Herencia

[María José Honguero Lucas]

Soy heredera de tus dudas,
de tu ropa pequeña,
de todos los sueños que no cicatrizaron
en el alféizar de un párpado,
soy la curvatura de esa lágrima abierta
que alimentó las raíces del crepúsculo.

Quizás fue aquella sábana translúcida
la que nos fundió las pieles
y enterró bien profundo entre mi sangre
tu alma evaporada,
tal vez esa palabra que nunca nos dijimos
y quedó medio ahogada en las gargantas
como una condena apátrida
a punto de romperse.

Fuimos sed y desierto entrelazados
en el dibujo fugaz de un cigarrillo,
ramaje y sustento de un amor caduco
que nos prestó los huesos del otoño,
fuimos amor, tanto amor
que confundimos los nombres y las ganas
de sabernos nuestros
y en las huellas nos nacieron, de repente,
historias ajenas sin quererlo.

He heredado tu costumbre de morderte las uñas
mientras se tambaleaba entre el vértigo
el verbo incompleto,
tu manera de andar pisando lluvia
cuando nadie nos miraba
o ese sabor a café, casi perfecto,
que me enseñaste aquel derrumbe labio a labio.

Ya no sé dibujar un remolino
que no empiece por dos puntos encontrados,
no sé besar sin abrir, segundos antes,
el cajón que ignoraste con recortes de besos
que nos servían de remiendo de un puzle repentino
herido en sus aristas por la torpeza más tierna.

No soy capaz de recordar ese tiempo
donde el horizonte habitaba todos los caminos,
donde a un lado y otro de las sombras
se ocultaba un destello de aventura
con dos parches en los ojos,
hoy el horizonte es uno y se duerme en tu boca
cuando mi boca sueña
y tus manos emiten transparencias sólidas
cuando otras manos, mías, extranjeras, acarician mis muslos.

Soy heredera de tu olvido,
de tu aroma inconstante en los armarios,
de tu abecedario deshecho,
de ese recuerdo pródigo
que se posa despacio en las ventanas de invierno
y me escribe un soneto que me encoge
y me expande, a la vez, al infinito.

Soy heredera de ti porque tú,
como brisa desnuda vestiste tu silueta
con las gaviotas errantes de mis dedos
y yo, ávida y violenta como un verano impar,
me encomendé a tu lluvia.

Lo soy
porque tengo pintado en el cuerpo un mapa
donde nunca estuve
pero huele a ti,
como saben de dioses los que nunca han besado.

[Marisa Peral]

Soy heredera de tus dudas,
de tu ropa pequeña,
de todos los sueños que no cicatrizaron
en el alféizar de un párpado,
soy la curvatura de esa lágrima abierta
que alimentó las raíces del crepúsculo.

Quizás fue aquella sábana translúcida
la que nos fundió las pieles
y enterró bien profundo entre mi sangre
tu alma evaporada,
tal vez esa palabra que nunca nos dijimos
y quedó medio ahogada en las gargantas
como una condena apátrida
a punto de romperse.

Fuimos sed y desierto entrelazados
en el dibujo fugaz de un cigarrillo,
ramaje y sustento de un amor caduco
que nos prestó los huesos del otoño,
fuimos amor, tanto amor
que confundimos los nombres y las ganas
de sabernos nuestros
y en las huellas nos nacieron, de repente,
historias ajenas sin quererlo.

He heredado tu costumbre de morderte las uñas
mientras se tambaleaba entre el vértigo
el verbo incompleto,
tu manera de andar pisando lluvia
cuando nadie nos miraba
o ese sabor a café, casi perfecto,
que me enseñaste aquel derrumbe labio a labio.

Ya no sé dibujar un remolino
que no empiece por dos puntos encontrados,
no sé besar sin abrir, segundos antes,
el cajón que ignoraste con recortes de besos
que nos servían de remiendo de un puzle repentino
herido en sus aristas por la torpeza más tierna.

No soy capaz de recordar ese tiempo
donde el horizonte habitaba todos los caminos,
donde a un lado y otro de las sombras
se ocultaba un destello de aventura
con dos parches en los ojos,
hoy el horizonte es uno y se duerme en tu boca
cuando mi boca sueña
y tus manos emiten transparencias sólidas
cuando otras manos, mías, extranjeras, acarician mis muslos.

Soy heredera de tu olvido,
de tu aroma inconstante en los armarios,
de tu abecedario deshecho,
de ese recuerdo pródigo
que se posa despacio en las ventanas de invierno
y me escribe un soneto que me encoge
y me expande, a la vez, al infinito.

Soy heredera de ti porque tú,
como brisa desnuda vestiste tu silueta
con las gaviotas errantes de mis dedos
y yo, ávida y violenta como un verano impar,
me encomendé a tu lluvia.

Lo soy
porque tengo pintado en el cuerpo un mapa
donde nunca estuve
pero huele a ti,
como saben de dioses los que nunca han besado.

Maravilloso, entero, todito, letra a letra, verso a verso.
Es un lujo, María José, un lujazo tenerte.
Abrazos.

[Óscar Bartolomé Poy]

Tengo la impresión, quizás equivocada, de que este poema fue escrito antes que los últimos que te he leído. Puede que me haya lanzado a la piscina, y sin agua, porque tampoco conozco tanto tu obra como para sacar conclusiones de este jaez. No quiero que lo entiendas como una crítica, pero las metáforas aquí no me parecen tan chispeantes (habías puesto el listón muy alto). En lo que sí te reconozco es en la intimidad de cada verso, que hace que parezca una confidencia de medianoche.

Un abrazo, María José.

[Miguel Ángel Martínez Góm]

Muy hermoso poema, María José.
Un placer siempre leerte.
Un abrazo fuerte.

