Lamborghini

[Marius Gabureanu]

Las cosas que yo sueño son ortigas.
Cuadernos de ortigas que escribe mi sueño
parado en el punto de la existencia
donde no hay alternativa para la niñez,
el punto de los pájaros suicidas
que se vislumbra en un plato vacío.
Está bien que las cosas sucedan
entre el ruido de los Lamborghini,
que mi alma sea un escozor
o una médula de naves sin puerto
o una vaca preñada en el año 1956,
una sangría del tiempo
que es agradable a los ciegos.
Está bien que nuestro nombre tenga suicidio de nube,
y llovernos entre cúspides
mientras se inventa el tacón de la luna,
mientras el agujero que deja lo desconocido
se parezca al aullido de los lobos.

Quiero que me entierren entre dos lagos,
en el pantano donde dios
finge la muerte vestido de ciervo.
Los ciervos son bellos cuando mueren.
Es su obsesión, la niebla total
de la existencia concentrada entre los olmos.
El vapor que sale de su boca
nos recuerda que lo creado
es un nerviosismo capaz de hacernos imaginar que vivir o morir es lo mismo.
¿Qué harías tú, entonces?
¿Qué harías al saber que
nada nos contiene?

Eso que ahora te regalo,
la rosa de la locura
tiene pétalos fingidos por una catarata suprema.
Oh, sí, el alcohol no ha hecho sino despertarme.

Medio litro de ceniza que guardo en el alma
para que los silencios tengan un antes que nosotros.
Sé que el reloj está conforme a tu olvido
y se me anochece de cuervos la garganta.

¿ Qué harías si la filigrana de tu huida
se convirtiera en fósforo de gritos
y estuvieran las huellas que dejas en la arena
un contrato de muertes,
si los tiburones de la ternura devorarían en un día cualquiera
tu corazón de otoño?

Lloro por cajas de tomates en la lluvia.
Siento mi sangre cayendo por las calles de Londres
y me apuro a recoger todo lo que tiene color rojo,
lloro por zorras atropelladas por los Lamborghini
que siempre es igual a una sentencia de disolverme entre el recuerdo y la impotencia.

[Hallie Hernández Alfaro]

Las cosas que yo sueño son ortigas.
Cuadernos de ortigas que escribe mi sueño
parado en el punto de la existencia
donde no hay alternativa para la niñez,
el punto de los pájaros suicidas
que se vislumbra en un plato vacío.
Está bien que las cosas sucedan
entre el ruido de los Lamborghini,
que mi alma sea un escozor
o una médula de naves sin puerto
o una vaca preñada en el año 1956,
una sangría del tiempo
que es agradable a los ciegos.
Está bien que nuestro nombre tenga suicidio de nube,
y llovemos entre cúspides
mientras se inventa el tacón de la luna,
mientras el agujero que deja lo desconocido
se parezca al aullido de los lobos.

Quiero que me entierren entre dos lagos,
en el pantano donde dios
finge la muerte vestido de ciervo.
Los ciervos son bellos cuando mueren.
Es su obsesión, la niebla total
de la existencia concentrada entre los olmos.
El vapor que sale de su boca
nos recuerda que lo creado
es un nerviosismo capaz de hacernos imaginar que vivir o morir es lo mismo.
¿Qué harías tú, entonces?
¿Qué harías al saber que
nada nos contiene?

Eso que ahora te regalo,
la rosa de la locura
tiene pétalos fingidos por una catarata suprema.
Oh, sí, el alcohol no ha hecho sino despertarme.

Medio litro de ceniza que guardo en el alma
para que los silencios tengan un antes que nosotros.
Sé que el reloj está conforme a tu olvido
y se me anochece de cuervos la garganta.

¿ Qué harías si la filigrana de tu huida
se convirtiera en fósforo de gritos
y estuvieran las huellas que dejas en la arena
un contrato de muertes,
si los tiburones de la ternura devorarían en un día cualquiera
tu corazón de otoño?

Lloro por cajas de tomates en la lluvia.
Siento mi sangre cayendo por las calles de Londres
y me apuro a recoger todo lo que tiene color rojo,
lloro por zorras atropelladas por los Lamborghini
que siempre es igual a una sentencia de disolverme entre el recuerdo y la impotencia.

El poema brota como sangre muy gruesa; tiene ese olor ferroso de la tregua imposible, del canto roto. El llanto en la velocidad atropellada, en lo sismos vendidos por la amarga oscuridad. Que salga el aullido lastimado; que todo aclare y limpe los caminos de regreso.

