Después del poema
Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle
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- Registrado: Sab, 19 Ene 2008 4:12
Después del poema
El capitán decía
quedaos y bogad hacia abajo
donde las palabras no pueden tocaros
sino bruñir vuestros esqueletos.
El rey decía
ahí abajo está la verdadera carne
el alimento del espíritu que desprecia su alma
y entrega su nombre a los negros delfines
que cuando emergen son blancos
y permanecen.
Y en el palacio
el bufón y la reina fumaban juntos en la cama
después del poema
juntando monedas para comprar el sol
y quemar la poesía.
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- Registrado: Jue, 15 May 2008 15:50
Éste es el poema tuyo que me gusta. No es que te tenga clasificado por tipos de poema, y probablemente no sepa ni de qué estoy hablando, pero éste es el que me gusta.
Hasta pronto.
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- Mensajes: 3024
- Registrado: Jue, 22 Nov 2007 14:30
Re: Después del poema
De qué te quejas, majestad -pregunta la reina. Tarde. Has llegado tarde. Y no, no me cuentes que estabas salvando a los mil ejercitos que cayeron al mar, es, lo sabes bien, una excusa demasiado manida. Y no, no me hables -tampoco- del alimento del espíritu, ni de esqueletos.
Y en tanto que ella -la reina- disertaba sobre los delfines negros que siempre acaban por ser blancos, el bufón, que conocía bien el escondite, contaba -de dos en dos- las monedas que, en su opinión, le hubiera entregado cualquier otra dama que no fuera tan tacaña y miserable como lo era ella -la reina-.
Y sobre todos. Sobre los protagonistas principales y menos principales de aquel teatro, ella La Poesía, repasaba la música a la que estaba a punto de poner letra.
Buen poema. Lamento haberte atormentado con la historieta: a veces, no puedo olvidar que soy mujer.
Blanca
pedro arguedas ibáñez escribió:Antes del poema cayeron mil ejércitos al mar.
El capitán decía
quedaos y bogad hacia abajo
donde las palabras no pueden tocaros
sino bruñir vuestros esqueletos.
El rey decía
ahí abajo está la verdadera carne
el alimento del espíritu que desprecia su alma
y entrega su nombre a los negros delfines
que cuando emergen son blancos
y permanecen.
Y en el palacio
el bufón y la reina fumaban juntos en la cama
después del poema
juntando monedas para comprar el sol
y quemar la poesía.