Lacito rosa (P.E.)-

[Víctor F. Mallada]

Lacito rosa

En una calle angosta, bullanguera
de una ciudad lejana en la memoria
se insinuaba en silencio:
colgaba un lacito rosa entre índice y pulgar
y lo movía cual péndulo
a la altura de una pelvis en escorzo.

Era su especialidad:
magister en prolongar erguimientos
con la ayuda inestimable de un trópico
de los que hierven la sangre
y no te dejan pensar.

¡Cuántas interioridades holladas
por ese lazo insidioso!
¡Cuantas fatigas paradas con un sutil zarandeo!
Siempre en control; sabiendo elegir
el tempo y sus composturas;

Y uno, que en muchos momentos,
sólo calza sus recuerdos,
se pone la soga cuello
cual ahorcado que elige su penitencia en silencio,
porque, a la postre, querida,
¿qué importa quién mueve viento si te mece en su placer?

Que las olas llegan solas;
que la vida es algo más
que un sueño del que despiertas,
aunque uno, a veces, quiera
quedarse en el duermevela de revivir fantasías
entre sábanas de raso junto a un lazo rosa inerte
que te recuerda el deleite de un juego en el que apostaste
una tarde en un lugar bien lejano en la memoria.



Víctor F. Mallada

[Armilo Brotón]

Mi estimado Víctor, como decía Lorca en su poema "La sangre derramada": ¡Que no quiero verla!
Que no quiero ver la última estrofa para que, por Dios, no sea un sueño y me digas dónde queda ese night club del que hablas. Tú que tienes tanto recorrido, dime dónde se contonea esa ninfa para ahorcarme yo también con el lacito; que aunque sea rosa o verde esperanza, si el cielo es la recompensa, como un mártir del cristo de los deseos he de inmolarme e ir presuroso a degustar esa amarga copa.

Un abrazo

[Pilar Morte]

Un poema de fino erotismo y bien escrito . Me gustó .
Besos
Pilar

[Pablo Ibáñez]

Sí, muy fino este poema, Víctor, muy bien trabajados los detalles, la manera cómo la potencia de la evocación se engarza a ellos, muy bien definido el mecanismo memorístico. El ritmo muy bien traído como siempre, y más ambicioso, con más aristas de riesgo (o más canalla) que en otras ocasiones, por ejemplo aquí:

magister en prolongar erguimientos

No son habituales en Víctor Mallada --tan fluido--, estos escorzos. A mí me encanta que la gente se tire al monte.

Me ha encantado, amigo.
Un abrazo.

[Rafel Calle]

Hermoso e interesante trabajo de Víctor.

[Carlos Justino Caballero]

Lacito rosa

En una calle angosta, bullanguera
de una ciudad lejana en la memoria
se insinuaba en silencio:
colgaba un lacito rosa entre índice y pulgar
y lo movía cual péndulo
a la altura de una pelvis en escorzo.

Era su especialidad:
magister en prolongar erguimientos
con la ayuda inestimable de un trópico
de los que hierven la sangre
y no te dejan pensar.

¡Cuántas interioridades holladas
por ese lazo insidioso!
¡Cuantas fatigas paradas con un sutil zarandeo!
Siempre en control; sabiendo elegir
el tempo y sus composturas;

Y uno, que en muchos momentos,
sólo calza sus recuerdos,
se pone la soga cuello
cual ahorcado que elige su penitencia en silencio,
porque, a la postre, querida,
¿qué importa quién mueve viento si te mece en su placer?

Que las olas llegan solas;
que la vida es algo más
que un sueño del que despiertas,
aunque uno, a veces, quiera
quedarse en el duermevela de revivir fantasías
entre sábanas de raso junto a un lazo rosa inerte
que te recuerda el deleite de un juego en el que apostaste
una tarde en un lugar bien lejano en la memoria.



Víctor F. Mallada

Sutil en su erotismo, explícito en belleza el poema que me acaba de deleitar, Víctor. Un abrazo!

[Víctor F. Mallada]

Gracias, Armilo, por este hermoso comentario. Me has hecho sonreír y eso es de agradecer. Efectivamente, en Oriente nos dan mil vueltas cuando se trata de jugar a ciertas cosas. Pareciera que Occidente quisiera compensar tanto siglo perdido a base de farmacopea. En fin, que no hace falta ir tan lejos si la dicha es buena.

