Dedicatoria a los perdidos

[Marius Gabureanu]

Es un pájaro en llamas, que no podrá sobrevivir mucho tiempo
y mi mirada está cansada de contemplar el vuelo de esa deidad extraña.
Una anestesia improbable del cerebro que ya esta cansado de ser bolsa de empleo de los olvidos
es el minucioso pájaro, las plumas de ceniza de la desdicha.
Cuento, a veces, lo que fumo, y fumo ciervos, y fumo marijuana de soledades
para aumentar el pantano donde se ahoga la niñez
porque no tenemos más que dos manos de recién nacido
para implorar a las oscuridades un nuevo cataclismo, un diluvio de ángeles de las cafeterías,
de ángeles que solamente sobreviven al sorbo de café
para discernir el color de la tarde, para tardar en hacer una recopilación de lunas de gentes sin reposo.
Llega el pasado con los brazos cargados de chirimoya
como si hubiera frutas excluidas a la podredumbre.
Llega el pasado como un pájaro en llamas, cruzando la nube del sinrazón.
Cuento, a veces, lo que fuimos,
y se me hacen indescifrables las matemáticas del dolor.
Sólo puedo sumar, silla por silla, la ausencia.
En mis pulmones hay una escuela de geranios
y un latido de cráteres momificado por el salmón de las promesas.
Contracorriente, me decías, suicidarse en las comas de la bondad.
Contracorriente, me decías, saltar piedra por piedra a la soledad
hasta que el recelo de dios tenga una alborada que no discrimine
a los perdidos.
Es un pájaro en llamas, un payaso que versifica los silencios
al que le puedo amputar la sonrisa
y convertirla en cuervo, sin arrepentirme
un ápice.

[Rosa Marzal]

El pasado como un pájaro en llamas: qué acertada imagen, Marius. Un pasado difícil de ahogar porque muerde la conciencia y contra el que se hace ardua la lucha.

Excelente poema, querido amigo. Mi admiración sincera y felicitaciones.

Abrazos.

[Marius Gabureanu]

Muchas gracias por hacer sentida tu valiosa presencia en mi espacio, Rosa. Me alegro que te ha gustado el poema. Recibe mis abrazos sinceros, querida amiga.

[E. R. Aristy]

Es un pájaro en llamas, que no podrá sobrevivir mucho tiempo
y mi mirada está cansada de contemplar el vuelo de esa deidad extraña.
Una anestesia improbable del cerebro que ya esta cansado de ser bolsa de empleo de los olvidos
es el minucioso pájaro, las plumas de ceniza de la desdicha.
Cuento, a veces, lo que fumo, y fumo ciervos, y fumo marijuana de soledades
para aumentar el pantano donde se ahoga la niñez
porque no tenemos más que dos manos de recién nacido
para implorar a las oscuridades un nuevo cataclismo, un diluvio de ángeles de las cafeterías,
de ángeles que solamente sobreviven al sorbo de café
para discernir el color de la tarde, para tardar en hacer una recopilación de lunas de gentes sin reposo.
Llega el pasado con los brazos cargados de chirimoya
como si hubiera frutas excluidas a la podredumbre.
Llega el pasado como un pájaro en llamas, cruzando la nube del sinrazón.
Cuento, a veces, lo que fuimos,
y se me hacen indescifrables las matemáticas del dolor.
Sólo puedo sumar, silla por silla, la ausencia.
En mis pulmones hay una escuela de geranios
y un latido de cráteres momificado por el salmón de las promesas.
Contracorriente, me decías, suicidarse en las comas de la bondad.
Contracorriente, me decías, saltar piedra por piedra a la soledad
hasta que el recelo de dios tenga una alborada que no discrimine
a los perdidos.
Es un pájaro en llamas, un payaso que versifica los silencios
al que le puedo amputar la sonrisa
y convertirla en cuervo, sin arrepentirme
un ápice.

Me conmueve la belleza herida de este poema, Marius. Abrazos. ERA

[Óscar Distéfano]

Un poema que me ha gustado. Sin comentarios.

Saludos forísticos.

[Pilar Morte]

Un poema con fuerza y sentimiento. Unos versos que llegan y dejan huella, preciosos.
Abrazos
Pilar

[Ramón Castro Méndez]

Es un pájaro en llamas, que no podrá sobrevivir mucho tiempo
y mi mirada está cansada de contemplar el vuelo de esa deidad extraña.
Una anestesia improbable del cerebro que ya esta cansado de ser bolsa de empleo de los olvidos
es el minucioso pájaro, las plumas de ceniza de la desdicha.
Cuento, a veces, lo que fumo, y fumo ciervos, y fumo marijuana de soledades
para aumentar el pantano donde se ahoga la niñez
porque no tenemos más que dos manos de recién nacido
para implorar a las oscuridades un nuevo cataclismo, un diluvio de ángeles de las cafeterías,
de ángeles que solamente sobreviven al sorbo de café
para discernir el color de la tarde, para tardar en hacer una recopilación de lunas de gentes sin reposo.
Llega el pasado con los brazos cargados de chirimoya
como si hubiera frutas excluidas a la podredumbre.
Llega el pasado como un pájaro en llamas, cruzando la nube del sinrazón.
Cuento, a veces, lo que fuimos,
y se me hacen indescifrables las matemáticas del dolor.
Sólo puedo sumar, silla por silla, la ausencia.
En mis pulmones hay una escuela de geranios
y un latido de cráteres momificado por el salmón de las promesas.
Contracorriente, me decías, suicidarse en las comas de la bondad.
Contracorriente, me decías, saltar piedra por piedra a la soledad
hasta que el recelo de dios tenga una alborada que no discrimine
a los perdidos.
Es un pájaro en llamas, un payaso que versifica los silencios
al que le puedo amputar la sonrisa
y convertirla en cuervo, sin arrepentirme
un ápice.

Me ha encantado tu poema. Tiene ese ímpetu expresivo, que no da tregua, y que te hace seguir leyendo. Mi aplauso.

Saludos.

[Ramón Carballal]

Como siempre he disfrutado de tu gran despliegue poético. Un abrazo.

[Rafel Calle]

Hermoso trabajo de Marius.

[Carmen Pla]

Me parece un poema brillante, pájaros que siempre están en perpetuo movimiento.
Un placer leerte, Marius.
Abrazo

[Guillermo Cumar.]

Yo escucho los piídos de ese pájaro que arde al volar por las ausencias que van contracorriente.

un abrazo

[Armilo Brotón]

Un poema que me trae al corazón el desarraigo que yo he sentido a veces. Pájaros solitarios sobrevolando el mar donde no encuentran dónde posarse a pesar del cansancio.

Un abrazo Marius.