Sorpresa

[Ventura Morón]

...

¿Has visto cómo amarillean las costillas de la noche?
Un rubor de amanecer, inmaculado,
repica untuoso entre los árboles, llenando gotas de rocío con su aliento,
precipitándolas al aire para dibujar en la tierra
la luz singular de un nuevo día, que parece ya venir
para quedarse.
El aire se abalanza por despejados caminos de quietud hirviente,
susurrando anaranjadas palabras que pintan de un trazo el horizonte,
como una línea carnosa, latido de labios que se abren
anunciando un final, que es todo en sí
principio.
La cubierta del sigilo se vuela y ligeros, los sonidos fluyen
como aviones de finísimo papel que, incontables,
inundaran los poros abiertos del paisaje
mientras crece su fondo, sin pausa, hacia el infinito.
Se cubre de retales dorados el derredor
desperezando las articulaciones del mundo
estirando un sinfín de alas a la cumbre...
Entonces, los ojos se entreabren
y, en ese momento fugaz,
único,
somos
cualquier partícula que flota
en la inmensidad de la vida.
.
.
.

[Ana Muela Sopeña]

Excepcional poema, Ventura:

Me he sentido transportada por tus versos.

Bellísima esa inmensidad de la vida que a veces olvidamos...

Un beso grande
Aplausos
Ana

[Josefa A. Sánchez]

Me contagia optimismo tu poema, lleno de versos hermosos y con un cierre espectacular. Me ha gustado mucho.
Un abrazo.
Pepa

[Pilar Morte]

Magnífico poema, Ventura, con ese desperezar del día tan precioso que has descrito y con un final redondo. Me gustó mucho
Besos
Pilar

[Andreas S.]

...

¿Has visto cómo amarillean las costillas de la noche?
Un rubor de amanecer, inmaculado,
repica untuoso entre los árboles, llenando gotas de rocío con su aliento,
precipitándolas al aire para dibujar en la tierra
la luz singular de un nuevo día, que parece ya venir
para quedarse.
El aire se abalanza por despejados caminos de quietud hirviente,
susurrando anaranjadas palabras que pintan de un trazo el horizonte,
como una línea carnosa, latido de labios que se abren
anunciando un final, que es todo en sí
principio.
La cubierta del sigilo se vuela y ligeros, los sonidos fluyen
como aviones de finísimo papel que, incontables,
inundaran los poros abiertos del paisaje
mientras crece su fondo, sin pausa, hacia el infinito.
Se cubre de retales dorados el derredor
desperezando las articulaciones del mundo
estirando un sinfín de alas a la cumbre...
Entonces, los ojos se entreabren
y, en ese momento fugaz,
único,
somos
cualquier partícula que flota
en la inmensidad de la vida.
.
.
.

Muy bello este poema, Ventura.
Me vino a la memoria aquellos párrafos deliciosos de los paseos de Proust por los caminos de Combray...
Mucha sensibilidad en estos versos, y acierto quirúrgico en la cascada de epítetos que lo cubren. ¡Bravo!

[E. R. Aristy]

...

¿Has visto cómo amarillean las costillas de la noche?
Un rubor de amanecer, inmaculado,
repica untuoso entre los árboles, llenando gotas de rocío con su aliento,
precipitándolas al aire para dibujar en la tierra
la luz singular de un nuevo día, que parece ya venir
para quedarse.
El aire se abalanza por despejados caminos de quietud hirviente,
susurrando anaranjadas palabras que pintan de un trazo el horizonte,
como una línea carnosa, latido de labios que se abren
anunciando un final, que es todo en sí
principio.
La cubierta del sigilo se vuela y ligeros, los sonidos fluyen
como aviones de finísimo papel que, incontables,
inundaran los poros abiertos del paisaje
mientras crece su fondo, sin pausa, hacia el infinito.
Se cubre de retales dorados el derredor
desperezando las articulaciones del mundo
estirando un sinfín de alas a la cumbre...
Entonces, los ojos se entreabren
y, en ese momento fugaz,
único,
somos
cualquier partícula que flota
en la inmensidad de la vida.
.
.
.

Tu amanecer es una creación maravillosa porque todos tus sentidos responden en unison. Es una creación que no tiene fin. Me gusta mucho como escribes Ventura! Abrazos, ERA

[Ramón Castro Méndez]

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¿Has visto cómo amarillean las costillas de la noche?
Un rubor de amanecer, inmaculado,
repica untuoso entre los árboles, llenando gotas de rocío con su aliento,
precipitándolas al aire para dibujar en la tierra
la luz singular de un nuevo día, que parece ya venir
para quedarse.
El aire se abalanza por despejados caminos de quietud hirviente,
susurrando anaranjadas palabras que pintan de un trazo el horizonte,
como una línea carnosa, latido de labios que se abren
anunciando un final, que es todo en sí
principio.
La cubierta del sigilo se vuela y ligeros, los sonidos fluyen
como aviones de finísimo papel que, incontables,
inundaran los poros abiertos del paisaje
mientras crece su fondo, sin pausa, hacia el infinito.
Se cubre de retales dorados el derredor
desperezando las articulaciones del mundo
estirando un sinfín de alas a la cumbre...
Entonces, los ojos se entreabren
y, en ese momento fugaz,
único,
somos
cualquier partícula que flota
en la inmensidad de la vida.
.
.
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Enorme este amanecer que nos propones, pleno de brillantes imágenes y de una expresividad más que elocuente. El remate también espléndido.Todo un placer pasar por estos versos. Mi aplauso.

