones del mundo.



Eres ahora el dueño de la mansión que va perdiendo
su glamur, su fascinación de élite,
y provoca fugarse a pie a las bellas maniquíes,
a las frías cucarachas que huyen de la adversidad,
de las risas fingidoras en los cumpleaños sin wiski.
Holgar es un trabajo, una tarea heroica, un canto de rana
en la laguna que va secándose sin piedad

Un poema hermoso y muy interesante, Óscar. El paso del tiempo, nuestros seres queridos y su influencia en nosotros... Destaco estos versos y el cierre, pero todo el poema es excelente. Mis felicitaciones y abrazo, amigo.

[Marius Gabureanu]

Estimado amigo, me ha gustado mucho. Para destacar algo, sin desmerecer los otros versos, destaco la segunda estrofa en su totalidad, por todo cuanto dice, y la última estrofa empezando por Tus ambiciones...Me he dejado contagiar por Luis, en eso de destacar, pero destaqué otra cosa. Eso de belleza en poesía es lo que a uno le llega hondamente, le despierta recuerdos o lo hace reflexionar. Muchos abrazos.

[Jerónimo Muñoz]

¿Sabes, Óscar? Yo no puedo realzar unos u otros versos. Yo me adentro en el poema y dejo que me envuelva y que me haga cosquillas en el alma. Claro es que esto no se consigue con todos los poemas del mundo. Pero este tuyo ha llegado a cubrirme de recuerdos nostálgicos, tiene para mí el poder de penetrarme, de lavar mis entrañas para salir más limpio, de emocionarme.
Te felicito, maestro. Recibe mi abrazo de afecto y admiración.
Jerónimo

[Guillermo Cumar.]

Acabo de pasar por una lección de vida muy resuelta y enterada de lo que afecta y engrandece. Desde abajo vas subiendo
como el ánimo crecido de los padres blandos por donde la suerte echada va bajando sin ánimo de lucro.

Mis felicitaciones. Me gustaron el fin y el medio desde el principio.

Un abrazo

[Hallie Hernández Alfaro]

Magnífico poema, Óscar; me ha encantado de principio a fin.

En pie para los aplausos.

[J. J. Martínez Ferreiro]

Magnífico y entrañable homenaje a la ternura, a la nostalgia, al recuerdo imborrable de aquellos, los nuestros, los más queridos.

Todo un placer de lectura, amigo Óscar.

Un abrazo.

[Silvia Savall]

No más cumpleaños

En la adolescencia querías ser poeta,
pero tu pelo enmarañado no caía sobre tus ojos,
te era improbable poseer el bastón y la pipa del dandi,
y la milanesa de lomo de buey con ensalada rusa
era insustituible y aumentaba siempre tu hambre.
Masticabas con soberbia de tigre en la sabana.
Te adentrabas en la sangre como un tiburón ciego
que vence todos los arpones del mundo.

Hoy tu viuda madre lleva ya ochenta y coma de años,
y luce espléndida aunque ella sostiene lo contrario:
sólo quiere hablar de achaques, de huesos doloridos,
de los árboles que siguen charlando en el patio,
de tu indiferencia a las amenazas bíblicas,
de la divinidad que le acogerá in límine.
Y recupera a su padre (tu abuelo asesinado) en un tango
donde el bandoneón destroza una copa de vino.

Eres ahora el dueño de la mansión que va perdiendo
su glamur, su fascinación de élite,
y provoca fugarse a pie a las bellas maniquíes,
a las frías cucarachas que huyen de la adversidad,
de las risas fingidoras en los cumpleaños sin wiski.
Holgar es un trabajo, una tarea heroica, un canto de rana
en la laguna que va secándose sin piedad, “oh, socorro:
no dejemos que su ruina se convierta en agonía,
respetemos su música donde va nota tras nota
luchando sobre las cuerdas de su pobre guitarra”.

Tus padres soñaban que serías alguien en la vida:
un sorprendente campeón surgido de la modesta casita;
pero tenían las manos blandas, el ritmo blando
que te llevó a la pena de dudar de tus sandalias.
Tus ambiciones hoy se toman su santo día libre
y recogen las aguas que llegan de la negra suerte,
del gen que te exige emular la memoria de tu padre,
mientras comprendes cómo en su redimida vejez
le gustaban más y más las púberes muchachas;
y cómo, tibias todavía por la edad, con leve olor
a lavanda, ellas mostraban en los cumpleaños
sus gracias, sus muslos blancos.

Óscar, todo el poema es excelente y con un lirismo que traspasa el alma.
Te aplaudo, me encantó estar aquí.
Abrazos compañero.

[Pilar Morte]

Un poema del que se sale reflexivo y con ese gusto entrañable de un poema que llega. Un gusto leerte
Besos
Pilar

[Óscar Distéfano]

Un poema hermoso y muy interesante, Óscar. El paso del tiempo, nuestros seres queridos y su influencia en nosotros... Destaco estos versos y el cierre, pero todo el poema es excelente. Mis felicitaciones y abrazo, amigo.

