Poesía: ¿dónde estás?

Poemas en verso y/o en prosa de cualquier estructura y/o combinación.

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Óscar Distéfano
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Poesía: ¿dónde estás?

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Poesía: ¿dónde estás?

Deseo llegar a los versos, ¿voy a los sucesos,
hablo de la muerte, del sol cuando cae el ocaso,
voy creando correspondencias y similitudes,
o hablo de anécdotas personales, de amores ya perdidos,
hago algo con el cuerpo radiante de mi amada, sus muslos blancos,
describo el terrible dolor que me causó, abro mi pecho
para que el mundo vea las pulsaciones de mis sentimientos?

¿Debo gritar las injusticias, debo cantar a mi país, o debo
describir los rincones de mi casa, de mi patio, de mi jardín,
debo filosofar, encontrar gnosis, verdades deslumbrantes,
debo componer música, melodía de ríos, de bosques,
ritmos de las noches urbanas, de los paseos lúgubres,
de las prostitutas, de los mendigos, de los niños de los semáforos?
¿Debo llegar al mar, a las arenas, a las espumas, a las sirenas,
divertirme con las bellezas que hoy están grises y fláccidas,
llegar a las montañas, a los ecos profundos, a los inviernos,
a las nieves sobre los prados húmedos, a las primaveras, las flores,
o entrar en las intrigas de la sociedad, en los conflictos del poder,
en las guerras interminables, en el cansancio, en el hastío?
¿Dónde debo encontrar mi poesía, ese secreto que un gran día,
indiferente a la ansiedad, al capricho, al tesón, a la experiencia,
estalla en pleno rostro y en plena conciencia de mi vigilia?
¿Debo pactar con Mefistófeles, invocar a los dioses, escrutar
las estrellas, buscar con mis tecnológicas herramientas?
¿Debo exhumar cadáveres de amigos y parientes, gatos y perros,
o acaso de enemigos, de esqueletos de héroes, cantar sudarios
de piratas, de peones, de obreros, de lavanderas tímidas?
¿Debo indagar en las ideologías, en los puntos de vista
que destruyen amistades en las tabernas, en los yates?
¿Debo regresar a mi infancia, a recoger las rosas de mi madre,
a exprimir mi memoria y recuperar el ocio infinito, con la lluvia?
¿Debo mirar el tiempo en todos los espejos de mi entorno,
y fragmentar en versos las copiosas mentiras de mi vida?
¿Debo verme en el otro espejo: mi subconsciente,
y galopar sobre potros dorados con cuernos de unicornios
en los prados azules de las muchachas que juegan al golf
con sus nodrizas de miradas lésbicas? ¿O quizás, enfermarme,
para escribir un gran poema sobre las inclinaciones neuróticas?
¿O quizás, desordenar mis sentidos con ajenjo y alcaloides?
¿Acaso debo entrar en las palabras y enlazarlas,
visualizando previamente sus únicos destinos, sus manos
abiertas y extendidas para tocarse, para agarrarse,
y crear una fusión nuclear de la verdad con la belleza?

¿Es cierto que esperan ya los poemas todo escritos,
y que duermen en un reposo intacto, en una espera
hibernada, como en su tumba de resurrección,
como si la eternidad fuese su imperio de siempre?
¿Es cierto que debo esperar pacientemente si la luz no llega,
que debo mantener la compostura si reina el caos?
¿Es cierto que debo insistir horas y días y semanas
hasta que la palabra realice su danza amorosa con el silencio?
¿Es cierto que un poema oscuro es irrecuperable,
que mejor es dejar que la mortaja del olvido lo recubra?
¿Es cierto que tampoco debo exaltar cualquier vocablo,
o sobornar con elocuencia, con dicción admirable,
la perfecta distancia de las sílabas, y la perfecta
yuxtaposición de imágenes, de metáforas?
¿Es cierto que el verso posee vida propia, y voluntad
para adquirir su definida cualidad, pero existe encerrado,
y que yo debo saber vislumbrar el destino hacia el ser,
para cavar con paciencia el túnel de su libertad?

Deseo volar a los versos y, hasta hoy, han huido de mí,
se esconden en el firmamento, detrás de las estrellas infinitas,
como si quisieran herirme con indiferencia y des-aire,
como si quisieran verme caer sobre el buque que surca los abismos,
sobre la húmeda cubierta, a merced de los marineros
para que estos se diviertan al verme renguear
de estribor a babor con mis grandes alas blancas.


