“mi aguijón, mi Gioconda, mi Wendy;
las damas primero”
Sabina
Ha pasado mucho tiempo
desde que mis labios insolentes
soplaban pompas de jabón.
Tras de ellas corría, como esta niña, para atarlas
al bolardo de una sonrisa hoy casi perdida.
Aquellos días, como escafandras del ardor,
se tocaban; paraban el tiempo si era preciso
y seguían su curso emocionado.
—No fume señor.
—Sí, tienes razón, es malo.
Todavía no entiende las ganas de morir
que tenemos algunos idiotas.
Por cambiar de tema le dije:
—¡Qué bonitas son esas pompas!
—No son pompas, son mariposas.
(Miré mejor su vuelo,
distinguí sus alas al trasluz,
y recordé lo que ayer me decías
sobre las relaciones y mis tonteras,
sobre tu libertad y mi desconsideración.)
—Sí, tienes razón, son mariposas,
no las vi bien.
Se marchó contenta con esa victoria.
Apuré el cigarro
y guiñé un ojo a la última pompa
que, entre risas, se quedó mirando:
—Shhhhhh, por algo peino canas…
las damas primero.
elPerro