
"los ojos transferidos"
Siempre vívidos;
reflejos toscos que copian
zigzagueantes
las lumbres incendiarias
de los cristales rotos.
Son de la pobreza
la oscura afrenta con que
azota desgarbada
la blanca y penitente
monotonía.
Una tarde más
en el ritual de la mirada
que se descuelga ermitaña
por las pestañas rubias
en soliloquio amanecidas.
No va más
para el ingente infanticidio
transfigurar
lo que tiñe con horror
su mal nacido.
Y apresta
ya sus manos estrangulando
al odio.
Que mira por las cárcavas
sedientas de justicia
la gota febril rebasando
el límite esperado
y toma por su cuenta
su venganza.
Así
de la mano de lo impío
crece
como hierba salvaje del
camino,
Servil y procaz
la intolerancia
que funda
en confesión de almohadas
el llanto
Proclive a delincuencia.
No hay remordimientos
ni jactancia, no existe
el paragolpes;
la carrocería deformada,
Exige pronta corrección
a su tutela
mas no es posible
viviendo en la indigencia
persignar
Con agua bendita
a la conducta
muda, sorda, intempestiva,
que se niega
en rebeldía,
A embriagarse
con la ética manchada
en triste fuero
donde brota a borbotones
la indecencia.
Y pretenden
aún, los eruditos
congéneres
del culto a lo perfecto,
privar de voz
¡Al grito!
único chillido
que anuncia desde el
pobre grillo
al frente de tormenta.
Aquellos ojos transferidos
dan pena
que solitarios mueran,
declarando entre sus goces
insanías del hoy y del mañana.
MITSY GREY
Derechos reservados
Abril de 2014