Gracias, compañero, por los conceptos vertidos, y porque hayas encontrado versos de algún valor que te hayan llegado. Es un gran estímulo tenerte en este post.

Un abrazo.
Óscar

[Rosario Martín]

No más cumpleaños

En la adolescencia querías ser poeta,
pero tu pelo enmarañado no caía sobre tus ojos,
te era improbable poseer el bastón y la pipa del dandi,
y la milanesa de lomo de buey con ensalada rusa
era insustituible y aumentaba siempre tu hambre.
Masticabas con soberbia de tigre en la sabana.
Te adentrabas en la sangre como un tiburón ciego
que vence todos los arpones del mundo.

Hoy tu viuda madre lleva ya ochenta y coma de años,
y luce espléndida aunque ella sostiene lo contrario:
sólo quiere hablar de achaques, de huesos doloridos,
de los árboles que siguen charlando en el patio,
de tu indiferencia a las amenazas bíblicas,
de la divinidad que le acogerá in límine.
Y recupera a su padre (tu abuelo asesinado) en un tango
donde el bandoneón destroza una copa de vino.

Eres ahora el dueño de la mansión que va perdiendo
su glamur, su fascinación de élite,
y provoca fugarse a pie a las bellas maniquíes,
a las frías cucarachas que huyen de la adversidad,
de las risas fingidoras en los cumpleaños sin wiski.
Holgar es un trabajo, una tarea heroica, un canto de rana
en la laguna que va secándose sin piedad, “oh, socorro:
no dejemos que su ruina se convierta en agonía,
respetemos su música donde va nota tras nota
luchando sobre las cuerdas de su pobre guitarra”.

Tus padres soñaban que serías alguien en la vida:
un sorprendente campeón surgido de la modesta casita;
pero tenían las manos blandas, el ritmo blando
que te llevó a la pena de dudar de tus sandalias.
Tus ambiciones hoy se toman su santo día libre
y recogen las aguas que llegan de la negra suerte,
del gen que te exige emular la memoria de tu padre,
mientras comprendes cómo en su redimida vejez
le gustaban más y más las púberes muchachas;
y cómo, tibias todavía por la edad, con leve olor
a lavanda, ellas mostraban en los cumpleaños
sus gracias, sus muslos blancos.

Qué maravilla, compañero,genial...
No puedo elegir una estrofa en especial, ni un verso,
en un poema que atrapa desde el título
hasta los muslos blancos.
Un placer de lectura que invita a volver.
Un abrazo

[Francisco López Delgado]

¡Òscar, no se puede escribir mejor! Tu poema , fluye armoniosamente atrapando la atención y acariciando el alma hasta sublimarla de emoción . ¡Oh qué bello! Gracias por compartir tu talento. Recibe un fuerte abrazo.

[Óscar Distéfano]

Estimado amigo, me ha gustado mucho. Para destacar algo, sin desmerecer los otros versos, destaco la segunda estrofa en su totalidad, por todo cuanto dice, y la última estrofa empezando por Tus ambiciones...Me he dejado contagiar por Luis, en eso de destacar, pero destaqué otra cosa. Eso de belleza en poesía es lo que a uno le llega hondamente, le despierta recuerdos o lo hace reflexionar. Muchos abrazos.

Gracias, Marius. Es muy importante para mí lo que dices. Has destacado párrafor distintos a lo que Luis ha destacado: eso significa que el poema ha llegado a ambos por distintos caminos. Esto me resulta altamente estimulante.

Un abrazo de amistad.
Óscar

[Óscar Distéfano]

¿Sabes, Óscar? Yo no puedo realzar unos u otros versos. Yo me adentro en el poema y dejo que me envuelva y que me haga cosquillas en el alma. Claro es que esto no se consigue con todos los poemas del mundo. Pero este tuyo ha llegado a cubrirme de recuerdos nostálgicos, tiene para mí el poder de penetrarme, de lavar mis entrañas para salir más limpio, de emocionarme.
Te felicito, maestro. Recibe mi abrazo de afecto y admiración.
Jerónimo

Es todo un honor constatar que el poema pudo provocar en ti esas sensaciones, estimado poeta. Creo que una de las razones de la poesía es, justamente, eso: hacer que un cambio, por muy pequeño que sea, se produzca en el espíritu, en la psiquis del lector. Eres muy amable para confiarme tus emociones sinceras.

Un abrazo fuerte.
Óscar

[Armilo Brotón]

Después de varias lecturas, mi estimado Óscar, sigue quedándome con más fuerza ese gusto del recuerdo nostálgico, del repaso a ciertas páginas de nuestra vida que nos ayudan a comparar lo que somos y lo que queríamos ser, y también de dónde parten nuestros gustos y aficiones a la manera culterana de Góngora. Finalmente yo he podido comprobar que todo se puede compatibilizar como bien demuestras en estos versos impecables.
Un abrazo