
Se jactaba en el bar de tener dos amantes
y contaba entre risas su viril fortaleza
y ese don de “Don Juan” en conquistas galantes…
Sospechaba su esposa sin tener la certeza...
Un amigo dio el soplo y ella actuó sin tardanza
y aceptó los requiebros de un galán conocido,
se sospecha que fue por estricta venganza,
o tal vez por probar lo que está prohibido.
Otro soplo tuvo él y del mismo chivato,
le narró con detalle de su esposa el engaño
y asombrado y furioso tuvo tal arrebato
que al aseo fue pronto para ver el tamaño.
Pues mirando al espejo observó y se dio cuenta
que su frente mostraba una gran cornamenta.