Ángel

[Rosa Marzal]

Te hablé de la palabra, Ángel,
de su ambigüedad oceánica,
de las aves espectrales que picotean
su alma
quebradiza. Te dije, -no la temas:
recuéstate en su vientre y escúchame,
escucha
cómo hierve la espuma
de los verbos,
cómo el temblor se amansa
y su fétido almíbar embriaga
de delirio
la cordura-.

Pero no quisiste mirar.
No me escuchaste.

Ella es luz, es pasión – te repetía-
mientras tú, incrédulo, reinventabas
el mundo para mí
con tu risa.

La palabra
no sabe mentir, Ángel,
es un niño
que desea echar a andar,
hablarte:
mírame, escucha,
siente...

Sin embargo,
cuando duele la necropsia del fracaso
o un un eco
marchito
roe la calma
y sangra
el olvido,
en la hora en que los seudoprofetas
golpean las compuertas
del abismo
con manos turbias y labios
disidentes
y macilentas sombras
desorbitan la noche,
me aferro a la raíz
de tu silencio blanco;
tu cálido, carnal,
puro,
tangible,
desespinado
silencio.

[Antonio Satír]

Mu lindo poema donde descifras palabras con gran talento.
Te dejo un abrazo!
Satír.

[Ramón Castro Méndez]

Muy buen poema, donde las palabras rompen el eco que deja el silencio. Muy grato pasar por estas letras. Mi aplauso.

Abrazos.

[Pablo Ibáñez]

Rosa,

Ángel y Palabra, dos términos poéticos donde los haya. Me gusta la manera cómo los has manejado, explorado. Enseñar a un Ángel a escuchar la Palabra, me parece un hallazgo potente.

Un abrazo.

[Ana Muela Sopeña]

Un poema de gran riqueza polisémica. Ángel puede ser una persona, un ente espiritual, un arquetipo. No sé muy bien qué es, pero el poema me funciona a varios niveles. Es como si la lectura de estos versos abriera caminos neuronales nuevos donde analizar la realidad de un modo diferente a lo habitual. Abres los ojos de la percepción y lo haces de modo magistral, Rosa.

Me ha encantado el poema
Besos y enhorabuena
Ana

[xaime oroza carballo]

"...o un un eco
marchito
roe la calma
y sangra
el olvido,..."
He ido deslizándome por tu canto asido al gran ritmo que le has dado. Sencillo canto, muy grande el decir, enorme el placer de leerte.
Un abrazo

[Antonia Mauro]

Te hablé de la palabra, Ángel,
de su ambigüedad oceánica,
de las aves espectrales que picotean
su alma
quebradiza. Te dije, -no la temas:
recuéstate en su vientre y escúchame,
escucha
cómo hierve la espuma
de los verbos,
cómo el temblor se amansa
y su fétido almíbar embriaga
de delirio
la cordura-.

Pero no quisiste mirar.
No me escuchaste.

Ella es luz, es pasión – te repetía-
mientras tú, incrédulo, reinventabas
el mundo para mí
con tu risa.

La palabra
no sabe mentir, Ángel,
es un niño
que desea echar a andar,
hablarte:
mírame, escucha,
siente...

Sin embargo,
cuando duele la necropsia del fracaso
o un un eco
marchito
roe la calma
y sangra
el olvido,
en la hora en que los seudoprofetas
golpean las compuertas
del abismo
con manos turbias y labios
disidentes
y macilentas sombras
desorbitan la noche,
me aferro a la raíz
de tu silencio blanco;
tu cálido, carnal,
puro,
tangible,
desespinado
silencio.

Que buen poema Rosa, poemazo.

Que importantes son las palabras y que poco nos importan.

En ocasiones decir algo a tiempo puede salvarte, agradecerlo para siempre. Y otras, esas que sobran,que no hay que decir. Martillean tu cerebro para siempre.


No me quisiste mirar.
No me escuchaste.

Me quedo con esto, sencillo, y con tanto contenido y tan importante.

Un abrazo.

[Arturo Rodríguez Milliet]

Invistes a la palabra consigo misma,
con riqueza fonética, un ritmo impecable,
sublimado lirismo... maestría de buen sastre
cubriendo la desnudez del silencio.

Disfrute mucho la lectura de este hermoso poema, Rosa.
Un abrazo.

[E. R. Aristy]

Te hablé de la palabra, Ángel,
de su ambigüedad oceánica,
de las aves espectrales que picotean
su alma
quebradiza. Te dije, -no la temas:
recuéstate en su vientre y escúchame,
escucha
cómo hierve la espuma
de los verbos,
cómo el temblor se amansa
y su fétido almíbar embriaga
de delirio
la cordura-.

Pero no quisiste mirar.
No me escuchaste.

Ella es luz, es pasión – te repetía-
mientras tú, incrédulo, reinventabas
el mundo para mí
con tu risa.

La palabra
no sabe mentir, Ángel,
es un niño
que desea echar a andar,
hablarte:
mírame, escucha,
siente...

Sin embargo,
cuando duele la necropsia del fracaso
o un un eco
marchito
roe la calma
y sangra
el olvido,
en la hora en que los seudoprofetas
golpean las compuertas
del abismo
con manos turbias y labios
disidentes
y macilentas sombras
desorbitan la noche,
me aferro a la raíz
de tu silencio blanco;
tu cálido, carnal,
puro,
tangible,
desespinado
silencio.

Un poema que se vale de la misma ambiguedad de la palabra para para expresar el vuelo elocuente de la palabra y su angel. Un placer leerte, Rosa. ERA

[Alonso Vicent]

La palabra, según en qué manos, es capaz de lo mejor y de lo peor.
Me gustó todo el poema, incluido ese silencio que tanto tiene siempre que decir.
Un saludo y encantado con la lectura.

[Armilo Brotón]

Bella reflexión Rosa sobre la palabra y sus implicaciones como arte y como herramienta de comunicación. En esta última función dudo que no mienta, visto lo visto.
Un cordial saludo

[Pilar Morte]

Siempre es un placer entrar en tu ventana y gozar tu poesía. Bellos versos
Abrazos
Pilar

[Mitsy Grey]

Magnífica como siempre, Riosita, Impecable, tu poesía extrapola y agita los sentidos internos
vestidos de extrañeza en cada verso, en cada remanso o remolino de la idea...Bravo, linda poetisa. Un verdadero placer estar aquí y volver a leerte.

Un beso

Mitsy

[Rafel Calle]

Hermoso y evocador poema de Rosa.

[Guillermo Cumar.]

Qué mejor que el silencio para rendirse a lo que escribes, a lo que sientes ,a lo que que goza de buen ritmo y a lo
que pone la inspiración alerta.

un abrazo