
Dejadme en el agua.
Que me deshaga
en su memoria clara, que se deshilache
mi alma enmarañada
en su cabello de azul heno.
Dejad que de ella se hinchen mis recuerdos
en su piel iridiscente. Flotando
sus curvas, me hago el muerto,
y al cielo, ligero,
[tab=30][tab=30]¡vivo!
Dejadme desandar los vientos
en su ambulante cordillera, recibir
confiado su beso de cera
ardiente de infinitos, su susurro hueco
desbordando, sedoso, mi agitado silencio.
Un balanceo volátil, danza
con el mundo,
mano a ola,
licuándome en su vientre,
siendo venda de mi estela.
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