Ven a verme

[M. Sánchez]

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[Óscar Distéfano]

Regresa.
Ven a verme.
Aprovecha el momento
en el que la grandeza no haya sido inventada
y el busto de la estatua vuelve a tener autor.

Siempre existe un viaje donde encontrar,
a solas,
dos naranjas y un blus.

Como el alma que enfría las cenizas.
Igual que el mensajero que ha guiado a los buitres.
Yo he sabido cambiar mi corazón.

Fuiste eterna
mientras a mi veneno
le duró
la ola en una playa,
el alcohol en el vino,
la sangre embravecida de un poema en el mar.

Con tu incesante selva de banderas
no supiste jamás
amanecer sin pájaros.

Me enseñaste
que al comprender el mundo
comienza lo imposible.

Que lo que vas buscando se alimenta de ti.

Que no siempre se puede vaciar el lenguaje
sin que por eso pierda
la noche su verdad.

Pasar como el silbido de una espada:
eso quisiste hacer.

Ciertamente, tu poesía tiene una característica única, un derroche de paradojas que agradan. Estuvo brillante la descripción del carácter, de la personalidad de esa difícil mujer. Albricias.

Un abrazo grande, amigo.
Óscar

[Concha Vidal]

Por ejemplo esta estrofa Manuel:
"...Con tu incesante selva de banderas
no supiste jamás
amanecer sin pájaros... "

¿Puedes decirme dónde habitan tus musas?

Abrazos mediterráneos.

[Guillermo Cumar.]

Tu sofisticada inspiración gravita por la palabra y por adentro de las metamorfosis metafóricas que invaden y y ocupan los resquicios
y salen alimentadas de imagen y de poesía profunda y buena.

un abrazo.

[M. Sánchez]

Regresa.
Ven a verme.
Aprovecha el momento
en el que la grandeza no haya sido inventada
y el busto de la estatua vuelve a tener autor.

Siempre existe un viaje donde encontrar,
a solas,
dos naranjas y un blus.

Como el alma que enfría las cenizas.
Igual que el mensajero que ha guiado a los buitres.
Yo he sabido cambiar mi corazón.

Fuiste eterna
mientras a mi veneno
le duró
la ola en una playa,
el alcohol en el vino,
la sangre embravecida de un poema en el mar.

Con tu incesante selva de banderas
no supiste jamás
amanecer sin pájaros.

Me enseñaste
que al comprender el mundo
comienza lo imposible.

Que lo que vas buscando se alimenta de ti.

Que no siempre se puede vaciar el lenguaje
sin que por eso pierda
la noche su verdad.

Pasar como el silbido de una espada:
eso quisiste hacer.

Ciertamente, tu poesía tiene una característica única, un derroche de paradojas que agradan. Estuvo brillante la descripción del carácter, de la personalidad de esa difícil mujer. Albricias.

Un abrazo grande, amigo.
Óscar

Me alegra que te haya agradado este poema y que te haya despertado interés la personalidad de una mujer.
Muchas gracias por tu amable comentario.

Un fuerte abrazo, amigo Óscar.

[Pilar Morte]

Me gustan tus poemas y los disfruto, éste tiene las imágenes hermosas que tan bien manejas.
Un placer leerte. Besos

[M. Sánchez]

Por ejemplo esta estrofa Manuel:
"...Con tu incesante selva de banderas
no supiste jamás
amanecer sin pájaros... "

¿Puedes decirme dónde habitan tus musas?

Abrazos mediterráneos.

Ah! eso es un secreto, Concha. De todas formas te digo otro secreto: si supiese donde viven me iría a vivir con ellas.

Un fuerte abrazo, amiga. Muchas gracias por tu comentario.

[M. Sánchez]

Tu sofisticada inspiración gravita por la palabra y por adentro de las metamorfosis metafóricas que invaden y y ocupan los resquicios
y salen alimentadas de imagen y de poesía profunda y buena.

un abrazo.

Guillermo, muchas gracias por tu amable comentario.

Un fuerte abrazo.

[Rafel Calle]

Bello e interesante trabajo de Manuel.

[Marisa Peral]

Regresa.
Ven a verme.
Aprovecha el momento
en el que la grandeza no haya sido inventada
y el busto de la estatua vuelva a tener autor.

Siempre existe un viaje donde encontrar,
a solas,
dos naranjas y un blus.

Como el alma que enfría las cenizas.
Igual que el mensajero que ha guiado a los buitres.
Yo he sabido cambiar mi corazón.

Fuiste eterna
mientras a mi veneno
le duró
la ola en una playa,
el alcohol en el vino,
la sangre embravecida de un poema en el mar.

Con tu incesante selva de banderas
no supiste jamás
amanecer sin pájaros.

Me enseñaste
que al comprender el mundo
comienza lo imposible.

Que lo que vas buscando se alimenta de ti.

Que no siempre se puede vaciar el lenguaje
sin que por eso pierda
la noche su verdad.

Pasar como el silbido de una espada:
eso quisiste hacer.

Poema de alto voltaje, reproches y recriminaciones en versos excelentes, amigo Manuel.
Concha pregunaba que dónde están tus musas... yo me voy a unir a ella para buscarlas.
He resaltado unos versos que me han gustado más en esta primera lectura pero sin el resto del poema no pueden navegar.
Un abrazo, amigo

[M. Sánchez]

Me gustan tus poemas y los disfruto, éste tiene las imágenes hermosas que tan bien manejas.
Un placer leerte. Besos

Me alegra mucho, Pilar. Te doy las gracias por tu lectura.

Un fuerte abrazo.

[Ana Muela Sopeña]

Manuel:

Has escrito un poema excelente. Ese tono agridulce lo has bordado. Dulzura, ensueño, reproches...

Esa mujer esquiva a la que se recuerda con ansia, con ganas de recuperar el tiempo de la dicha, de la magia, del vínculo.

El final... espectacular en su sencillez.

Me ha encantado
Aplausos
Un beso
Ana