por qué mi ángel de la guarda no tiene alas

[Marius Gabureanu]

En el baile de los murciélagos percibo que el mar está enfurecido.
La terraza aún conserva las sombras del día.
El perfume de un pino cortado hiere mis recuerdos.
Ya no sé por qué se me arruga la frente.
Está por llover, te digo.
Me señalas con los senos aquella parte de la casa
donde se encuentran las vértebras nocturnas de la paz
pero Lucas está acostado allí y ocupa todo el espacio
que la tristeza pudo concebirle. Es una silueta
entre otras siluetas que se perfilan ante los caninos de la ausencia.
Empecé a escribir convencido de que no me conviene ser feliz
y que los labradores saben llorar -son las únicas certezas que se me ocurren
en la tumba de los viernes.
Nunca te podré acariciar entre esas rocas rojizas,
ya no estoy para descubrirle a mis dedos otro apetito
que el de pudrirse cuanto antes.
La lluvia cae desde las nubes más bajas.
Aquí le concibo al tiempo segundos que no se los merece.
Lucas está tendido en el suelo y rechaza cualquier forma de alivio.
El ángel abre la caja de Winston Blue y me susurra
"he matado al perro, ahora puedes quemar mis alas".
Creo que te has escondido para no ver,
creo que has empezado a sacar de los cajones aquella lencería íntima
que sabes que me hace olvidar de las cosas
pero hoy el olvido está jodiendo a otros, a mí se me ha muerto el perro
y tengo un alicate en las manos
y un ángel gritando al quedarse sin uñas.
Aquí tengo elegidas a las hormigas que van a macerar mi cuerpo
y tú, amor, vestida de látex
bajas las escaleras de mármol
mientras la luz se encorva
y salta a un tiempo que desconocemos,
la luz deja atrás su cadáver de mecheros y salta
de un día para otro
hasta alcanzar el momento exacto en el que cierras las persianas
y Lucas lame desde el otro lado su melena,
Lucas aún corre por la casa
y tú lo puedes escuchar, amor
vestido de látex y con los párpados destruidos,
como debe ser todo el amor de poeta.

[Ana Muela Sopeña]

Grandioso poema, Marius:

Imágenes grandiosas, recuerdos y ensoñaciones que se amalgaman en unos versos de gran intensidad.

Enhorabuena, compañero
Ana

[Marius Gabureanu]

Muchas gracias, querida amiga, por leer y hacer sentida tu valiosa presencia, también por ayudarme a corregir los errores que había. Recibe mis abrazos sinceros, Ana, me alegro que te ha gustado.

[Luis M]

Muy pocos poetas escriben el dolor con la sensibilidad, la intensidad y a la vez belleza con que lo haces tú, Marius.
Cuando tu poesía se involucra con la realidad se vuelve apabullante y muy muy grande. Mis sinceras felicitaciones, querido amigo. Un gran abrazo.

[Rosa Marzal]

El perro es aquí algo más que la sombra de lo melancolía, es un símbolo vivo de la muerte, de la tristeza, de las pérdidas. En tu poesía el dolor cobra vida, golpea y duele intensamente.

Impresionante poema. Un lujo acercarse a tus letras, querido amigo.

Muchas gracias.

Abrazos.

[J. J. Martínez Ferreiro]

Admirado quedo de tu capacidad para la subjetivización de la realidad, a base de esa distorsión poética que crea el mundo sensible, particular de cada ser humano.

Todo un placer de lectura, amigo Marius.

Un abrazo.

[Guillermo Cumar.]

Yo no sé si el amor de poeta se viste y se desnuda por los circuitos de su inspiración, pero lo que estoy llegando a comprender
es hay un juego de imágenes e ideas que ocupa la superficie sub real de un poema con intriga y abstracción independiente.

un abrazo

[Ramón Carballal]

Imágenes que se concatenan, a cada cual más inspirada. Sobre el retrato del hogar subyace el dolor de la pérdida. Muy buen poema. Abrazos.

[Ramón Castro Méndez]

Impresionante, Marius. Un hermoso torrente de imágenes, imposibles giros y contorsiones y un brillante moldear de las palabras y los versos para transmitirnos radiante belleza. He disfrutado y me rindo de nuevo ante tu bendita inspiración. Mi aplauso.

Un abrazo.

[Ana Muela Sopeña]

Genial...

Un fuerte abrazo, Marius
Ana

[Israel Liñán]

Como siempre, Marius, rendido a tus letras.

Un abrazo, compañero.

[Pilar Morte]

Magnífica forma de expresar la tristeza. Un despliegue de imágenes para releer y aprender. Me encantó
Besos
Pilar

[Hallie Hernández Alfaro]

Todo fluye a borbotones como sangre nueva. Los testigos, los fantasmas, las ojeras del cambio...Estremeces el paisaje y las sillas débiles de una terraza que saborea olvido. Pero hay algo imperturbable en este ángel, las letras lo defienden de su manto raído y lo hacen soldado de futuro.
Creo en la fuerza enorme de tu alma y en el rascacielos de tu poesía.

Abrazo enorme por tu cumpleaños. Los 12 de noviembre son gala indiscutible en todos los calendarios.