Última edición por Óscar Distéfano el Jue, 03 Mar 2016 0:53, editado 1 vez en total.


Aquellos poetas que hayan guardado sus primeros poemas, que los destruyan, para abandonar en paz este mundo.



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Julio Gonzalez Alonso
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Re: Poesía: ¿dónde estás?

Mensaje sin leer por Julio Gonzalez Alonso »

Un poema bárbaro, Óscar. Apabullante este ejercicio metapoético donde no dejas recoveco que escape a la introspección y ese regusto amargo de la estrofa de cierre preñada de deseos. Extenso poema que se hace breve, pues si bien has iniciado su lectura ya no puedes escapar a la sugestión de sus versos. Estupendo trabajo, de profunda honestidad y calidad literaria. Mis felicitaciones. Salud.
E. R. Aristy
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Re: Poesía: ¿dónde estás?

Mensaje sin leer por E. R. Aristy »

Óscar Distéfano escribió:
Poesía: ¿dónde estás?

Deseo llegar a los versos, ¿voy a los sucesos,
hablo de la muerte, del sol cuando cae el ocaso,
voy creando correspondencias y similitudes,
o hablo de anécdotas personales, de amores ya perdidos,
hago algo con el cuerpo radiante de mi amada, sus muslos blancos,
describo el terrible dolor que me causó, abro mi pecho
para que el mundo vea las pulsaciones de mis sentimientos?

¿Debo gritar las injusticias, debo cantar a mi país, o debo
describir los rincones de mi casa, de mi patio, de mi jardín,
debo filosofar, encontrar gnosis, verdades deslumbrantes,
debo componer música, melodía de ríos, de bosques,
ritmos de las noches urbanas, de los paseos lúgubres,
de las prostitutas, de los mendigos, de los niños de los semáforos?
¿Debo llegar al mar, a las arenas, a las espumas, a las sirenas,
divertirme con las bellezas que hoy están grises y fláccidas,
llegar a las montañas, a los ecos profundos, a los inviernos,
a las nieves sobre los prados húmedos, a las primaveras, las flores,
o entrar en las intrigas de la sociedad, en los conflictos del poder,
en las guerras interminables, en el cansancio, en el hastío?
¿Dónde debo encontrar mi poesía, ese secreto que un gran día,
indiferente a la ansiedad, al capricho, al tesón, a la experiencia,
estalla en pleno rostro y en plena conciencia de mi vigilia?
¿Debo pactar con Mefistófeles, invocar a los dioses, escrutar
las estrellas, buscar con mis tecnológicas herramientas?
¿Debo exhumar cadáveres de amigos y parientes, gatos y perros,
o acaso de enemigos, de esqueletos de héroes, cantar sudarios
de piratas, de peones, de obreros, de lavanderas tímidas?
¿Debo indagar en las ideologías, en los puntos de vista
que destruyen amistades en las tabernas, en los yates?
¿Debo regresar a mi infancia, a recoger las rosas de mi madre,
a exprimir mi memoria y recuperar el ocio infinito, con la lluvia?
¿Debo mirar el tiempo en todos los espejos de mi entorno,
y fragmentar en versos las copiosas mentiras de mi vida?
¿Debo verme en el otro espejo: mi subconsciente,
y galopar sobre potros dorados con cuernos de unicornios
en los prados azules de las muchachas que juegan al golf
con sus nodrizas de miradas lésbicas? ¿O quizás, enfermarme,
para escribir un gran poema sobre las inclinaciones neuróticas?
¿Acaso debo entrar en las palabras y enlazarlas,
visualizando previamente sus únicos destinos, sus manos
abiertas y extendidas para tocarse, para agarrarse,
y crear una fusión nuclear de la verdad con la belleza?

¿Es cierto que esperan ya los poemas todo escritos,
y que duermen en un reposo intacto, en una espera
hibernada, como en su tumba de resurrección,
como si la eternidad fuese su imperio de siempre?
¿Es cierto que debo esperar pacientemente si la luz no llega,
que debo mantener la compostura si reina el caos?
¿Es cierto que debo insistir horas y días y semanas
hasta que la palabra realice su danza amorosa con el silencio?
¿Es cierto que un poema oscuro es irrecuperable,
que mejor es dejar que la mortaja del olvido lo recubra?
¿Es cierto que tampoco debo exaltar cualquier vocablo,
o sobornar con elocuencia, con dicción admirable,
la perfecta distancia de las sílabas, y la perfecta
yuxtaposición de imágenes, de metáforas?
¿Es cierto que el verso posee vida propia, y voluntad
para adquirir su definida cualidad, pero existe encerrado,
y que yo debo saber vislumbrar el destino hacia el ser,
para cavar con paciencia el túnel de su libertad?

