Reflejo

[Alejandro Costa]

…La luz del misterio.
Que silencio tan dulce,
enredado en la costra de un pensamiento.

Una cama arrinconada,
una alfombra deshilachada
de hilos como lágrimas de tristeza,
una camisa rugosa,
un pantalón sin raya, sin percha,
y en el anonimato,
callados,
como cuando descansa la quietud,
dos zapatos agrietados,
dormidos,
rendidos ante el cansancio.

Todo permanece en estado armónico,
como un cuadro en una pinacoteca,
un copo de nieve apoyado en un almendro,
una bandera desplegada al viento,
la mirada de dos enamorados,
el arcoíris tras una lluvia no invitada.

Y todo, sin apenas entenderlo,
me pertenece,
sin ser su dueño, me imita, soy yo,
el silencio,
la tibia luz de una lámpara gastada,
la voz sin palabra,
el retrato sin imagen,
aquella hoja doblada de un libro
a medio leer,
el ayer sin robarlo,
el hoy perpetrado,
esa mañana que tal vez no me espera,
y estos versos intimistas
a los que les cuesta configurar un poema,
pero que sangran en el papel.

Que silencio tan dulce…

Una faz agotada, cansada y pensativa,
con unos pocos cabellos enredados,
unas canas dibujando tiempos,
un sillón víctima de tan largos días,
un cuerpo casi desechado,
las piernas con migraña,
y unos pies desgastados,
castigados y desnudos.

Y miro, observo y miro,
con el respirar relajado,
como si esperara la llegada
de un tren a su destino,
como si esta luz aletargada
fuese acaso la última,
y si como el crepuscular silencio
quisiera arrebatarme
los versos que aún me quedan por escribir.

Y todo, sin apenas entenderlo,
sin entenderme a mí mismo,
me pertenece.

No soy su dueño,
pero me imita,
vive conmigo,
vive en mí,
porque todo forma parte de mí,
porque todo ello…
…simplemente soy yo.

[Óscar Distéfano]

Me ha encantado tu poema, amigo. He sentido ese despliegue rotundo de humanidad.

Un abrazo fraterno.
Óscar

[E. R. Aristy]

…La luz del misterio.
Que silencio tan dulce,
enredado en la costra de un pensamiento.

Una cama arrinconada,
una alfombra deshilachada
de hilos como lágrimas de tristeza,
una camisa rugosa,
un pantalón sin raya, sin percha,
y en el anonimato,
callados,
como cuando descansa la quietud,
dos zapatos agrietados,
dormidos,
rendidos ante el cansancio.

Todo permanece en estado armónico,
como un cuadro en una pinacoteca,
un copo de nieve apoyado en un almendro,
una bandera desplegada al viento,
la mirada de dos enamorados,
el arcoíris tras una lluvia no invitada.

Y todo, sin apenas entenderlo,
me pertenece,
sin ser su dueño, me imita, soy yo,
el silencio,
la tibia luz de una lámpara gastada,
la voz sin palabra,
el retrato sin imagen,
aquella hoja doblada de un libro
a medio leer,
el ayer sin robarlo,
el hoy perpetrado,
esa mañana que tal vez no me espera,
y estos versos intimistas
a los que les cuesta configurar un poema,
pero que sangran en el papel.

Que silencio tan dulce…

Una faz agotada, cansada y pensativa,
con unos pocos cabellos enredados,
unas canas dibujando tiempos,
un sillón víctima de tan largos días,
un cuerpo casi desechado,
las piernas con migraña,
y unos pies desgastados,
castigados y desnudos.

Y miro, observo y miro,
con el respirar relajado,
como si esperara la llegada
de un tren a su destino,
como si esta luz aletargada
fuese acaso la última,
y si como el crepuscular silencio
quisiera arrebatarme
los versos que aún me quedan por escribir.

Y todo, sin apenas entenderlo,
sin entenderme a mí mismo,
me pertenece.

No soy su dueño,
pero me imita,
vive conmigo,
vive en mí,
porque todo forma parte de mí,
porque todo ello…
…simplemente soy yo.

