El hechizo, capítulo 18 de "La deriva"

Cuentos, historias, relatos, novelas, reportajes y artículos de opinión que no tengan que ver con la poesía, todo dentro de una amplia libertad de expresión y, sobre todo, siempre observando un escrupuloso respeto hacia los intervinientes.

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Ramón Carballal
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El hechizo, capítulo 18 de "La deriva"

Mensaje sin leer por Ramón Carballal »

EL HECHIZO

“Es un bombón. Yo me encargo. No me será difícil embaucarla. Ya me he fijado en como me mira. Tú déjamela a mí”-así le ha dicho en confidencia a su colega Mauro. Carlos, alias Carlito, reconoce enseguida a su presa, es un cazador, un halcón de la noche. Carlos, alias Carlito, no necesita hacer teatro para seducir a una mujer, le basta con el sudor de su piel, ese olor a macho que las vuelve locas, es un triunfador, el primer sexo en estado puro. Carlos, alias Carlito, se sabe irresistible y no se molesta en disimularlo, usa pantalones ajustados de cuero que marcan sus atributos viriles, camisetas transparentes sin mangas que se pegan a sus pectorales como una segunda epidermis , los brazos deformados por bíceps inhumanos le cuelgan desnudos como jamones pata negra, el vientre plano tiene arrugas de tensión contenida por intensas sesiones de abdominales, todo en él es brillo, en su interior se cree una estrella que ilumina el eterno femenino y le da sentido. Carlos, como buen superhombre, es vanidoso, no es de los que dicen piropos a las mujeres: él no tiene más remedio que recibirlos . No ha leído mucho y es una pena, porque en la historia, en la mitología o en la literatura tendría modelos en los que poder fijarse, podría elegir al efebo Antinoo, a Narciso el que se mira en el estanque, quizás le fuera más simpático Hércules o puede ser que quedara prendado por el magnetismo de Dorian Gray o de Tazio , en su defecto, tiene buenos ejemplos en otras artes, ahí está el cine con las películas de acción de Stallone o Swarzenegger , aunque a él, la verdad, le van más los que tienen cierto estilo , mafiosos con carácter como Pacino, del que imita ese mirar intenso , esos gestos displicentes como de perdona vidas y ese aire de macarra italiano, sin duda de estos remedos le viene el mote que le puso Mauro. Carlos se ha encaprichado con Sofía, hemos dicho encaprichado que no enamorado, son cosas diferentes, un capricho es un deseo inflado que estallara como una pompa de jabón cuando se cumpla, el amor es el propio deseo que no se cumplirá jamás. Carlos no puede permitirse el lujo de enamorarse, él lo que hace con el amor es ponerlo a su servicio. A Cupido, su socio predilecto, le ha pedido que dirija el hechizo de sus flechas hacia el inocente corazón de Sofía, el pequeño querubín está tensando el arco, la flecha certera penetrará el sueño de su víctima y hendirá su carne, abrirá la cueva secreta sin que ella se dé cuenta y el sexo de Sofía se derretirá como si fuera mantequilla caliente. Las humedades íntimas son el arma favorita de Carlos, se cuela entre los labios ardientes como un súcubo sonriente, aterriza sobre las ingles de su amante con la suavidad de un rocío tibio, ejercita vientre contra vientre la danza de la cópula perfecta, es completamente natural en sus movimientos y encuentra cumplida respuesta en la cadencia de unas caderas siempre despiertas a las sugerencias de sus diecinueve centímetros, te quiero, no puedo vivir sin ti, la voz de Sofía se desnuda ante su señor, en la cama ,abrazada a su cuerpo musculoso, se siente salvada, protegida y consolada, su mejilla duerme sobre el pecho protector de su amo

-quiero que hagas algo por mí-le dice Carlos besándole el cabello
- lo que tú me pidas, amor
-nos ha fallado una chica en el Samarcanda
-¿eso que es?-pregunta Sofía
-un local que tenemos en la ciudad vieja, te necesito allí
-pero yo ya tengo trabajo
-ese trabajo no es digno de ti, esto es mucho mejor. Tú has nacido para seducir a los hombres, no para servir cafés y menús baratos
-me das miedo Carlos, ¿qué es lo que quieres de mi?-dijo ella mirándole a la cara
-quiero que me ayudes, por ese sitio pasan hombres con los que hacemos negocios importantes. Para que todo salga bien tienen que sentirse a gusto, creamos el ambiente propicio, ya sabes. Algunos son árabes, estos son los que llevamos al Samarcanda, alguien como tú les encantaría, te harían regalos, pasarías noches maravillosas con todo el lujo que te puedas imaginar
- no me gusta, Carlos, yo quiero estar contigo y con nadie más, no me pidas eso
-si vas a estar conmigo, tonta, es solo trabajo, yo voy a estar allí, piensa que será como un juego