Deseo volar a los versos y, hasta hoy, han huido de mí,
se esconden en el firmamento, detrás de las estrellas infinitas,
como si quisieran herirme con indiferencia y des-aire,
como si quisieran verme caer sobre el buque que surca los abismos,
sobre la húmeda cubierta, a merced de los marineros
para que estos se diviertan al verme renguear
de estribor a babor con mis grandes alas blancas.


Me ha parecido este monologo a estilo Shakespeare, una épica subliminal que no deja piedra sin remover en la búsqueda de la poesía. Extenso pero su ritmo interno, su ímpetus hace de una lectura que acorta la respiración. Se siente la lucha interna del poeta. Los versos, todos bellos, indescriptibles hacen su aparición en esas alas blancas. Te felicito, Oscar! Un abrazo, ERA
Armilo Brotón

Re: Poesía: ¿dónde estás?

Mensaje sin leer por Armilo Brotón »

Estoy con Julio Óscar. Esa pregunta es sana. Y la has plasmado en versos perfectamente.

Un abrazo
Pilar Morte
Mensajes: 29733
Registrado: Mié, 09 Abr 2008 10:21

Re: Poesía: ¿dónde estás?

Mensaje sin leer por Pilar Morte »

Es un poema que engancha, comienzas y , a pesar de que es largo, no puedes dejar de leer. Te haces muchas preguntas que ya son poesía en tus versos. Un poema perfecto que me ha gustado mucho. Felicidades
Besos
Pilar
Carmen Pla
Mensajes: 3849
Registrado: Jue, 15 Oct 2015 19:22

Re: Poesía: ¿dónde estás?

Mensaje sin leer por Carmen Pla »

Óscar Distéfano escribió:
Poesía: ¿dónde estás?

Deseo llegar a los versos, ¿voy a los sucesos,
hablo de la muerte, del sol cuando cae el ocaso,
voy creando correspondencias y similitudes,
o hablo de anécdotas personales, de amores ya perdidos,
hago algo con el cuerpo radiante de mi amada, sus muslos blancos,
describo el terrible dolor que me causó, abro mi pecho
para que el mundo vea las pulsaciones de mis sentimientos?

¿Debo gritar las injusticias, debo cantar a mi país, o debo
describir los rincones de mi casa, de mi patio, de mi jardín,
debo filosofar, encontrar gnosis, verdades deslumbrantes,
debo componer música, melodía de ríos, de bosques,
ritmos de las noches urbanas, de los paseos lúgubres,
de las prostitutas, de los mendigos, de los niños de los semáforos?
¿Debo llegar al mar, a las arenas, a las espumas, a las sirenas,
divertirme con las bellezas que hoy están grises y fláccidas,
llegar a las montañas, a los ecos profundos, a los inviernos,
a las nieves sobre los prados húmedos, a las primaveras, las flores,
o entrar en las intrigas de la sociedad, en los conflictos del poder,
en las guerras interminables, en el cansancio, en el hastío?
¿Dónde debo encontrar mi poesía, ese secreto que un gran día,
indiferente a la ansiedad, al capricho, al tesón, a la experiencia,
estalla en pleno rostro y en plena conciencia de mi vigilia?
¿Debo pactar con Mefistófeles, invocar a los dioses, escrutar
las estrellas, buscar con mis tecnológicas herramientas?
¿Debo exhumar cadáveres de amigos y parientes, gatos y perros,
o acaso de enemigos, de esqueletos de héroes, cantar sudarios
de piratas, de peones, de obreros, de lavanderas tímidas?
¿Debo indagar en las ideologías, en los puntos de vista
que destruyen amistades en las tabernas, en los yates?
¿Debo regresar a mi infancia, a recoger las rosas de mi madre,
a exprimir mi memoria y recuperar el ocio infinito, con la lluvia?
¿Debo mirar el tiempo en todos los espejos de mi entorno,
y fragmentar en versos las copiosas mentiras de mi vida?
¿Debo verme en el otro espejo: mi subconsciente,
y galopar sobre potros dorados con cuernos de unicornios
en los prados azules de las muchachas que juegan al golf
con sus nodrizas de miradas lésbicas? ¿O quizás, enfermarme,
para escribir un gran poema sobre las inclinaciones neuróticas?
¿Acaso debo entrar en las palabras y enlazarlas,
visualizando previamente sus únicos destinos, sus manos
abiertas y extendidas para tocarse, para agarrarse,
y crear una fusión nuclear de la verdad con la belleza?

