Editorial Alaire

Hay algo que nos aleja definitivamente de los astros
cuando cae la tarde, amor mío,
y aparece el primer brillo de una estrella
perdida en el firmamento
cada vez más oscuro y distante porque te alejas de mí
como si estuvieras naufragando en el sueño de la vida
y los pájaros del canto
hubieran sido inundados por el silencio de una condena
que no podemos apelar en ninguna instancia conocida.

Miras el lugar en el puerto donde creíste perderme
una noche en la que el jazz aún sonaba
cuando los músicos se habían marchado.

He querido abrazarte como si volvieras
a salir del colegio
y yo te esperara ansioso para volver a tenerte,
no me crees cuando te digo que deseo
recuperar tus caricias, refugiarme en tu mirada,
volver a hablarte como si nunca te hubiera herido,
como si nunca hubiera querido perderte
con la desesperación de un loco encadenado.

Subimos la cuesta estrecha de los aparcamientos
esquivando las ramas, los arbustos,
entre el olor intenso de la dama de noche
que deseas plantar en la terraza
donde duerme la calma cuando llega el verano,
y la luz tibia de los bares que recogen las mesas,
apagan las anafes, encienden los cigarros,
entonces me detengo, te cojo por los hombros y te miro
a los ojos fijamente
para volver a decirte que te quiero
aunque me recordarás que no puedes creerme
y una amargura que conozco se detendrá en mi mirada
y el resto de la cuesta se me hará un calvario.

Te estaba echando en falta, y llegas con este paseo pleno de amor y fidelidad. Me gustan tus versos, son como caricias. Un placer
Besos
Pilar

Un enorme poema de amor. Recuerdos, arrepentimiento, no confianza, separación, olvido...

La verdad es que es un poema bellísimo en su desesperación y tristeza.

Felicitaciones
Ana

Un poema precioso, amigo Enrique, donde destacaría la descripción lujosa y pormenorizada de ese escenario nocturno, de muy alto voltaje lírico.

Un fuerte abrazo.

Conmovedor poema que se hace sentir.
Me ha gustado mucho todo el encadenamiento del sentimiento.
Saludos y abrazo.

F. Enrique escribió:Hay algo que nos aleja definitivamente de los astros
cuando cae la tarde, amor mío,
y aparece el primer brillo de una estrella
perdida en el firmamento
cada vez más oscuro y distante porque te alejas de mí
como si estuvieras naufragando en el sueño de la vida
y los pájaros del canto
hubieran sido inundados por el silencio de una condena
que no podemos apelar en ninguna instancia conocida.

Miras el lugar en el puerto donde creíste perderme
una noche en la que el jazz aún sonaba
cuando los músicos se habían marchado.

He querido abrazarte como si volvieras
a salir del colegio
y yo te esperara ansioso para volver a tenerte,
no me crees cuando te digo que deseo
recuperar tus caricias, refugiarme en tu mirada,
volver a hablarte como si nunca te hubiera herido,
como si nunca hubiera querido perderte
con la desesperación de un loco encadenado.

Subimos la cuesta estrecha de los aparcamientos
esquivando las ramas, los arbustos,
entre el olor intenso de la dama de noche
que deseas plantar en la terraza
donde duerme la calma cuando llega el verano,
y la luz tibia de los bares que recogen las mesas,
apagan las anafes, encienden los cigarros,
entonces me detengo, te cojo por los hombros y te miro
a los ojos fijamente
para volver a decirte que te quiero
aunque me recordarás que no puedes creerme
y una amargura que conozco se detendrá en mi mirada
y el resto de la cuesta se me hará un calvario.

Que hermoso paseo bajo la palidez de la luna y de esos hombros adolescentes de donde realmente agitaban las alas del amor. Un lujo leerte, Enrique. ERA

Un magnífico poema tratando de recuperar el amor con nocturnidad pero sin alevosía.

un abrazo

Te agradezco, Pilar, tu delicadeza al referirte a esta ausencia pasajera, lo cierto es que entro en el Foro todos los días pero me cuesta un mundo escribir un solo comentario, experimento en estos días sentimientos contradictorios sobre la esencia de la propia poesía, sobre mi propia receptividad al fracaso que suponía inagotable, a ello se ha unido el exquisito trato que he tenido por parte de la Consejería de Cultura de mi ciudad a la que no he dejado de fustigar durante años. En fin, me gustaría mostrarme más participativo, corresponder a unos comentarios asombrosos en su profundidad y dedicación. Espero aclararme para volver con fuerzas. Tu amabilidad es más fuerte que mi resistencia al fracaso.

Un abrazo.

Gracias, Ana. Me gusta mucho más este poema que cuando lo escribí, palabras como las tuyas han contribuido mucho a ello.

Un abrazo.

[quote="F. Enrique"]

Magnífico poema F. Enrique, evocador y confesional.
Siempre disfruto tu poesía que, además, acompañas muy bien con música preciosa.
Un abrazo.

Un poema que nos deja un sabor amargo al final. Amigo mío! muy lírico este escrito, muy nostálgico también "He querido abrazarte como si volvieras a salir del colegio", tiene una sensibilidad y una melancolía que sobrecoge, con tintes nerudianos, nos envuelves en esta atmósfera nocturna, de amor y soledad.
Como siempre muy buen poema, tanto en su fluidez como en su profundidad.

Un abrazo!!
Satír.

Muchas gracias, Ferreiro, siempre es agradable recibir tan bellas palabras de alguien como tú, diría más, es un honor muy grande.

Un abrazo.

Hermoso, sensible, melancólico... como un descenso que agota su palpitar sereno...
Un gusto leerte querido amigo...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Francisco Enrique,

me ha gustado el poema, amigo. Siempre consigues recrear un ambiente mediterráneo, de atardecer, muy característico, que llega muy bien. Me gusta la manera cómo entrelazas ese ambiente con el estado sentimental de los personajes. La descripción externa y la expresión interna bailan un vals muy evocador.

Un abrazo.

Muy bello trabajo, amigo Enrique, y muy evocador.
Felicidades.
Abrazos.