La tormenta

[Víctor F. Mallada]

Tormenta

Subía sigilosa por ese valle nuestro
tantas veces hollado por la historia,
y sus velas de pirata marcaban derroteros
de promesas, no sin antes asustar a las torcaces.

No hay cielo, me dijiste en ese instante
y todos los augures nunca valen
lo que puedan ver los Hubble
en su barrido constante y minucioso.

Y, sin embargo, aquí estamos los dos,
anonadados, viendo pasar la fuerza
de esa madre natura, quien, en su largueza,
nunca nos deja indiferentes:
a unos les regala el aguacero, otros ven pasar la procesión
y otros solo tienen el recurso del miedo a sus relámpagos y truenos.

¿Tu crees que sólo lo que vemos es real? Te pregunté.
¿Tu piensas que toda realidad es subjetiva? Respondiste.
Y ambos, guarecidos en el porche de la ermita,
nos reímos de los que van cambiando de humor
según la tormenta pasa.

Luego entré a la ermita solo… solo un rato; y desde el fondo de armario
de una fe que aún cultivo, le di gracias a mi Dios
por todos los que yo quiero. Por todos.
Por ti primero, aunque nunca te lo diga.

…

Caminante sin destino se alejaba el bergantín
y a nosotros nos dejaba la sonrisa de un otoño,
el refugio de un abrazo y dos formas de sentir la realidad:
ozono nuevo y romero.



Víctor F. Mallada

[Julio Gonzalez Alonso]

¡Qué tormenta más entrañable y romántica, amigo Paco! Ozono nuevo y romero... ¡cómo me suena! Felicidades y abrazo.
Salud.

[xaime oroza carballo]

Una gran singladura y sobre todo ese familiar olor a ozono y a romero del cielo muy bajo en plena tormenta acercan las manos de los nómadas. Gracias por tu canto.
Un abrazo

[Pilar Morte]

Huelo el ozono y el romero y la naturaleza habla y el abrazo del poema se siente.
Besos
Pilar

[Guillermo Cumar.]

Mece con cautela la tormenta por ese devenir tan repartido que asusta a unos y otros los vigila y apacienta.
No hay tormento en esta inspiración, sino un poco de la ley positiva que mueve, conmueve y alimenta la naturaleza
que siempre está presente a este lado de la imaginación y al otro lado de la vida.

un abrazo

[Víctor F. Mallada]

¡Qué tormenta más entrañable y romántica, amigo Paco! Ozono nuevo y romero... ¡cómo me suena! Felicidades y abrazo.
Salud.

Gracias, Julio, por asomarte a esta tormenta de contrastes.

Un abrazo,


Víctor

[Víctor F. Mallada]

Una gran singladura y sobre todo ese familiar olor a ozono y a romero del cielo muy bajo en plena tormenta acercan las manos de los nómadas. Gracias por tu canto.
Un abrazo

Gracias a ti, Xaime, por escucharlo.

Un abrazo,


Víctor

[Víctor F. Mallada]

Huelo el ozono y el romero y la naturaleza habla y el abrazo del poema se siente.
Besos
Pilar

Otros tantos para ti, Pilar, por escuchar la voz desconocida de un lugar entrañable que tu conoces.


Víctor

[Pablo Ibáñez]

Víctor,

muy bueno el poema amigo. Me ha encantado ese paseo comentado por la naturaleza y la ermita. Una celebración de la amistad y de la vida, rebosante de optimismo, humanidad y buen rollo. Todo lo contrario de mis poemas, me encanta.

Un gran abrazo.

[J. J. Martínez Ferreiro]

Un poema muy hermoso, amigo Víctor, a destacar la emocionada sinceridad que lo impregna.

Todo un placer de lectura.

Un abrazo.

[Josefa A. Sánchez]

Siempre me ha gustado el olor de la tormenta, los sonidos que arrastra, los colores y esta tuya se vive cercana y amable. Un lujazo chapotear en tus charcos.
Un abrazo.
Pepa

[Rafel Calle]

Muy bello trabajo de Víctor.

[Administración Alaire]

Enhorabuena, amigo Víctor, por el reconocimiento como Poema de la Semana a tu obra "La tormenta".
Un cordial abrazo.

[Pilar Morte]

Enhorabuena por el reconocimiento a esta bella propuesta.
Besos
Pilar

[E. R. Aristy]

Tormenta

Subía sigilosa por ese valle nuestro
tantas veces hollado por la historia,
y sus velas de pirata marcaban derroteros
de promesas, no sin antes asustar a las torcaces.

No hay cielo, me dijiste en ese instante
y todos los augures nunca valen
lo que puedan ver los Hubble
en su barrido constante y minucioso.

Y, sin embargo, aquí estamos los dos,
anonadados, viendo pasar la fuerza
de esa madre natura, quien, en su largueza,
nunca nos deja indiferentes:
a unos les regala el aguacero, otros ven pasar la procesión
y otros solo tienen el recurso del miedo a sus relámpagos y truenos.

¿Tu crees que sólo lo que vemos es real? Te pregunté.
¿Tu piensas que toda realidad es subjetiva? Respondiste.
Y ambos, guarecidos en el porche de la ermita,
nos reímos de los que van cambiando de humor
según la tormenta pasa.

Luego entré a la ermita solo… solo un rato; y desde el fondo de armario
de una fe que aún cultivo, le di gracias a mi Dios
por todos los que yo quiero. Por todos.
Por ti primero, aunque nunca te lo diga.

…

Caminante sin destino se alejaba el bergantín
y a nosotros nos dejaba la sonrisa de un otoño,
el refugio de un abrazo y dos formas de sentir la realidad:
ozono nuevo y romero.



Víctor F. Mallada

Con todas estas otras tormentas no había entrado al foro con frecuencia, y me había perdido de este hermoso poema que hoy figura en lo alto, donde debe estar. Un poema nítido y my bello que insta a cultivar las bondades del corazón, y el coraje de arrostrar a todo Tiempo. Te felicito, Victor, por esta esperanzadora inspiración. Recibe un fuerte abrazo, ERA