¿Es cierto que esperan ya los poemas todo escritos,
y que duermen en un reposo intacto, en una espera
hibernada, como en su tumba de resurrección,
como si la eternidad fuese su imperio de siempre?
¿Es cierto que debo esperar pacientemente si la luz no llega,
que debo mantener la compostura si reina el caos?
¿Es cierto que debo insistir horas y días y semanas
hasta que la palabra realice su danza amorosa con el silencio?
¿Es cierto que un poema oscuro es irrecuperable,
que mejor es dejar que la mortaja del olvido lo recubra?
¿Es cierto que tampoco debo exaltar cualquier vocablo,
o sobornar con elocuencia, con dicción admirable,
la perfecta distancia de las sílabas, y la perfecta
yuxtaposición de imágenes, de metáforas?
¿Es cierto que el verso posee vida propia, y voluntad
para adquirir su definida cualidad, pero existe encerrado,
y que yo debo saber vislumbrar el destino hacia el ser,
para cavar con paciencia el túnel de su libertad?

Deseo volar a los versos y, hasta hoy, han huido de mí,
se esconden en el firmamento, detrás de las estrellas infinitas,
como si quisieran herirme con indiferencia y des-aire,
como si quisieran verme caer sobre el buque que surca los abismos,
sobre la húmeda cubierta, a merced de los marineros
para que estos se diviertan al verme renguear
de estribor a babor con mis grandes alas blancas.



¡Qué maravilla de poema!, lo has dicho todo y no le cabe nada más. IMPRESIONANTE
Eres un gran poeta, Óscar.
Un gran abrazo.
Guillermo Cumar.
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Registrado: Sab, 25 Jun 2011 17:21
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Re: Poesía: ¿dónde estás?

Mensaje sin leer por Guillermo Cumar. »

No huyen de ti los versos, amigo.Tampoco te esquiva la poesía. A tientas la diriges , la constatas. Te sale de los sentires profundos
a recorrer las situaciones de todos los sensores de todos tus sentidos, bajo la inspección polivalente de saber lo que quieres y tener
lo que deseas dotando a la inspiración de una buena e interesante introspectiva lírica.

un abrazo
Cuanto más alto subes
más dura es la caída.
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Pablo Ibáñez
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Re: Poesía: ¿dónde estás?

Mensaje sin leer por Pablo Ibáñez »

Óscar,

a mí me ha encantado, amigo. Me parece un auténtico poemazo. Un titánico ejercicio de metapoesía donde das rienda suelta a todas las dudas, todas las preguntas que los poetas se hacen y se han hecho a lo largo de la historia. A pesar de su extensión, el poema, como dice Julio, se hace corto porque es imposible escapara a la sugestión hipnótica de la sucesión de preguntas que te haces. No dejas nada en el tintero, resulta muy completo el repaso. Me gusta también cómo dejas de hacerte preguntas en la última estrofa y expresas tus sentimientos a modo de conclusión, no como respuesta a las preguntas anteriores sino como constatación de que no puedes responderlas. Como reconocimiento del misterio que envuelve a todo este asunto de las palabras y de la impotencia del creador que no puede descifrarlo.

Ya te digo, me ha encantado.

Un abrazo.
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Óscar Distéfano
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Re: Poesía: ¿dónde estás?

Mensaje sin leer por Óscar Distéfano »

Julio Gonzalez Alonso escribió:Un poema bárbaro, Óscar. Apabullante este ejercicio metapoético donde no dejas recoveco que escape a la introspección y ese regusto amargo de la estrofa de cierre preñada de deseos. Extenso poema que se hace breve, pues si bien has iniciado su lectura ya no puedes escapar a la sugestión de sus versos. Estupendo trabajo, de profunda honestidad y calidad literaria. Mis felicitaciones. Salud.

