Editorial Alaire

¿Recordarás acaso cuando tú me esperabas en la punta más alta de la luna?
Era cuarto creciente junto al lago de plata,
frente a la cordillera con sus góticos picos tan níveos y virtuosos.
Se peinaban las ondas como novias de espuma,
si el viento enamorado las besaba con silbos obsecuentes.
¡Ah el viento patagónico del Lácar de febrero!
Y tú y yo en la piragua dorada de la luna bajo la noche centelleante de luceros…
Y luego el plenilunio, majestuoso y callado,
llevándonos a cuestas por todo el universo, pletórico de estrellas o azucenas.
De pronto fue el menguante bajo la lluvia helada,
tú y yo, desorientados,
de la proa a la popa de la luna,
que rolaba borrosa y desmayada hacia occidente.
Y nosotros buscándola y buscándonos,
y el cielo encapotado en el austral silencio.
Fuimos entes perdidos en la galaxia incierta y solitaria
bajo aquel novilunio que no nos recordaba (y aún era verano)
Sólo el celeste etéreo del Lácar argentaba
cuando el frío silente iluminó de nieve aquel nocturno.

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Un poema hermoso, Marimar.

Bienvenida seas y mil gracias por compartir.

Marimar González escribió:

¿Recordarás acaso cuando tú me esperabas en la punta más alta de la luna?
Era cuarto creciente junto al lago de plata,
frente a la cordillera con sus góticos picos tan níveos y virtuosos.
Se peinaban las ondas como novias de espuma,
si el viento enamorado las besaba con silbos obsecuentes.
¡Ah el viento patagónico del Lácar de febrero!
Y tú y yo en la piragua dorada de la luna bajo la noche centelleante de luceros…
Y luego el plenilunio, majestuoso y callado,
llevándonos a cuestas por todo el universo, pletórico de estrellas o azucenas.
De pronto fue el menguante bajo la lluvia helada,
tú y yo, desorientados,
de la proa a la popa de la luna,
que rolaba borrosa y desmayada hacia occidente.
Y nosotros buscándola y buscándonos,
y el cielo encapotado en el austral silencio.
Fuimos entes perdidos en la galaxia incierta y solitaria
bajo aquel novilunio que no nos recordaba (y aún era verano)
Sólo el celeste etéreo del Lácar argentaba
cuando el frío silente iluminó de nieve aquel nocturno.

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¡Cómo se aroma el amor con tus preciosos versos, Marimar! Me ha encantado el poema. Mi enhorabuena.
Un abrazo.

muy bella tu obra, es un universo de amor lleno de una magia poética muy especial, me gustó en verdad, saludos cordiales

Un lujo leerte, Marimar.
Marcas tan bien el ritmo y el tono de tus poemas, que hacen siempre una excelsa lectura.
Un placer.
Abrazos

Marimar González escribió:
¿Recordarás acaso cuando tú me esperabas en la punta más alta de la luna?
Era cuarto creciente junto al lago de plata,
frente a la cordillera con sus góticos picos tan níveos y virtuosos.
Se peinaban las ondas como novias de espuma,
si el viento enamorado las besaba con silbos obsecuentes.
¡Ah el viento patagónico del Lácar de febrero!
Y tú y yo en la piragua dorada de la luna bajo la noche centelleante de luceros…
Y luego el plenilunio, majestuoso y callado,
llevándonos a cuestas por todo el universo, pletórico de estrellas o azucenas.
De pronto fue el menguante bajo la lluvia helada,
tú y yo, desorientados,
de la proa a la popa de la luna,
que rolaba borrosa y desmayada hacia occidente.
Y nosotros buscándola y buscándonos,
y el cielo encapotado en el austral silencio.
Fuimos entes perdidos en la galaxia incierta y solitaria
bajo aquel novilunio que no nos recordaba (y aún era verano)
Sólo el celeste etéreo del Lácar argentaba
cuando el frío silente iluminó de nieve aquel nocturno.

Una vision enamorada, muy bello poema, Marimar. Abrazos, ERA

Muchas gracias por la bienvenida , estimada poeta Hallie Hernández Alfaro, me alegra mucho que te guste mi poema. He leído en el foro de prosa "A un golpe de luz", un relato cósmico espléndido y te he dejado mi felicitación, que reitero ahora.
Cordialmente

Ese paisaje que pintas con esmero, delicado y misterioso, hechizado, como de ensueño, es perfecto para acoger descalzo al amor.
Muy bonito, un placer venir
Abrazos

Un placer leerte tan hermoso poema donde los versos brillan con luz. Felicidades
Besos
Pilar

Marimar González escribió:

¿Recordarás acaso cuando tú me esperabas en la punta más alta de la luna?
Era cuarto creciente junto al lago de plata,
frente a la cordillera con sus góticos picos tan níveos y virtuosos.
Se peinaban las ondas como novias de espuma,
si el viento enamorado las besaba con silbos obsecuentes.
¡Ah el viento patagónico del Lácar de febrero!
Y tú y yo en la piragua dorada de la luna bajo la noche centelleante de luceros…
Y luego el plenilunio, majestuoso y callado,
llevándonos a cuestas por todo el universo, pletórico de estrellas o azucenas.
De pronto fue el menguante bajo la lluvia helada,
tú y yo, desorientados,
de la proa a la popa de la luna,
que rolaba borrosa y desmayada hacia occidente.
Y nosotros buscándola y buscándonos,
y el cielo encapotado en el austral silencio.
Fuimos entes perdidos en la galaxia incierta y solitaria
bajo aquel novilunio que no nos recordaba (y aún era verano)
Sólo el celeste etéreo del Lácar argentaba
cuando el frío silente iluminó de nieve aquel nocturno.

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Magy luminoso tu poema.
Como siempre y todo lo tuyo.-
Un abrazo compañera.-

Buen ritmo Marimar, en tu magia poética... me encantó
Abrazos
Maria

Hola Marimar:

Un poema precioso, que se disfruta en toda la extensión de la palabra, digno
de tomar como modelo, lujo placer leerte, Marimar
Un cordial abrazo o saludo como quieras.

Rafael Zambrano

Muy agradecida, Ramón, por la lectura y comentario. Saludos cordiales.

Muchas gracias, Joel, feliz porque te ha gustado el poema. Saludos afectuosos

Muy agradecida, Carmen, por tu visita y la valoración del poema. Con afecto