
¿Recordarás acaso cuando tú me esperabas en la punta más alta de la luna?
Era cuarto creciente junto al lago de plata,
frente a la cordillera con sus góticos picos tan níveos y virtuosos.
Se peinaban las ondas como novias de espuma,
si el viento enamorado las besaba con silbos obsecuentes.
¡Ah el viento patagónico del Lácar de febrero!
Y tú y yo en la piragua dorada de la luna bajo la noche centelleante de luceros…
Y luego el plenilunio, majestuoso y callado,
llevándonos a cuestas por todo el universo, pletórico de estrellas o azucenas.
De pronto fue el menguante bajo la lluvia helada,
tú y yo, desorientados,
de la proa a la popa de la luna,
que rolaba borrosa y desmayada hacia occidente.
Y nosotros buscándola y buscándonos,
y el cielo encapotado en el austral silencio.
Fuimos entes perdidos en la galaxia incierta y solitaria
bajo aquel novilunio que no nos recordaba (y aún era verano)
Sólo el celeste etéreo del Lácar argentaba
cuando el frío silente iluminó de nieve aquel nocturno.
[BBvideo 410,315][/BBvideo]