Me ha emocionado tu comentario, Julio, no por una cuestión vanidosa, sino porque, conociendo tu estatura poética, tu conocimiento crítico y tu insobornable postura ante los poemas que lees, siento que voy creciendo, que voy cabalgando hacia la ilusoria meta, lo cual es lo único que me importa. Me has recargado de fuerza, amigo, para seguir versando, y eso no tiene precio. Gracias.

Un abrazo fraterno
Óscar


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Óscar Distéfano
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Re: Poesía: ¿dónde estás?

Mensaje sin leer por Óscar Distéfano »

E. R. Aristy escribió:
Óscar Distéfano escribió:
Poesía: ¿dónde estás?

Deseo llegar a los versos, ¿voy a los sucesos,
hablo de la muerte, del sol cuando cae el ocaso,
voy creando correspondencias y similitudes,
o hablo de anécdotas personales, de amores ya perdidos,
hago algo con el cuerpo radiante de mi amada, sus muslos blancos,
describo el terrible dolor que me causó, abro mi pecho
para que el mundo vea las pulsaciones de mis sentimientos?

¿Debo gritar las injusticias, debo cantar a mi país, o debo
describir los rincones de mi casa, de mi patio, de mi jardín,
debo filosofar, encontrar gnosis, verdades deslumbrantes,
debo componer música, melodía de ríos, de bosques,
ritmos de las noches urbanas, de los paseos lúgubres,
de las prostitutas, de los mendigos, de los niños de los semáforos?
¿Debo llegar al mar, a las arenas, a las espumas, a las sirenas,
divertirme con las bellezas que hoy están grises y fláccidas,
llegar a las montañas, a los ecos profundos, a los inviernos,
a las nieves sobre los prados húmedos, a las primaveras, las flores,
o entrar en las intrigas de la sociedad, en los conflictos del poder,
en las guerras interminables, en el cansancio, en el hastío?
¿Dónde debo encontrar mi poesía, ese secreto que un gran día,
indiferente a la ansiedad, al capricho, al tesón, a la experiencia,
estalla en pleno rostro y en plena conciencia de mi vigilia?
¿Debo pactar con Mefistófeles, invocar a los dioses, escrutar
las estrellas, buscar con mis tecnológicas herramientas?
¿Debo exhumar cadáveres de amigos y parientes, gatos y perros,
o acaso de enemigos, de esqueletos de héroes, cantar sudarios
de piratas, de peones, de obreros, de lavanderas tímidas?
¿Debo indagar en las ideologías, en los puntos de vista
que destruyen amistades en las tabernas, en los yates?
¿Debo regresar a mi infancia, a recoger las rosas de mi madre,
a exprimir mi memoria y recuperar el ocio infinito, con la lluvia?
¿Debo mirar el tiempo en todos los espejos de mi entorno,
y fragmentar en versos las copiosas mentiras de mi vida?
¿Debo verme en el otro espejo: mi subconsciente,
y galopar sobre potros dorados con cuernos de unicornios
en los prados azules de las muchachas que juegan al golf
con sus nodrizas de miradas lésbicas? ¿O quizás, enfermarme,
para escribir un gran poema sobre las inclinaciones neuróticas?
¿Acaso debo entrar en las palabras y enlazarlas,
visualizando previamente sus únicos destinos, sus manos
abiertas y extendidas para tocarse, para agarrarse,
y crear una fusión nuclear de la verdad con la belleza?

¿Es cierto que esperan ya los poemas todo escritos,
y que duermen en un reposo intacto, en una espera
hibernada, como en su tumba de resurrección,
como si la eternidad fuese su imperio de siempre?
¿Es cierto que debo esperar pacientemente si la luz no llega,
que debo mantener la compostura si reina el caos?
¿Es cierto que debo insistir horas y días y semanas
hasta que la palabra realice su danza amorosa con el silencio?
¿Es cierto que un poema oscuro es irrecuperable,
que mejor es dejar que la mortaja del olvido lo recubra?
¿Es cierto que tampoco debo exaltar cualquier vocablo,
o sobornar con elocuencia, con dicción admirable,
la perfecta distancia de las sílabas, y la perfecta
yuxtaposición de imágenes, de metáforas?
¿Es cierto que el verso posee vida propia, y voluntad
para adquirir su definida cualidad, pero existe encerrado,
y que yo debo saber vislumbrar el destino hacia el ser,
para cavar con paciencia el túnel de su libertad?