Jugar es lo que hacen los niños y algunos mayores, aquellos que no pueden dejar de ser niños. Carlos disfruta con el juego, luego por un simple silogismo diríamos que es un niño, ya saben a Carlos le gusta jugar, jugar es de niños, luego Carlos es un niño. En ese sentido no es de extrañar que se haya prendado de Sofía, por dentro y por fuera, por fuera porque su belleza es evidente y por dentro porque un niño-adulto reconoce enseguida a una niña-adulta y cuando es así lo primero que hacen es ponerse a jugar. Pero el juego que plantea Carlos no convence del todo a Sofía, ella es de muñecas y él es de policías y ladrones, Carlos quiere jugar a ser delincuente y a escapar de la policía en un Ferrari amarillo y la verdad, esto lo asegura Sofía, es que es imposible huir con muñecas, se les mancharían los vestiditos o se perderían por el camino. Son dos niños demasiado marcados por su sexo para poder jugar juntos, ella quisiera contarle una historia de príncipes y princesas y él enseñarle a disparar su bonita metralleta, ella en su historia heredaría por azar de una tía solterona un conjunto de joyas preciosas, él las robaría de una joyería a punta de pistola. Quizá, si jugaran a los médicos lo podrían arreglar pero aunque también juegan a eso, ellos, no se sabe por qué, no lo consideran un juego de niños. Por si esto no fuera argumento suficiente, Sofía tiene una buena disculpa para no jugar ya como una niña: ha dejado los cuentos definitivamente y se ha pasado a la novela romántica. Es la consecuencia lógica de la intensidad del momento. Ha crecido mental y físicamente, de niña a mujer como dice la canción, las heroínas del amor no juegan, se toman todo muy en serio, empezando por sus amantes, y si Carlos se lo pide tendrá que hacerse a la idea de que van a ser muchos, tal vez haya nacido para ser amada, para ser el refugio de esas almas descarriadas que huyen del vacío de sus tristes vidas, teme la desesperación de esos náufragos que arribaran a su orilla esperando el maná de sus dulces ojos, la caricia de su voz grave, la plenitud de un cuerpo firme contra el deterioro de sus carnes colgantes, intercambiaran con ella palabras sobadas por la mentira, gozaran con el desconocimiento simulado que ella aparenta tener de sus vicios, apaciguaran la ira y el hastío en un manantial de besos púberes, se sentirán jóvenes y poderosos. Sofía va a descubrir dentro de si un don, una gracia de la naturaleza. Lo presentía y lo tiene que reconocer, cada uno es como es y ella asume el oropel que la pondrá en manos de la fantasía con total naturalidad, quiere darle a su imaginación un resquicio de realidad, lo que no pudo conseguir con los cuentos infantiles lo quiere conquistar con esta nueva arma, es la colmada madurez de una hembra. Dejará atrás los convencionalismos, las falsas apariencias, se entregará a la pasión de los otros, la utilizará en su provecho, será inteligente como solo lo puede ser quien está por encima de la moral al uso. Carlos le va a enseñar su territorio, y ella dará rienda suelta a sus encantos. Su territorio es su palacio, la Ciudad Vieja. Carlos se la ha pintado como su Medina-zahara y el Samarcanda como su alcoba real, le ha dado consejos prácticos: sé recatada e insinuante a la vez, ponte perfume de lilas o de azahar, coquetea, usa el damasco o la seda, saborea el té como si fuera un licor celestial, dales de comer de tu mano, rózate con ellos disimuladamente , aprende la sensualidad de las danzas orientales, remarca en negro el contorno de tus ojos, utiliza el rojo carmín para los labios, píntate las uñas de los pies de azul turquesa y las de las manos de verde esmeralda, realza tus pechos con escotes generosos, camina con la armoniosa cadencia de una hetaira , cuando los recibas en la intimidad de tu lecho perfuma previamente la habitación, si estas desnuda ponte un velo que te oculte el rostro, hazles sentir con tu sola presencia el misterio de las mil y una noches. Sofía escucha embelesada las palabras cuidadosamente escogidas por Carlos, no pensemos que es la primera vez que las dice, las recita como si fueran poemas de amor mientras besa el cuello de sus amantes y éstas, como ahora Sofía, rinden sus torres bajo el embrujo que envenena su libido con los tósigos de miel y los aromas de menta hervida que Carlos inocula en el tremor de sus labios. El veneno de la seducción tiene la eficacia de una cobra reina, transforma el alma en un depredador voraz e insaciable que busca sus víctimas entre las miserias humanas, no es admirable aprovecharse de la lascivia de un viejo mercader ni tampoco lo es satisfacer las perversiones de un sucio padre de familia por muy adinerado que éste sea, ni es menos reprobable emplear las artes amatorias para ganar influencias o para viles chantajes, pero hay un placer extraño en esa sensación de poder que es capaz de embriagar los corazones mas nobles o los más ingenuos
-¿me amas?
-te quiero tanto que me duele pensar en ti, y tú ¿me quieres?
-más que a mi vida
-lo harás entonces
-lo haré

