Editorial Alaire

Mil cuentos fue…

que el castillo se derrumbó bajo un reloj.
Durmieron los sueños -azules principescos-
con lides y batallas siempre victoriosas.

Las vírgenes doncellas, no son más ya rescatadas.
Los dragones no emiten ya su fuego incandescente,
consumidos a sí mismos en el olvido de una hoja.

Mil cuentos fue…

El hada ha perdidó su varita y la magia acompañante.
Alicia no persigue más a ningún conejo blanco,
se ha escapado de la historia, o le ha cortado la cabeza alguna reina.

Mil cuentos fue… que papá

no está en su mecedora dormilona, con su nena sobre piernas.
La nena creció (creía en leyendas)
Asoma una lágrima crecida -reflejo:es ella-.

Papá: “cuéntame otro cuento.”

Es difícil no sentir lo palpable de estas letras, es como tener la luna al oído susurrando mil historias. Me transporta hacia el horizonte del sentir. Lo etéreo atesora el rumbo que se ha quedado atrás, pero que permanece en el baúl del corazón.

Lo nostálgico, lo armónico suavizan el eco sublime. Un gusto pasarme por aquí.

Llena la ternura ese recuerdo con el deseo de volver a ser la niña que se dormía al arrullo de los cuentos de su padre.

Excelente e imaginativo poema...

Es dulzura el recuerdo de los cuentos. Muy bonito
Un abrazo
Pilar

Creo que hemos perdido la costumbre de contar y escuchar cuentos. Hoy todo nos lo dan digerido y masticado, no queda tiempo para la ilusión o el encanto.

Como siempre a tu altura

Jorge

Dereck Uzcátegui escribió:Es difícil no sentir lo palpable de estas letras, es como tener la luna al oído susurrando mil historias. Me transporta hacia el horizonte del sentir. Lo etéreo atesora el rumbo que se ha quedado atrás, pero que permanece en el baúl del corazón.

Lo nostálgico, lo armónico suavizan el eco sublime. Un gusto pasarme por aquí.

Muchas gracias Dereck por tu comentario. Como ves, en este texto yo también hubiera querido tener quién me contasé de nuevo esos cuentos y recuperar toda esa magia e ilusión que con el paso del tiempo se ve tan perdida.
Y pensar.... que creía.
Gracias, de nuevo.

A veces la realidad se muestra como el despertar de ese sueño amiga Alejandra. Las trampas de la vida.

Abrazos, muchos abrazos

Al hacernos mayores perdemos la inocencia de creer en personajes de cuento. A mí también me gustaría que me contaran esos cuentos y rescatar la infancia al lado de mi padre. Conmovedor poema, amiga.

Un beso

Las rodillas de papá guardan mucho de nuestros mejores tiempos.
Inolvidables susurros de una vida de príncipes y cenicientas que más de uno añorará para los restos.
precioso tu poema, querida amiga Alejandra.
Ha sido un placer leerte.
Te mando un fuerte abrazo.

Alejandra Goerne,

Un poema sentido
que llega a mover mis recuerdos....
Maravilloso... te felicito

Un abrazo fuerte

.



Ahhh, Alejandra, tus presentaciones siempre son tan exquisitas y tan delicadas. Te envidio.

El niño/ o la niña que nunca nos abandona, y que debemos saber ver incluso en nuestros semejantes, no sólo en nsotros mismos.

Tu poema me trajo el recuerdo de una gran película, de Orson Welles (él tenía entonces 25 años). Cuando Kane, que lo tuvo todo en su vida, al final lo único que recuerda es el trineo de su infancia con el rotulito pintado "Rosebud"

Qué importante ha sido la infancia, es y será para todo el mundo. Da tanto que pensar tu poema. He recordado incluso a esos niños militares africanos que los han hecho dueños de un arma a la edad de diez años o menos.

Un beso, Alejandra. Un bello poema y un acierto.





.

Marcos, Pilar, Just, Rosario, Rafael, Ricardo y Víctor... gracias por escuchar a esta niña que creía en leyendas. El Tiempo FUE...

Un beso para todos, bueno muchos mejor.