Abrazos.

PD: revisa tu mail; acabo de enviarte unas letras por allí.

[Marius Gabureanu]

Muchas gracias por leer y hacer sentida tu valiosa presencia, querida amiga. He respondido a tu mail hace poco. Recibe mis abrazos sinceros, Hallie.

[Guillermo Cumar.]

La poesía se viste de exigencia y da vueltas alrededor de la inspiración y de la lengua,
de la metáfora y la imagen, de la realidad y la imaginación...
El resultado es así omo lo pintas en los versos y como se lee entre lineas.

un abrazo

[Marisa Peral]

[quote="Marius Gabureanu"]

Hola Marius
Llevo unos días queriendo contestar a tus poemas pero con poco tiempo para hacerlo.
Y lo que leo me produce una gran tristeza y desasosiego que plasmas en tus versos, duros y caóticos, todo es amargo y oscuro y creo sinceramente, Marius, que eres capaz de transmitir hasta el brotar insonoro de una lágrima.
Así escribes, maravillosamente.
Pero me gustaría que, del mismo modo, nos contases la alegría, la ilusión por vivir, los sueños que aunque no se hayan cumplido están ahí y hay que luchar por ellos. La vida es lucha y es maravillosa.
Bueno, menudo sermón te he soltado, espero que no te enfades conmigo.
Me gusta mucho, muchísimo cómo escribes y te felicito por ello.
Un beso grande, grande.

[Pilar Morte]

No es tristeza, es ese sentimiento hondo del que no encuentra camino para regresar a la paz y felicidad; y duele mucho leerte.
Un poema maravilloso escrito con tu sello de calidad. Me gustó mucho
Besos
Pilar

[Ligia Rafaela]

Amiga...Profundidad en tus versos y en tu sentir,
me gusta la forma como escribes entregándote
por completo a lo que quieres transmitir.

Un saludo en la lejanía.

[Rosa Marzal]

Es imposible esquivar la fuerza, la intensidad, la hondura de tu poesía.

Mi absoluta admiración, Marius. Eres genial.

Abrazos.

[E. R. Aristy]

Las cosas que yo sueño son ortigas.
Cuadernos de ortigas que escribe mi sueño
parado en el punto de la existencia
donde no hay alternativa para la niñez,
el punto de los pájaros suicidas
que se vislumbra en un plato vacío.
Está bien que las cosas sucedan
entre el ruido de los Lamborghini,
que mi alma sea un escozor
o una médula de naves sin puerto
o una vaca preñada en el año 1956,
una sangría del tiempo
que es agradable a los ciegos.
Está bien que nuestro nombre tenga suicidio de nube,
y llovernos entre cúspides
mientras se inventa el tacón de la luna,
mientras el agujero que deja lo desconocido
se parezca al aullido de los lobos.

Quiero que me entierren entre dos lagos,
en el pantano donde dios
finge la muerte vestido de ciervo.
Los ciervos son bellos cuando mueren.
Es su obsesión, la niebla total
de la existencia concentrada entre los olmos.
El vapor que sale de su boca
nos recuerda que lo creado
es un nerviosismo capaz de hacernos imaginar que vivir o morir es lo mismo.
¿Qué harías tú, entonces?
¿Qué harías al saber que
nada nos contiene?

Eso que ahora te regalo,
la rosa de la locura
tiene pétalos fingidos por una catarata suprema.
Oh, sí, el alcohol no ha hecho sino despertarme.

Medio litro de ceniza que guardo en el alma
para que los silencios tengan un antes que nosotros.
Sé que el reloj está conforme a tu olvido
y se me anochece de cuervos la garganta.

¿ Qué harías si la filigrana de tu huida
se convirtiera en fósforo de gritos
y estuvieran las huellas que dejas en la arena
un contrato de muertes,
si los tiburones de la ternura devorarían en un día cualquiera
tu corazón de otoño?

Lloro por cajas de tomates en la lluvia.
Siento mi sangre cayendo por las calles de Londres
y me apuro a recoger todo lo que tiene color rojo,
lloro por zorras atropelladas por los Lamborghini
que siempre es igual a una sentencia de disolverme entre el recuerdo y la impotencia.

Lo mas difícil de aceptar es eso: que estamos solos, en la inercia a unos pasos de Dios. Me conmueve la forma que escribes de las cosas mas grandes que ocurren sin hacer ruido. Un fuerte abrazo, poeta. E.R.A.

[Rafel Calle]

Muy bello poema de Marius.