[Josefa A. Sánchez]

¡Jo!. ¿Se me ve verde desde ahí?
Un abrazo.
Pepa

[J. Paz]

Precioso. Da gusto pasarse por esta casa.

Un abrazo y feliz día,

Judit

[María José Honguero Lucas]

Gracias Marisa, eres infinitamente amable, me alegra tenerte aquí.
Un abrazo

[María José Honguero Lucas]

[I]Tengo la impresión, quizás equivocada, de que este poema fue escrito antes que los últimos que te he leído. Puede que me haya lanzado a la piscina, y sin agua, porque tampoco conozco tanto tu obra como para sacar conclusiones de este jaez. No quiero que lo entiendas como una crítica, pero las metáforas aquí no me parecen tan chispeantes (habías puesto el listón muy alto). En lo que sí te reconozco es en la intimidad de cada verso, que hace que parezca una confidencia de medianoche.[/I]


Óscar, pues es el último poema que he escrito, pero te agradezco mucho el comentario. No me lo tomo como una crítica, y si lo hago lo haría como una constructiva y te repito que lo agradezco mucho, por varias razones.
Llevo unos años escribiendo y me pasa algo curioso, cuando acabo el poema hay muchas veces que mi impresión hacia el poema es muy distinta a la opinión del resto. En algunos premios literarios en los que he tenido la suerte de ser premiada, casi siempre es por poemas por los que he apostado menos que por otros que yo consideraba mejores.
No sé si es que no tengo juicio poético, simplemente me pasa con mis versos o tengo el gusto distinto al resto, y eso me descoloca un poco.
Por ello es que opiniones así, como esta tuya, me ayudan enormemente a sacar conclusiones, te la recibo a brazos abiertos y quisiera que fueras así de sincero siempre, incluso cuando el poema sea menos que medio chispeante,o sea "malillo", jeje.

(Por cierto, también me pasa mucho leer un poema de hace tiempo y decir "¿Esto lo he escrito yo?". No sé si le pasa a alguien o tengo que hacérmelo ver).

Un fuerte abrazo

[Óscar Bartolomé Poy]

Tengo la impresión, quizás equivocada, de que este poema fue escrito antes que los últimos que te he leído. Puede que me haya lanzado a la piscina, y sin agua, porque tampoco conozco tanto tu obra como para sacar conclusiones de este jaez. No quiero que lo entiendas como una crítica, pero las metáforas aquí no me parecen tan chispeantes (habías puesto el listón muy alto). En lo que sí te reconozco es en la intimidad de cada verso, que hace que parezca una confidencia de medianoche.


Óscar, pues es el último poema que he escrito, pero te agradezco mucho el comentario. No me lo tomo como una crítica, y si lo hago lo haría como una constructiva y te repito que lo agradezco mucho, por varias razones.
Llevo unos años escribiendo y me pasa algo curioso, cuando acabo el poema hay muchas veces que mi impresión hacia el poema es muy distinta a la opinión del resto. En algunos premios literarios en los que he tenido la suerte de ser premiada, casi siempre es por poemas por los que he apostado menos que por otros que yo consideraba mejores.
No sé si es que no tengo juicio poético, simplemente me pasa con mis versos o tengo el gusto distinto al resto, y eso me descoloca un poco.
Por ello es que opiniones así, como esta tuya, me ayudan enormemente a sacar conclusiones, te la recibo a brazos abiertos y quisiera que fueras así de sincero siempre, incluso cuando el poema sea menos que medio chispeante,o sea "malillo", jeje.

(Por cierto, también me pasa mucho leer un poema de hace tiempo y decir "¿Esto lo he escrito yo?". No sé si le pasa a alguien o tengo que hacérmelo ver).

Un fuerte abrazo

Me alegro de que hayas recibido mi comentario con buen talante y mejor disposición. Ya ves que al final estaba equivocado. Fue demasiado osado por mi parte extraer esa deducción. Creo que a todos nos pasa eso que dices: consideramos mejores unos poemas que otros, y luego el lector no siempre comparte nuestra apreciación. Es todo tan subjetivo, y más en la poesía. Quién sabe qué factores estéticos o emocionales le llegan más a uno que a otro. Ahí influye mucho el bagaje existencial, la mochila de experiencias que arrastramos todos. No te negaré que a mí me han transmitido más otros poemas que te he leído (podría incluso decir que me han parecido mejores), pero quizás alguien aquí se pronuncie en sentido contrario.

Lo otro que mencionas también es cierto. Solemos mirar con rubor y cierta condescendencia nuestras obras (o pecados) del pasado, y aunque sabemos que son nuestras, apenas nos reconocemos en ellas, tanto hemos cambiado. Pero creo que es bueno recordarlas y saber que están ahí, porque nos muestran de forma gráfica nuestra línea evolutiva como escritores o poetas.

Un fuerte abrazo, María José.

[Pilar Morte]

A mí me gusta todo lo que escribes, creo que lo haces muy bien y, con tu juventud, puedes llegar a ser reconocida como gran poeta. Es la opinión de una profana que, solamente, escribe por necesidad.
Felicidades por la belleza de estos versos.
Abrazos
Pilar

[María José Honguero Lucas]

Miguel Angel, siempre aquí y siempre tan amable, no sé cómo agradecerte.
Un abrazo

[Ricardo José Lascano]

Hay herencias que nos modifican, a veces herederos de la nada y de un todo que fragua la nostalgia, como una llave cierta. Me gustó lo que leí, encontré la motivación en las expresiones que aunaron esa complicidad que por momentos pudo sostenerlo todo, decididamente, como algo único. Tiene una buena energía esta obra y te la aplaudo.

Abrazos sureños.

RJL