Excelente poema, Alejandro. Un abrazo, ERA

[Ramón Castro Méndez]

…La luz del misterio.
Que silencio tan dulce,
enredado en la costra de un pensamiento.

Una cama arrinconada,
una alfombra deshilachada
de hilos como lágrimas de tristeza,
una camisa rugosa,
un pantalón sin raya, sin percha,
y en el anonimato,
callados,
como cuando descansa la quietud,
dos zapatos agrietados,
dormidos,
rendidos ante el cansancio.

Todo permanece en estado armónico,
como un cuadro en una pinacoteca,
un copo de nieve apoyado en un almendro,
una bandera desplegada al viento,
la mirada de dos enamorados,
el arcoíris tras una lluvia no invitada.

Y todo, sin apenas entenderlo,
me pertenece,
sin ser su dueño, me imita, soy yo,
el silencio,
la tibia luz de una lámpara gastada,
la voz sin palabra,
el retrato sin imagen,
aquella hoja doblada de un libro
a medio leer,
el ayer sin robarlo,
el hoy perpetrado,
esa mañana que tal vez no me espera,
y estos versos intimistas
a los que les cuesta configurar un poema,
pero que sangran en el papel.

Que silencio tan dulce…

Una faz agotada, cansada y pensativa,
con unos pocos cabellos enredados,
unas canas dibujando tiempos,
un sillón víctima de tan largos días,
un cuerpo casi desechado,
las piernas con migraña,
y unos pies desgastados,
castigados y desnudos.

Y miro, observo y miro,
con el respirar relajado,
como si esperara la llegada
de un tren a su destino,
como si esta luz aletargada
fuese acaso la última,
y si como el crepuscular silencio
quisiera arrebatarme
los versos que aún me quedan por escribir.

Y todo, sin apenas entenderlo,
sin entenderme a mí mismo,
me pertenece.

No soy su dueño,
pero me imita,
vive conmigo,
vive en mí,
porque todo forma parte de mí,
porque todo ello…
…simplemente soy yo.

Un brillante poema, con toda esa cascada de sentimientos, sensibilidades y sensaciones que tan cotidianamente nos acercan a nuestra frágil condición de humanos. Ha sido un placer leer tan sugestivas y admirables letras. Mi felicitación.
Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Un poema de calidad que me ha encantado leer. Un abrazo, Alejandro.

[Carmen Pla]

Fascinante, emocionante, inmensas letras que llegan hondo, dominas muy bien los poemas intimistas, atrapas al lector.
Un placer de lectura, me ha gustado muchísimo.
Un abrazo, Alejandro

[Lunamar Solano]

Muy bella y apasionada la sensibilidad que revelan tus versos querido amigo... suave y dulce la melodía por la que me invitan a deslizarme...
Un gusto leerte siempre...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

[Alejandro Costa]

Me ha encantado tu poema, amigo. He sentido ese despliegue rotundo de humanidad.

Un abrazo fraterno.
Óscar

Me alegra saberlo.

Gracias.

Un abrazo.

[Alejandro Costa]

…La luz del misterio.
Que silencio tan dulce,
enredado en la costra de un pensamiento.

Una cama arrinconada,
una alfombra deshilachada
de hilos como lágrimas de tristeza,
una camisa rugosa,
un pantalón sin raya, sin percha,
y en el anonimato,
callados,
como cuando descansa la quietud,
dos zapatos agrietados,
dormidos,
rendidos ante el cansancio.

Todo permanece en estado armónico,
como un cuadro en una pinacoteca,
un copo de nieve apoyado en un almendro,
una bandera desplegada al viento,
la mirada de dos enamorados,
el arcoíris tras una lluvia no invitada.

Y todo, sin apenas entenderlo,
me pertenece,
sin ser su dueño, me imita, soy yo,
el silencio,
la tibia luz de una lámpara gastada,
la voz sin palabra,
el retrato sin imagen,
aquella hoja doblada de un libro
a medio leer,
el ayer sin robarlo,
el hoy perpetrado,
esa mañana que tal vez no me espera,
y estos versos intimistas
a los que les cuesta configurar un poema,
pero que sangran en el papel.