Mentir forma parte de las argucias de Carlos para conseguir sus objetivos, mentir puede parecer injusto para el mentido pero no siempre es así ¿debería él decirle la verdad en este momento en el que el goce es tan espiritual como físico? seguramente no, rompería la magia, haría que los anhelos de Sofía se quebraran para convertirse en fragmentos de un espejo roto. Es mucho más lo que les une que lo que les separa, se ha mencionado la querencia de ella por la mentira, se acaba de mencionar la de él, se ha intentado describir la belleza de Sofía, se ha descrito la de él, si pusiéramos sobre la mesa los rasgos físicos y mentales de cada uno, cualquier persona con cierta capacidad deductiva apostaría a que más que amantes son hermanos, hijos de un dios ambiguo.
Última edición por Ramón Carballal el Sab, 25 Feb 2017 12:09, editado 1 vez en total.
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Hallie Hernández Alfaro
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Re: El hechizo "fragmento de La deriva"

Mensaje sin leer por Hallie Hernández Alfaro »

Este fragmento me ha parecido sobresaliente; haces un manejo extraordinario del discurso, de las emociones, de los dos personajes. No falta la técnica depurada que hace cristalizar los elementos como un todo natural; engancha y arrastra consigo la atención.
La erudicción transmisora es tremenda; disecciona la afectividad y sus etapas, viaja hacia dentro y pone al relieve los trazos más profundos de la composición humana.

Ovación sostenida para El Hechizo; gracias por compartir, querido poeta.
.
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Ramón Carballal
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Re: El hechizo "fragmento de La deriva"

Mensaje sin leer por Ramón Carballal »

Hallie Hernández Alfaro escribió:Este fragmento me ha parecido sobresaliente; haces un manejo extraordinario del discurso, de las emociones, de los dos personajes. No falta la técnica depurada que hace cristalizar los elementos como un todo natural; engancha y arrastra consigo la atención.
La erudicción transmisora es tremenda; disecciona la afectividad y sus etapas, viaja hacia dentro y pone al relieve los trazos más profundos de la composición humana.

Ovación sostenida para El Hechizo; gracias por compartir, querido poeta.
Muchas gracias, Hallie. Besos.
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Alonso Vicent
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Re: El hechizo "fragmento de La deriva"

Mensaje sin leer por Alonso Vicent »

Nada como los hechizos para manipular los sentimientos, ni nada como los sentimientos para ser manipulados.
Excelente prosa, que veo que es fragmento pero que transmite plenamente esa deriva en la que podemos vernos inmersos.
Encantado con la lectura.
Saludos.
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Ramón Carballal
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Re: El hechizo "fragmento de La deriva"

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Alonso Vicent escribió:Nada como los hechizos para manipular los sentimientos, ni nada como los sentimientos para ser manipulados.
Excelente prosa, que veo que es fragmento pero que transmite plenamente esa deriva en la que podemos vernos inmersos.
Encantado con la lectura.
Saludos.
Gracias, Alonso Vicent, por haberte molestado en leer esta prosa que forma parte de un conjunto. Un abrazo.
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