Editorial Alaire

• - Sé mi atalaya cuando me golpee la hora décima,
  apacigua a las bestias de mi ojo con guantes de piedad
  
  -¿No sabes?, han anidado cíclopes sobre el bosque del tiempo
  y su ojo es tu sombra, y es de piedra su llanto.
  
  -Ven, prometo abrir las vísceras del cielo, beberlo despacio,
  aunque estén podridos sus peces dorados.
  
  -Cuántas mariposas se prostituyeron en cada latido del sol iniciático
  cuántas no sangraron o se hicieron lágrima.

El río nos llama con voz amarilla, sabe un mucho a infancia, un poco a destino;
sabe un poco a grito; a silencio, un siglo.
Mira, esta es la vena que lleva a la arteria que lleva hasta el alma un cirio encendido.
Ella es la vereda que conduce al río.
Vamos a cruzarlo descalzos de orgullo; la garganta al viento
y un kilo de olvido sellando los labios.

Lo que tú haces, Rosa, es poesía de la que gusta leer, al menos a mí. Tiene todo, magia, lirismo,
calidad. Este poema es hermosísimo. Felicidades
Besos
Pilar

Cuando se piensa en esta expresión : "sed de exterminio" se siente inmediatamente algo negativo, y pienso que esa negatividad es algo ajeno a las propias palabras. Si las separas, las escuchas, les permites hablar tratando de mantener estable la respiración; si luego las reúnes, entonces has sido lavado del significado ajeno, de su rostro taxativo.
Entonces empieza el descubrimiento, la luz. Es lo que ocurre con tu poesía. Siempre un placer leerte, Rosa. Abrazo grande.

Pocas veces el dolor tiene ese don que le acarrea tu palabra... y se convierte, se hace, se reintegra como materia en el arte más puro y limpio.

Abrazo y ovación, querida compañera.

Un poema espléndido Rosa, la temática del rio, el de la infancia, el del destino, como tu muy bien dices en esos versos tan hermosos. Es un placer, amiga, un beso.

Rosa Marzal escribió:

• - Sé mi atalaya cuando me golpee la hora décima,
  apacigua a las bestias de mi ojo con guantes de piedad
  
  -¿No sabes?, han anidado cíclopes sobre el bosque del tiempo
  y su ojo es tu sombra, y es de piedra su llanto.
  
  -Ven, prometo abrir las vísceras del cielo, beberlo despacio,
  aunque estén podridos sus peces dorados.
  
  -Cuántas mariposas se prostituyeron en cada latido del sol iniciático
  cuántas no sangraron o se hicieron lágrima.

El río nos llama con voz amarilla, sabe un mucho a infancia, un poco a destino;
sabe un poco a grito; a silencio, un siglo.
Mira, esta es la vena que lleva a la arteria que lleva hasta el alma un cirio encendido.
Ella es la vereda que conduce al río.
Vamos a cruzarlo descalzos de orgullo; la garganta al viento
y un kilo de olvido sellando los labios.

UN HERMOSO POEMA EXCELENTE POETISA,..ME ALEGRA MUCHO EL PASR PO ÉL.


FRATERNAL Y CARIÑOSO ABRAZO... Gallnnet

Es un lujo leerte, Rosa. Un magnífico poema. Abrazos.

Ofreces en tu palabra toda la belleza poética que anida en tu corazón. Me ha encantado leerlo en esta mañana solitaria.

Recibe mis felicitaciones, y un gran abrazo.

José Manuel F. Febles

Sugerente y original el poema que nos dejas rosa. Me gustó y disfruté leyendo

saludos

rafael

Desde aquí vaya mi reconocimiento a tus versos Rosa. Este poema que merece ser leído en alto al viento, y lanzar todas sus letras con esa furia que encuentro, una fuerza que eleva la voz y el sentimiento.
Es un privilegio leerte.
Un beso amiga

" Vamos a cruzarlo descalzos de orgullo; la garganta al viento
y un kilo de olvido sellando los labios. "

Rosa, es un lujo leerte, en serio, no es un cumplido, tu poética ha evolucionado en una ascensión que no conoce la cúspide y además, amiga debo decirte que tienes unos registros escondidos que sorprenden, este poema no deja de tener la señal de tu poética su lirismo, pero tiene una frescura que me encanta. Muchos, muchos aplausos.

Besos.

Carmen

Me sumo a los aplausos que me preceden. Un poema para disfrutar.
Un abrazo.
Pepa

[quote="Rosa Marzal"]

• Muy bello este poema con sabor a salmo, a templo antiguo, a misterio que se resuelve en el encuentro.

• Besos.

Muy bello poema de Rosa.