Te has colgado de mí como una sartén al clavo,
como un asa a la botija,
como cien avemarías preñadas de padrenuestros.
... y yo...
... tan boba...
sólo miro al horizonte por si destiñe su raya
y pinta,
de azul marino,
el suspiro que amanece,
tibio, como una cosquilla caracoleando el vientre,
donde se anuda el ombligo.
¡ Qué tontos... qué bobos fuimos
tú,
tan colgadito a mi hombro
y yo
soñándote logaritmo acurrucada a tu base.
(Sigue Junio, tibio y glorioso terminando su ruta, con un mar suavito y temblón y yo, buscando los exponentes de un "cuelgue" en ambas partes unido. Sin musas aún y repitiendo)