La Editorial Alaire, auspiciada por la Academia de Poesía Alaire, pone gratuitamente a disposición de sus foristas registrados, varios foros de poesía, prosa literaria, debates…, para que puedan publicar sus obras e interactuar entre ellos, así como, la tienda de libros donde se muestran las publicaciones, tanto en papel como en formato digital, estos mediante descarga gratuita. La razón de ser de nuestros foros se centra en promocionar la poesía, mediante las obras de los autores que participan en la plataforma de la Academia de Poesía Alaire. La promoción de la poesía, a nivel del mundo de habla hispana, conlleva una enorme responsabilidad, por ello, pedimos la máxima implicación de todos los miembros de Alaire. Vale recordar al gran maestro Dumas: uno para todos y todos para uno. Muchas gracias por todo, queridos compañeros.
Sunt lacrimae rerum et mentem mortalia tangunt (Virgilio).
En tiesa despedida, di-
me tu adiós, hermano ni-
ño, dispersos y fatales tus si-
lenciosos brazos.
Viajero sin retorno, sin
lágrimas, sin
tiempo, con tus
manos vacías en la suer-
te, así como los pétalos que mu-
dos se abandonan al
insensible viento.
Tu cuerpo que penetra ya en la no-
che con tus ojos cerrándose al cami-
no, con tus manos inmóviles, cruza-
das, marmóreo y ausente, pri-
vado ya de lunas y crisá-
lidas que fluyen de la vida, pri-
vado de la risa a carcajadas, pri-
vado ya del tacto y del contac-
to, y con la lluvia dán-
dote la espal-
da.
Dime el adiós, compin-
che, y déjame el vacío de
tus zapatos, tu ausencia sin refu-
gio, el rostro que me mi-
ra en el desti-
no.
Déjame re-
cubrir tus ojos quie-
tos y lamentar tu vida con mi vi-
da, y déjame mirarte en el espe-
jo de nuestra compañía, y
déjame esperar que la espe-
ranza me pueble de celes-
tes avenidas que lleguen hasta el
parque donde jue-
ga tu alma peregri-
na.
Dime el adiós y vete, ni-
ño dormido, antes que la concien-
cia —su mágica elocuencia—,
decida por las noches pre-
sentarse, mucho antes que la tie-
rra adormecida ele-
ve dolorida su fragan-
cia.
Di-
me pronto el
adiós,
herma-
no mío
—que
las
cosas
empiezan
a
llorar—,
¡y vete!
La compasión es la manifestación civilizada del desprecio.
Conmovedora elegía, mi querido Óscar. No sólo por su eviedente naturaleza.
La rigurosidad del poeta no cede espacio a la emotividad que se desborda de sus cauces,
todo está expresado en esa despedida con la pulcritud de una lírica solemne.
Sorprende la presencia entre sus versos del signo de la muerte, interruptor de vidas y palabras.
Mi felicitación y un abrazo solidario por la pérdida.
Te presento a mi padre, el que está a su lado es mi hijo.
Si los sumas y divides entre dos, obtendrás su promedio...
ese soy yo. Mucho gusto!
Óscar, este poema es muy bello, tan doliente como el primer día; consigues en su forma el llanto que pausa porque la pena lo envuelve.
Me ha gustado mucho el color de la tinta que has usado; un tono implacable y entregado.
La consciencia ante lo efímero, la pendiente de sus desgarros...
Abrazo fuerte, amigo; gracias por compartir.
"Algo, en este tan vasto como innecesario universo,
ha de tener sentido: ninguna ecuación diferencial
siente. Pero, se sabe, en el principio
fue dicho: hágase la luz; y abrimos los ojos."
Qué sensaciones de tristeza penden de la inspiración dolida, amigo Oscar. Las lágrimas van rondando en el cortado de los versos
que desunen lo descrito y aúnan lo sentido. Qué lujosa es la estructura reunida al compás de los finales y principios, o a la inversa,
de los versos
La lectura casi no lo nota, aunque una eterna despedida ya está apunto de bien ser manifestada con poética lúcida y lucida.
Sunt lacrimae rerum et mentem mortalia tangunt (Virgilio).
En tiesa despedida, di-
me tu adiós, hermano ni-
ño, dispersos y fatales tus si-
lenciosos brazos.
Viajero sin retorno, sin
lágrimas, sin
tiempo, con tus
manos vacías en la suer-
te, así como los pétalos que mu-
dos se abandonan al
insensible viento.
Tu cuerpo que penetra ya en la no-
che con tus ojos cerrándose al cami-
no, con tus manos inmóviles, cruza-
das, marmóreo y ausente, pri-
vado ya de lunas y crisá-
lidas que fluyen de la vida, pri-
vado de la risa a carcajadas, pri-
vado ya del tacto y del contac-
to, y con la lluvia dán-
dote la espal-
da.
