
“No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido”
Anónimo
se te meten dentro sin remedio
hacia la hora tercia arriban las diablesas
buscando el cuerpo de los malditos
que se venden por treinta denarios
y lo inundan todo
espumas de fantasía
lugares del alma
el desconsuelo
que la lengua afirma
con voz profana
saben que estás rendido
que de nada sirve tu propuesta
no hay medias
ellas lo quieren todo
y ajenas a tu reproche
ríen con descaro la victoria
es una cópula intensa
que va más allá de la carne
no hay resistencia posible
y gritas
gritas desde los muertos:
¡quiero!
ese coño prepotente
el maquillaje obsceno de la palabra
los pechos a oscuras
el desdén de su mirada
hacia un animal endeble
que se creía libre
y está podrido
¿dónde la maldad del hombre
que indefenso busca el pecado?
todo se limita
a esperar con paciencia
que vengan a tomarte
a inundar tu cuerpo
con ese veneno indeleble
lloro antes de que tres veces
cante el gallo
por no haber tenido el valor
de vender cara mi carne
mi rabia
en esas calles que sólo viven dentro
como la hierba
en sus últimos rescoldos
llega a mi mente su convicción:
“ellos creen que el mundo me aplasta
bajo la cruz de su mortalidad
¡pobres!
no se dan cuenta de que el mundo
sale de mi vagina una y otra vez”
elPerroVil