Caricias, agua de infancia y plenitud,
sabor a mandarina y leche viva.
Llueve,
sobre mis venas llueve,
y arrastra recuerdos de ropa tendida,
luz y oreo,
balada...
... guijarro...
Blas de Otero y tú.
Presencia infinita, caricia y espera,
amor de amor,
arena...
... arena...
... arena....
Llueve,
entre las guirnaldas llueve.
- (Celaya, sin duda daría un tajo a mis repeticiones, pero surgen, como tú, como el Guadiana, como olas y ola y ola, sin remedio, ¡ se siente...querido, se siente... haberte cambiado el rumbo...)!