Decorando el jardín la Margarita
preguntábale al sol si era hermosa,
pues a su alrededor estaba Rosa
que orgullosa posaba muy bonita.
El sol al ver la bella chiribita
blanca como la leche, esplendorosa,
reflejando la luz y el tiempo, ansiosa,
le dijo sin afán, dolor ni cuita:
"Si compararte, amiga, yo pudiera
con alguna mujer, o a tu hermosura,
¡ay!, serías del cielo diosa: Aurora.
Eres del panteón, ¡ave canora!;
tu cabellos dorados son locura,
pero entre mis manos... ¡eres cera!"