Deseo volar a los versos y, hasta hoy, han huido de mí,
se esconden en el firmamento, detrás de las estrellas infinitas,
como si quisieran herirme con indiferencia y des-aire,
como si quisieran verme caer sobre el buque que surca los abismos,
sobre la húmeda cubierta, a merced de los marineros
para que estos se diviertan al verme renguear
de estribor a babor con mis grandes alas blancas.


Me ha parecido este monologo a estilo Shakespeare, una épica subliminal que no deja piedra sin remover en la búsqueda de la poesía. Extenso pero su ritmo interno, su ímpetu hace de una lectura que acorta la respiración. Se siente la lucha interna del poeta. Los versos, todos bellos, indescriptibles hacen su aparición en esas alas blancas. Te felicito, Oscar! Un abrazo, ERA

Gracias, mi querida poeta, por la valoración que haces de este trabajo. Estos tipos de comentarios me ayudan mucho para seguir en la lucha, y me reafirman en la convicción de cuán importante para un poeta es el intercambio sincero. Este nuestro foro Alaire es, hoy por hoy, una alta escuela, no en el sentido de enseñanza, sino en el sentido de la disposición de señales que un poeta encuentra para crecer. Existen compañeros que sutilmente, con mucho tino y respeto, nos indican los aspectos positivos y negativos de nuestros trabajos, lo cual yo valoro muchísimo.

Un abrazo cariñoso.
Óscar


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curra anguiano
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Re: Poesía: ¿dónde estás?

Mensaje sin leer por curra anguiano »

Mi querido Osacar, creo que es lo mejor que te he leído nunca. Es una obra de arte. !!!

Mil besos y mil gracias

Curra
Gerardo Mont
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Re: Poesía: ¿dónde estás?

Mensaje sin leer por Gerardo Mont »

Gran poema, estimado Oscar. Dicente, rico, inteligente y cercano ¿Qué más pedir? Te confieso que pocas veces estoy de acuerdo con lo que se postula generalmente en los metapoemas, me parece una exageración, pero la forma que aquí lo haces, preguntándote desde todos los ángulos (preguntas que de una manera u otra nos alcanzan), y dejando al lector encontrar también su respuesta, me parece genial, no dogmático, que en esto de la poesía-sentimiento, no debe ser.
He disfrutado mucho leerte, estimado poeta. Un gran abrazo entre aplausos.
"Para saber que sabemos lo que sabemos, y saber que no sabemos lo que no sabemos, hay que tener cierto conocimiento" (Nicolás Copérnico)
Ver es más que abrir los ojos y apuntar nuestras angustias. Es más que calibrar las agujas del pecho a la rutina.
( http://lascosasdelmonje.blogspot.com/ )
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Óscar Distéfano
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Re: Poesía: ¿dónde estás?

Mensaje sin leer por Óscar Distéfano »

Armilo Brotón escribió:Estoy con Julio Óscar. Esa pregunta es sana. Y la has plasmado en versos perfectamente.

Un abrazo

Gracias, estimado poeta. Tu comentario es sobrio y útil para mí.

Un abrazo.
Óscar


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Óscar Distéfano
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Re: Poesía: ¿dónde estás?

Mensaje sin leer por Óscar Distéfano »

Pilar Morte escribió:Es un poema que engancha, comienzas y , a pesar de que es largo, no puedes dejar de leer. Te haces muchas preguntas que ya son poesía en tus versos. Un poema perfecto que me ha gustado mucho. Felicidades
Besos
Pilar

Gracias, poeta amiga. Tus palabras me reconfortan, son valiosas, me estimulan. Eres uno de mis lectores más influyentes en mi poesía.

Un abrazo grande.
Óscar


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Re: Poesía: ¿dónde estás?

Mensaje sin leer por Óscar Distéfano »

Carmen Pla escribió:
Óscar Distéfano escribió:
Poesía: ¿dónde estás?

Deseo llegar a los versos, ¿voy a los sucesos,
hablo de la muerte, del sol cuando cae el ocaso,
voy creando correspondencias y similitudes,
o hablo de anécdotas personales, de amores ya perdidos,
hago algo con el cuerpo radiante de mi amada, sus muslos blancos,
describo el terrible dolor que me causó, abro mi pecho
para que el mundo vea las pulsaciones de mis sentimientos?