Que silencio tan dulce…

Una faz agotada, cansada y pensativa,
con unos pocos cabellos enredados,
unas canas dibujando tiempos,
un sillón víctima de tan largos días,
un cuerpo casi desechado,
las piernas con migraña,
y unos pies desgastados,
castigados y desnudos.

Y miro, observo y miro,
con el respirar relajado,
como si esperara la llegada
de un tren a su destino,
como si esta luz aletargada
fuese acaso la última,
y si como el crepuscular silencio
quisiera arrebatarme
los versos que aún me quedan por escribir.

Y todo, sin apenas entenderlo,
sin entenderme a mí mismo,
me pertenece.

No soy su dueño,
pero me imita,
vive conmigo,
vive en mí,
porque todo forma parte de mí,
porque todo ello…
…simplemente soy yo.

Excelente poema, Alejandro. Un abrazo, ERA

Gracias.

Un abrazo.

[Alejandro Costa]

…La luz del misterio.
Que silencio tan dulce,
enredado en la costra de un pensamiento.

Una cama arrinconada,
una alfombra deshilachada
de hilos como lágrimas de tristeza,
una camisa rugosa,
un pantalón sin raya, sin percha,
y en el anonimato,
callados,
como cuando descansa la quietud,
dos zapatos agrietados,
dormidos,
rendidos ante el cansancio.

Todo permanece en estado armónico,
como un cuadro en una pinacoteca,
un copo de nieve apoyado en un almendro,
una bandera desplegada al viento,
la mirada de dos enamorados,
el arcoíris tras una lluvia no invitada.

Y todo, sin apenas entenderlo,
me pertenece,
sin ser su dueño, me imita, soy yo,
el silencio,
la tibia luz de una lámpara gastada,
la voz sin palabra,
el retrato sin imagen,
aquella hoja doblada de un libro
a medio leer,
el ayer sin robarlo,
el hoy perpetrado,
esa mañana que tal vez no me espera,
y estos versos intimistas
a los que les cuesta configurar un poema,
pero que sangran en el papel.

Que silencio tan dulce…

Una faz agotada, cansada y pensativa,
con unos pocos cabellos enredados,
unas canas dibujando tiempos,
un sillón víctima de tan largos días,
un cuerpo casi desechado,
las piernas con migraña,
y unos pies desgastados,
castigados y desnudos.

Y miro, observo y miro,
con el respirar relajado,
como si esperara la llegada
de un tren a su destino,
como si esta luz aletargada
fuese acaso la última,
y si como el crepuscular silencio
quisiera arrebatarme
los versos que aún me quedan por escribir.

Y todo, sin apenas entenderlo,
sin entenderme a mí mismo,
me pertenece.

No soy su dueño,
pero me imita,
vive conmigo,
vive en mí,
porque todo forma parte de mí,
porque todo ello…
…simplemente soy yo.

Un brillante poema, con toda esa cascada de sentimientos, sensibilidades y sensaciones que tan cotidianamente nos acercan a nuestra frágil condición de humanos. Ha sido un placer leer tan sugestivas y admirables letras. Mi felicitación.
Un abrazo.

Mil gracias. Me alegra que así fuera.

Un abrazo.

[Alejandro Costa]

Un poema de calidad que me ha encantado leer. Un abrazo, Alejandro.

Gracias, compañero.

Un fuerte abrazo.

[Alejandro Costa]

Fascinante, emocionante, inmensas letras que llegan hondo, dominas muy bien los poemas intimistas, atrapas al lector.
Un placer de lectura, me ha gustado muchísimo.
Un abrazo, Alejandro

Me atrapa tu sensibilidad.

Mil gracias.

Un beso.

[Alejandro Costa]

Muy bella y apasionada la sensibilidad que revelan tus versos querido amigo... suave y dulce la melodía por la que me invitan a deslizarme...
Un gusto leerte siempre...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Puedes deslizarte y sentir.

Yo lo hago cada vez que escribo.

Un besazo.

[Guillermo Cumar.]

Magnífico poema, Alejandro. Satisfacción grande en su lectura me ha dejado.


un abrazo

[Administración Alaire]

Enhorabuena, amigo Alejandro, por el reconocimiento como Poema de la Semana a tu obra "Reflejo".
Un cordial abrazo.