El vigilante

[Raul Muñoz]

Aquel manso vino manchando la frente; el rumor de la sangre por toda misa;
el cuerpo incomprensible, infatigable mente resuelta por la hondura del agua;
canto del frío arrancando banderas mientras un límite inexistente me señala

y tal vez sea el segundero empotrado a la lluvia, parecido a un Ángel sin pan
tan dichoso al olvidar los motivos que me llevaron a encontrarme.

Antes del solsticio contemplaba escudos inamovibles pero nunca preguntaba
a qué se debía aquel abandono de la tierra, la ingravidez de aquella serpiente
alimentándose de las tripas mientras luchaba por desprenderme del miedo;
más acá del sol todo era una angustia, indeterminada, buscando mi rostro.

Tuve que errar un presagio: sin responder por un nombre callaba mi orgullo.
Entonces andaba más adentro y tampoco reconocía mis pasos, pero amaba
la voz inconsistente de la nostalgia, crecida como la hiedra por aquel muro
donde siempre me lamentaba, sin encontrar respuesta alguna, hasta que,

embriagado, el vigilante bajó la guardia; entonces pude abandonar la guarida
-no sin antes beberme todo el veneno- atravesaba su mirada perdida. Y así
bien hallado por este sueño poco importa quién es quién.

[xaime oroza carballo]

Todo un viaje electrizante por tu sueño dual.
Un abrazo

[Maria Rodriguez]

Un viaje donde deja de importar quien es quien.
Me gustó Raul
Maria

[Juan Cruz Bordoy]

Nos traes un gran poema amigo Raul. Dos miradas se eclipsan en la confusión de una tormenta desencadenada por la mente. El choque de caminos nos deja abierta la puerta de la ilusión para soñar el destino de los quienes que conforman esta historia. Ambos vigilan desde su aparente vigilia el futuro de sus pasos en una vida gris. Aquí, es posible hallar la fusión de dos personas, que actúan quisá como pensamientos.
Todo un placer de lectura.
Saludos,
Juan Cruz.

[Óscar Distéfano]

Un poema onírico y enigmático que, sin embargo, se sigue con interés y emoción. Es una historia de casi pesadilla, donde el hombre lucha síl mismo. Creo que, después de todo, no es una situación ajena a todos nosotros. De alguna manera, nos enfrentamos cada día contra nosotros nuestros terribles guardianes en el presidio de nuestro mundo interior.
Me gustó mucho el ritmo, los versos a modo de versículo, sin perder su cadencia, su lánguida entonación.

Un fuerte abrazo, amigo.
Óscar

[Pilar Morte]

Un poema bien desarrollado en su estilo un poco oscuro, pero que engancha leerlo.
Besos
Pilar

[Guillermo Cumar.]

A la expectativa está el poema para marcar y presentir el logro imaginario que el poeta necesita y busca.

un abrazo

[E. R. Aristy]

Aquel manso vino manchando la frente; el rumor de la sangre por toda misa;
el cuerpo incomprensible, infatigable mente resuelta por la hondura del agua;
canto del frío arrancando banderas mientras un límite inexistente me señala

y tal vez sea el segundero empotrado a la lluvia, parecido a un Ángel sin pan
tan dichoso al olvidar los motivos que me llevaron a encontrarme.

Antes del solsticio contemplaba escudos inamovibles pero nunca preguntaba
a qué se debía aquel abandono de la tierra, la ingravidez de aquella serpiente
alimentándose de las tripas mientras luchaba por desprenderme del miedo;
más acá del sol todo era una angustia, indeterminada, buscando mi rostro.

Tuve que errar un presagio: sin responder por un nombre callaba mi orgullo.
Entonces andaba más adentro y tampoco reconocía mis pasos, pero amaba
la voz inconsistente de la nostalgia, crecida como la hiedra por aquel muro
donde siempre me lamentaba, sin encontrar respuesta alguna, hasta que,

embriagado, el vigilante bajó la guardia; entonces pude abandonar la guarida
-no sin antes beberme todo el veneno- atravesaba su mirada perdida. Y así
bien hallado por este sueño poco importa quién es quién.

Una vez soné que iba cruzando una intersección populosa de lado a lado, cuando empezamos a cruzar un hombre del otro lado apresuró su paso dirigido a mí y sacó un puñal justo cuando nos encontrabámos en el cruce atestado, al cambiar la luz del semáforo, quedamos los dos tendidos sobre la calle. Quién mató a quién?

Me parece extraordinario tu bello y diciente poema, Raúl. En la estrofa de cierre encontramos la intensa sugerencia del punto ciego de los cruces. En ese momento de escape no importa quién es quién, pero subsecuentemente la victoria es del bien, y el bien viene envuelto de muchos males. Un poema para disectar y reflexionar. Abrazos, ERA

[Raul Muñoz]

Todo un viaje electrizante por tu sueño dual.
Un abrazo

Gracias Xaime, me alegro de que te llegue.

Un abrazo.

[Raul Muñoz]

Un viaje donde deja de importar quien es quien.
Me gustó Raul
Maria

Gracias Maria por leerme.

Un abrazo