Dime el adiós, compin-
che, y déjame el vacío de
tus zapatos, tu ausencia sin refu-
gio, el rostro que me mi-
ra en el desti-
no.
Déjame re-
cubrir tus ojos quie-
tos y lamentar tu vida con mi vi-
da, y déjame mirarte en el espe-
jo de nuestra compañía, y
déjame esperar que la espe-
ranza me pueble de celes-
tes avenidas que lleguen hasta el
parque donde jue-
ga tu alma peregri-
na.
Dime el adiós y vete, ni-
ño dormido, antes que la concien-
cia —su mágica elocuencia—,
decida por las noches pre-
sentarse, mucho antes que la tie-
rra adormecida ele-
ve dolorida su fragan-
cia.
Di-
me pronto el
adiós,
herma-
no mío
—que
las
cosas
empiezan
a
llorar—,
¡y vete!
Gracias Oscar por compartir, el dolor con tu estilo impecable.
Un abrazo allá contigo.-
Porque después de todo he comprendido
por lo que el árbol tiene de florido
vive de lo que tiene sepultado.
Francisco Luis Bernárdez
me parece una pasada, amigo. Me ha gustado muchísimo. Me ha encantado el recurso de los finales guionados, una maniobra de encabalgamiento radical muy arriesgada y que ha dado un resultado espectacular, en mi opinión. La sensación es un aliento entrecortado, sollozante, casi un hipo, del que llora la muerte de un hermano. Ese ritmo entrecortado contribuye decisivamente a la trasmisión del duelo, del desconsuelo, resultando, en combinación con las palabras de tono elegiaco, una emoción acongojante.
Arturo Rodríguez Milliet escribió:Conmovedora elegía, mi querido Óscar. No sólo por su eviedente naturaleza.
La rigurosidad del poeta no cede espacio a la emotividad que se desborda de sus cauces,
todo está expresado en esa despedida con la pulcritud de una lírica solemne.
Sorprende la presencia entre sus versos del signo de la muerte, interruptor de vidas y palabras.
Mi felicitación y un abrazo solidario por la pérdida.
Gracias, amigo, por tu apoyo. Aquí, en este foro, estamos siempre buscando formas de expresión que lleguen al corazón del lector. Al menos, esa es mi intención en este poema.
Un abrazo grande.
Óscar
La compasión es la manifestación civilizada del desprecio.
Hallie Hernández Alfaro escribió:Óscar, este poema es muy bello, tan doliente como el primer día; consigues en su forma el llanto que pausa porque la pena lo envuelve.
Me ha gustado mucho el color de la tinta que has usado; un tono implacable y entregado.
La consciencia ante lo efímero, la pendiente de sus desgarros...
Abrazo fuerte, amigo; gracias por compartir.
Gracias, Hallie. Te agradezco el apoyo, las consideraciones hacia este texto muy intimista.
Un abrazo.
Óscar
La compasión es la manifestación civilizada del desprecio.
Guillermo Cuesta escribió:Qué sensaciones de tristeza penden de la inspiración dolida, amigo Oscar. Las lágrimas van rondando en el cortado de los versos
que desunen lo descrito y aúnan lo sentido. Qué lujosa es la estructura reunida al compás de los finales y principios, o a la inversa,
de los versos
La lectura casi no lo nota, aunque una eterna despedida ya está apunto de bien ser manifestada con poética lúcida y lucida.
un abrazo
Muy agradecido quedo, amigo, de tus palabras. Este poema es el símbolo de un dolor interminable. Me ha llevado mucho tiempo lograr la forma actual.
Un abrazo grande.
Óscar
La compasión es la manifestación civilizada del desprecio.
me parece una pasada, amigo. Me ha gustado muchísimo. Me ha encantado el recurso de los finales guionados, una maniobra de encabalgamiento radical muy arriesgada y que ha dado un resultado espectacular, en mi opinión. La sensación es un aliento entrecortado, sollozante, casi un hipo, del que llora la muerte de un hermano. Ese ritmo entrecortado contribuye decisivamente a la trasmisión del duelo, del desconsuelo, resultando, en combinación con las palabras de tono elegiaco, una emoción acongojante.
A mí me ha encantado, amigo.
Te mando un abrazo enorme.
Gracias, Pablo. Tu comentario es una alegría para mí. Ese experimento en la forma ha llegado a ser visible. Así, pues, el efecto causado me produce una sensación de haber logrado un objetivo. Eres un gran observador y un gran poeta.
Abrazos.
Óscar
La compasión es la manifestación civilizada del desprecio.