Al marcharte has dejado una herida sangrienta
muy profunda que duele, ya que no existen curas,
y he sentido muy fuerte una horrible tormenta
que traía el presagio de las noches oscuras.
Pues llegué a querer tanto que tu amor fue mi vida,
tus abrazos, tus besos, tus entregas ardientes…
todo se halla grabado en el alma dolida,
y me diste un adiós, con efectos hirientes,.
He viajado tratando de encontrar el olvido
e intenté en el alcohol eclipsar esta historia
y fue inútil pues sigo como loco, como ido
por caminos sin norte sólo tú en la memoria.
Y no sé ya si vivo o de mis penas muero,
pues quisiera olvidarte, y no puedo… y no quiero…
