El cálculo exacto
Publicado: Mar, 03 Jun 2008 23:49
Quise saber la distancia entre los árboles, las ingenuas soledades y el fresco del aire en la mañana. Y recorrí la distancia tras los pasos y volví descalzo tras las huellas, migajas que quedaron esparcidas, sin encontrar más que vestigios en la ruina envilecida tras el muro.
Cuando la tarde cae, siento la agobiante brisa, sin saber que las tardes son mañanas
y las mañanas son tardes, el día se pierde entre la noche para volver de ella al despuntar el alba.
Tomé los escombros entre mis manos, sin detenerme a preguntar si eran míos,
y proseguí sin esperar que tu voz me alcanzara. Y comprendí que seguimos siendo
huérfanos de días, sin atrevernos a contarlos por el temor de saber que no son nuestros. Y lloramos pensando en redimirlos en las temibles compasiones que nunca supieron resolver ningún dilema.
Y supe en ese momento que el cálculo exacto entre los árboles y la soledad que nos habita es la medida de dos cuerpos, una palabra y un verso perdido en la tarde.
Cuando la tarde cae, siento la agobiante brisa, sin saber que las tardes son mañanas
y las mañanas son tardes, el día se pierde entre la noche para volver de ella al despuntar el alba.
Tomé los escombros entre mis manos, sin detenerme a preguntar si eran míos,
y proseguí sin esperar que tu voz me alcanzara. Y comprendí que seguimos siendo
huérfanos de días, sin atrevernos a contarlos por el temor de saber que no son nuestros. Y lloramos pensando en redimirlos en las temibles compasiones que nunca supieron resolver ningún dilema.
Y supe en ese momento que el cálculo exacto entre los árboles y la soledad que nos habita es la medida de dos cuerpos, una palabra y un verso perdido en la tarde.