[Rafel Calle]

En el baile de los murciélagos percibo que el mar está enfurecido.
La terraza aún conserva las sombras del día.
El perfume de un pino cortado hiere mis recuerdos.
Ya no sé por qué se me arruga la frente.
Está por llover, te digo.
Me señalas con los senos aquella parte de la casa
donde se encuentran las vértebras nocturnas de la paz
pero Lucas está acostado allí y ocupa todo el espacio
que la tristeza pudo concebirle. Es una silueta
entre otras siluetas que se perfilan ante los caninos de la ausencia.
Empecé a escribir convencido de que no me conviene ser feliz
y que los labradores saben llorar -son las únicas certezas que se me ocurren
en la tumba de los viernes.
Nunca te podré acariciar entre esas rocas rojizas,
ya no estoy para descubrirle a mis dedos otro apetito
que el de podrirse cuanto antes.
La lluvia cae desde las nubes más bajas.
Aquí le concibo al tiempo segundos que no se los merece.
Lucas está tendido en el suelo y rechaza cualquier forma de alivio.
El ángel abre la caja de Winston Blue y me susurra
he matado al perro, ahora puedes quemar mis alas.
Creo que te has escondido para no ver,
creo que has empezado a sacar de los cajones aquella lencería íntima
que sabes que me hace olvidar de las cosas
pero hoy el olvido está jodiendo a otros, a mí se me ha muerto el perro
y tengo un alicate en las manos
y un ángel gritando al quedarse sin uñas.
Aquí tengo elegidas a las hormigas que van a macerar mi cuerpo
y tú, amor, vestida de látex
bajas las escaleras de mármol
mientras la luz se encorva
y salta a un tiempo que desconocemos,
la luz deja atrás su cadáver de mecheros y salta
de un día para otro
hasta alcanzar el momento exacto en el que cierras las persianas
y Lucas lame desde el otro lado su melena,
Lucas aún corre por la casa
y tú lo puedes escuchar, amor
vestido de látex y con los párpados destruidos,
como debe ser todo el amor de poeta.

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En ocasiones, ocurre que a quienes nos dedicamos a estudiar el fenómeno rítmico-literario, las obras de los compañeros nos enseñan, nos muestran ciertas condiciones que, una vez reflexionadas, nos permiten demostrar que existen algunos conceptos, ampliamente aceptados por los expertos en el mundo del poema, que hoy en día no pueden sustentarse. Es el caso de poesía en contraposición a narrativa. No se contraponen porque existe una poesía narrativa, como demuestran varios –bastantes- autores de Alaire inmersos en una poesía muy actual, que cuentan cosas y lo hacen por medio de una versificación bien elaborada, con su grado de complejidad estético-semántica, muy técnica en el aspecto literario, al mismo tiempo que tremendamente evocadora, bellísima.

Naturalmente, he aprendido muchas cosas de muchos autores de Alaire, algo que no es extraño en un sitio en el que habitan autores con un nivel reseñable, dentro de la consabida pluralidad de estilos que aquí pregonamos. Pero en el caso al que quiero referirme, que es el del poema simbólico-narrativo en verso multimétrico, hay dos compañeros que han logrado un nivel muy alto. Se trata de Ramón Carballal y Marius Gaboreanu. Primero fue Ramón, hace ya muchos años, me di cuenta de que sus mejores poemas se basaban en la descripción; era capaz de describir una ciudad, un panorama, cualquier circunstancia, por medio de un lenguaje literario muy rico y tremendamente complejo. Yo lo entendía porque conocía mucho su obra, pero no era nada fácil tener noticias de cuanto quería decir. Con el paso del tiempo, Ramón ha conseguido perfeccionar su técnica rítmico-literaria, logrando un desarrollo más proclive a hacerse entender por el lector y ha terminado por demostrar que hablar de poesía en contraposición a narrativa, hoy en día, no tiene base ya que hasta los simbolistas (Carballal y Marius lo son) somos capaces de narrar en verso, o sea, ocurre ni más ni menos que el autor se explica mejor; concatena metáforas alrededor de un símbolo (metáfora madre); dentro de un estilo versal basado en la esticomitia y la isotopía.

Veamos a Marius; realmente estamos ante un autor de estilo unívoco; conforma un aporte de importancia rítmico-literaria; ágil y denso, terreno y espacial, frecuentemente brillante. Sin embargo, a mi juicio, lo mejor de Marius es su determinación, sin olvidarme de su humildad –bien entendida, no de postureo-, las asimilo a las de los mejores creadores.

En fin, la escuela Alaire tiene el privilegio de contar con varios –bastantes- autores que casan a la perfección con sus predicamentos. Claro está, en este caso, quiero referirme concretamente al verso multimétrico simbólico-narrativo, ahí, tenemos a varios poetas que reclaman un sitio entre las mejores voces de la actualidad.

A ver si puedo volver para comentar el poema de Marius, a mi juicio, de lo mejor que se puede leer aquí y en cualquier otro lugar. Poesía 2016.
Mi más sentida enhorabuena para Marius y de paso para Alaire; amigos, esto es la pera, pero además es cierto.
Abrazos.

Pd.
-Podrirse: Quizá, pudrirse (ver: http://lema.rae.es/dpd/srv/search?id=IAfUUJSQGD6NR2yww7)
-Aquí le concibo al tiempo segundos que no se lOs merece
-“he matado al perro, ahora puedes quemar mis alas”. (en cursiva o entre comillas para diferenciar que es un tercero quien habla)
-que sabes que me hace olvidar de las cosas (quizá se puede mejorar, lo veo muy bueno en la idea)
- y salta a un tiempo que desconocemos (tiempo: tal vez, dimensión, periodo, época…)

[Pablo Ibáñez]

Marius,

como siempre tus alucinadas y alucinantes letras, que no admiten reposo ni indiferencia. Muerdes el momento que quieres capturar de una manera desesperada, obsesiva, y le empiezas a dar vueltas y vueltas, a mirarlo una y otra vez desde ángulos diversos. Lucas, el perro, el ángel, la casa, el látex y vuelve el ángel, el látex, Lucas, la casa.... Es como una montaña rusa de la que uno no puede bajarse.

A mí me gusta mucho.