Un fuerte abrazo, Ventura.

[Marius Gabureanu]

Me encanta adentrarme en tus paisajes poético, tienes un don especial para los detalles, una minuciosidad que se vuelve poesía de la buena. Gracias por compartir, estimado amigo. Recibe mis abrazos sinceros.

[Ventura Morón]

Excepcional poema, Ventura:

Me he sentido transportada por tus versos.

Bellísima esa inmensidad de la vida que a veces olvidamos...

Un beso grande
Aplausos
Ana

Gracias por venir querida Ana, por ese apoyo constante que me da tanto. Es un placer grande que te gustara.
Besos

[Pablo Ibáñez]

Ventura,

me parece un poema precioso, amigo. Muy bello. Me ha recordado en tramos a los amaneceres de Claudio Rodríguez, cuando capturas la naturaleza con ese lirismo orgánico tan brillante.


He de decir que, debido seguramente a mi incapacidad para la sinestesia, no logro aprehender esta metáfora, por lo demás bellísima:

anaranjadas palabras

Un abrazo.

[Rafel Calle]

Muy bello trabajo de Ventura.

[Mirta Elena Tessio]

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¿Has visto cómo amarillean las costillas de la noche?
Un rubor de amanecer, inmaculado,
repica untuoso entre los árboles, llenando gotas de rocío con su aliento,
precipitándolas al aire para dibujar en la tierra
la luz singular de un nuevo día, que parece ya venir
para quedarse.
El aire se abalanza por despejados caminos de quietud hirviente,
susurrando anaranjadas palabras que pintan de un trazo el horizonte,
como una línea carnosa, latido de labios que se abren
anunciando un final, que es todo en sí
principio.
La cubierta del sigilo se vuela y ligeros, los sonidos fluyen
como aviones de finísimo papel que, incontables,
inundaran los poros abiertos del paisaje
mientras crece su fondo, sin pausa, hacia el infinito.
Se cubre de retales dorados el derredor
desperezando las articulaciones del mundo
estirando un sinfín de alas a la cumbre...
Entonces, los ojos se entreabren
y, en ese momento fugaz,
único,
somos
cualquier partícula que flota
en la inmensidad de la vida.
.
.
.

Bello poema Ventura, un placer de lectura, un abrazo.-

[Ventura Morón]

Me contagia optimismo tu poema, lleno de versos hermosos y con un cierre espectacular. Me ha gustado mucho.
Un abrazo.
Pepa

Nada más puedo pedir, pues. Traer esos sentimientos con unos versos, ya le han dado sentido a este poema. Gracias Pepa, beso gordo

[Ventura Morón]

Magnífico poema, Ventura, con ese desperezar del día tan precioso que has descrito y con un final redondo. Me gustó mucho
Besos
Pilar

Qué bien Pilar, me alegra mucho que sea como dices. Un placer grande que vengas.
Besos amiga

[Ventura Morón]

...

¿Has visto cómo amarillean las costillas de la noche?
Un rubor de amanecer, inmaculado,
repica untuoso entre los árboles, llenando gotas de rocío con su aliento,
precipitándolas al aire para dibujar en la tierra
la luz singular de un nuevo día, que parece ya venir
para quedarse.
El aire se abalanza por despejados caminos de quietud hirviente,
susurrando anaranjadas palabras que pintan de un trazo el horizonte,
como una línea carnosa, latido de labios que se abren
anunciando un final, que es todo en sí
principio.
La cubierta del sigilo se vuela y ligeros, los sonidos fluyen
como aviones de finísimo papel que, incontables,
inundaran los poros abiertos del paisaje
mientras crece su fondo, sin pausa, hacia el infinito.
Se cubre de retales dorados el derredor
desperezando las articulaciones del mundo
estirando un sinfín de alas a la cumbre...
Entonces, los ojos se entreabren
y, en ese momento fugaz,
único,
somos
cualquier partícula que flota
en la inmensidad de la vida.
.
.
.

Muy bello este poema, Ventura.
Me vino a la memoria aquellos párrafos deliciosos de los paseos de Proust por los caminos de Combray...
Mucha sensibilidad en estos versos, y acierto quirúrgico en la cascada de epítetos que lo cubren. ¡Bravo!

Muchas gracias por estas palabras. Me alegran especialmente porque no recuerdo que hayamos "hablado"
anteriormente, y es siempre una satisfacción que nuevos ojos se asomen por esta ventana.
Me alegra que te gustara, un placer que vinieras Andreas.
Abrazos