¿Debo gritar las injusticias, debo cantar a mi país, o debo
describir los rincones de mi casa, de mi patio, de mi jardín,
debo filosofar, encontrar gnosis, verdades deslumbrantes,
debo componer música, melodía de ríos, de bosques,
ritmos de las noches urbanas, de los paseos lúgubres,
de las prostitutas, de los mendigos, de los niños de los semáforos?
¿Debo llegar al mar, a las arenas, a las espumas, a las sirenas,
divertirme con las bellezas que hoy están grises y fláccidas,
llegar a las montañas, a los ecos profundos, a los inviernos,
a las nieves sobre los prados húmedos, a las primaveras, las flores,
o entrar en las intrigas de la sociedad, en los conflictos del poder,
en las guerras interminables, en el cansancio, en el hastío?
¿Dónde debo encontrar mi poesía, ese secreto que un gran día,
indiferente a la ansiedad, al capricho, al tesón, a la experiencia,
estalla en pleno rostro y en plena conciencia de mi vigilia?
¿Debo pactar con Mefistófeles, invocar a los dioses, escrutar
las estrellas, buscar con mis tecnológicas herramientas?
¿Debo exhumar cadáveres de amigos y parientes, gatos y perros,
o acaso de enemigos, de esqueletos de héroes, cantar sudarios
de piratas, de peones, de obreros, de lavanderas tímidas?
¿Debo indagar en las ideologías, en los puntos de vista
que destruyen amistades en las tabernas, en los yates?
¿Debo regresar a mi infancia, a recoger las rosas de mi madre,
a exprimir mi memoria y recuperar el ocio infinito, con la lluvia?
¿Debo mirar el tiempo en todos los espejos de mi entorno,
y fragmentar en versos las copiosas mentiras de mi vida?
¿Debo verme en el otro espejo: mi subconsciente,
y galopar sobre potros dorados con cuernos de unicornios
en los prados azules de las muchachas que juegan al golf
con sus nodrizas de miradas lésbicas? ¿O quizás, enfermarme,
para escribir un gran poema sobre las inclinaciones neuróticas?
¿Acaso debo entrar en las palabras y enlazarlas,
visualizando previamente sus únicos destinos, sus manos
abiertas y extendidas para tocarse, para agarrarse,
y crear una fusión nuclear de la verdad con la belleza?

¿Es cierto que esperan ya los poemas todo escritos,
y que duermen en un reposo intacto, en una espera
hibernada, como en su tumba de resurrección,
como si la eternidad fuese su imperio de siempre?
¿Es cierto que debo esperar pacientemente si la luz no llega,
que debo mantener la compostura si reina el caos?
¿Es cierto que debo insistir horas y días y semanas
hasta que la palabra realice su danza amorosa con el silencio?
¿Es cierto que un poema oscuro es irrecuperable,
que mejor es dejar que la mortaja del olvido lo recubra?
¿Es cierto que tampoco debo exaltar cualquier vocablo,
o sobornar con elocuencia, con dicción admirable,
la perfecta distancia de las sílabas, y la perfecta
yuxtaposición de imágenes, de metáforas?
¿Es cierto que el verso posee vida propia, y voluntad
para adquirir su definida cualidad, pero existe encerrado,
y que yo debo saber vislumbrar el destino hacia el ser,
para cavar con paciencia el túnel de su libertad?

Deseo volar a los versos y, hasta hoy, han huido de mí,
se esconden en el firmamento, detrás de las estrellas infinitas,
como si quisieran herirme con indiferencia y des-aire,
como si quisieran verme caer sobre el buque que surca los abismos,
sobre la húmeda cubierta, a merced de los marineros
para que estos se diviertan al verme renguear
de estribor a babor con mis grandes alas blancas.



¡Qué maravilla de poema!, lo has dicho todo y no le cabe nada más. IMPRESIONANTE
Eres un gran poeta, Óscar.
Un gran abrazo.

Se te agradece, amiga. Eres muy amable. Yo creo que estamos avanzando todos hacia un crecimiento, más o menos a un mismo nivel. El foro Alaire realmente brinda resultados a quienes tengan voluntad de avanzar.

Un abrazo fraterno.
Óscar


Aquellos poetas que hayan guardado sus primeros poemas, que los destruyan, para abandonar en paz este mundo.



http://www.elbuscadordehumos.blogspot.com/
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