Un abrazo fuerte,


Víctor

[Víctor F. Mallada]

Un poema de fino erotismo y bien escrito . Me gustó .
Besos
Pilar

Gracias, Pilar, por estar al quite tan temprano.

Un abrazo, maña.


Víctor

[Víctor F. Mallada]

Gracias, Pablo, por entrar en esa parte técnica de un escrito; algo que siempre es difícil y que implica un buen corazón en quien así se moja.

Un abrazo fuerte,


Víctor

[Silvia Savall]

Lacito rosa

En una calle angosta, bullanguera
de una ciudad lejana en la memoria
se insinuaba en silencio:
colgaba un lacito rosa entre índice y pulgar
y lo movía cual péndulo
a la altura de una pelvis en escorzo.

Era su especialidad:
magister en prolongar erguimientos
con la ayuda inestimable de un trópico
de los que hierven la sangre
y no te dejan pensar.

¡Cuántas interioridades holladas
por ese lazo insidioso!
¡Cuantas fatigas paradas con un sutil zarandeo!
Siempre en control; sabiendo elegir
el tempo y sus composturas;

Y uno, que en muchos momentos,
sólo calza sus recuerdos,
se pone la soga cuello
cual ahorcado que elige su penitencia en silencio,
porque, a la postre, querida,
¿qué importa quién mueve viento si te mece en su placer?

Que las olas llegan solas;
que la vida es algo más
que un sueño del que despiertas,
aunque uno, a veces, quiera
quedarse en el duermevela de revivir fantasías
entre sábanas de raso junto a un lazo rosa inerte
que te recuerda el deleite de un juego en el que apostaste
una tarde en un lugar bien lejano en la memoria.



Víctor F. Mallada

Un gusto descubrir este poema de fino erotismo.
Gracias y mi abrazo.

[Ventura Morón]

Te imagino recitando esto amigo Victor. Deteniéndote, haciendo énfasis en donde los versos crecen, trayendo despacio algún silencio. Y es que tiene su morbo este lacito rosa, a mi me ha parecido verlo, y me han dado ganas de destrenzarlo. Me gusta mucho como siempre el ritmo, coincido con Pablo en ese plus que por la propia temática se añade al poema, dándole brío y picardía. Muy bueno.
Abrazo fuerte

[E. R. Aristy]

Lacito rosa

En una calle angosta, bullanguera
de una ciudad lejana en la memoria
se insinuaba en silencio:
colgaba un lacito rosa entre índice y pulgar
y lo movía cual péndulo
a la altura de una pelvis en escorzo.

Era su especialidad:
magister en prolongar erguimientos
con la ayuda inestimable de un trópico
de los que hierven la sangre
y no te dejan pensar.

¡Cuántas interioridades holladas
por ese lazo insidioso!
¡Cuantas fatigas paradas con un sutil zarandeo!
Siempre en control; sabiendo elegir
el tempo y sus composturas;

Y uno, que en muchos momentos,
sólo calza sus recuerdos,
se pone la soga cuello
cual ahorcado que elige su penitencia en silencio,
porque, a la postre, querida,
¿qué importa quién mueve viento si te mece en su placer?

Que las olas llegan solas;
que la vida es algo más
que un sueño del que despiertas,
aunque uno, a veces, quiera
quedarse en el duermevela de revivir fantasías
entre sábanas de raso junto a un lazo rosa inerte
que te recuerda el deleite de un juego en el que apostaste
una tarde en un lugar bien lejano en la memoria.



Víctor F. Mallada

Me ha gustado mucho este teatro intimo, de fino erotismo, Victor. ERA

[Víctor F. Mallada]

Gracias, jefe.

Un abrazo,

Víctor

[Víctor F. Mallada]

Gracias, Carlos, por dejar esta huella tan hermosa en el poema.

Un abrazo,


Víctor

[Guillermo Cumar.]

Un tanto escondido el erotismo para ungir la sangre del placer y sus insinuaciones. La inspiración potente y licenciosa.

un abrazo