El vestido(EB)

[Ramón Carballal]

Aún me sorprende la cálida luz de un sueño.
Cerca de ti, como un astuto lince que soñara
tus enaguas entre la dulzura de las amapolas
y los espejos sin edad de las cornucopias. Como
un eje en el espacio de la aurora, ya de ti, círculo
de otro rubor, hemisferio de las blondas, organdí
del silencio. En el microscopio de tus volantes
una brasa de carmesí, el lino y el tafetán,
los bibelots que suenan en la amarga duda
de un beso. Mira el ojo gris de la red,
la verdad oblonga de los ribetes, el azul
remarcado de las cintas de terciopelo, el oasis
de las grecas en la deidad blanca del armiño.
Y el sol de noviembre en los encajes rubios.
Y la curva y el surco, los rombos y la espiral
de letras doradas. Un vestido que luce la argucia
del tímpano, una kermés en el cuerpo ceñido,
las glándulas de la piel abiertas en un candor
de ninfa adolescente. Piensa que el color te viste,
que la piel es un templo de días diáfanos, donde
el poso de la virtud descubre su nido. Hay un don
que nos hace mariposas, abril holgado, misterio
que encandila la raíz del hoy, su premura.

[Pilar Morte]

Eres genial, Ramón, has hecho de un vestido un hermosísimo poema. Felicidades, muchas
Besos
Pilar

[Hallie Hernández Alfaro]

Cuántas cosas allí, Ramón. Anudas y desnudas el vestido con sensibilidad extrema.

Abrazos y felicidad, poeta nuestro.

[Begoña Egüen]

Aún me sorprende la cálida luz de un sueño.
Cerca de ti, como un astuto lince que soñara
tus enaguas entre la dulzura de las amapolas
y los espejos sin edad de las cornucopias. Como
un eje en el espacio de la aurora, ya de ti, círculo
de otro rubor, hemisferio de las blondas, organdí
del silencio. En el microscopio de tus volantes
una brasa de carmesí, el lino y el tafetán,
los bibelots que suenan en la amarga duda
de un beso. Mira el ojo gris de la red,
la verdad oblonga de los ribetes, el azul
remarcado de las cintas de terciopelo, el oasis
de las grecas en la deidad blanca del armiño.
Y el sol de noviembre en los encajes rubios.
Y la curva y el surco, los rombos y la espiral
de letras doradas. Un vestido que luce la argucia
del tímpano, una kermés en el cuerpo ceñido,
las glándulas de la piel abiertas en un candor
de ninfa adolescente. Piensa que el color te viste,
que la piel es un templo de días diáfanos, donde
el poso de la virtud descubre su nido. Hay un don
que nos hace mariposas, abril holgado, misterio
que encandila la raíz del hoy, su premura.

Hermosísimo... poema... colmado de mucha sensibilidad. Felicidades. Me ha complacido su lectura.
Un abrazo.
BEGOÑA.

[F. Enrique]

No es la primera vez que leo este poema tuyo, Ramón, he postergado el comentario más que merecido por su calidad.

Un abrazo.

[Bruno Laja]

Una pupila desnudando un vestido, la pupila iluminándose, creciente, y el vestido inflamándose. La materia del vestido despojada del nombre del vestido. Queda un cuerpo que da un paso y entra en la pupila. La pupila se oscurece, se van cuerpo y pupila entre los vapores del mundo destejido, resuelto. Me ha encantado este poema, Ramón. Es un trabajo virtuoso, deslumbrante. Abrazos.

[J. Paz]

Muy diestro este sastre. Diseño de lujo. Qué hermoso poema.
Feliz semana y un abrazo,

Judit

[Marisa Peral]

[quote="Ramón Carballal"]


Ensimismada ante un espectacular despliegue de conocimientos "costureros" que has utilizado en magníficas metáforas. Palabras antiguas y hermosas que me ha gustado recordar.
Felicidades Ramón.
Biquiños

[Ramón Carballal]

Eres genial, Ramón, has hecho de un vestido un hermosísimo poema. Felicidades, muchas
Besos
Pilar

Gracias, Pilar, me alegra que te haya gustado el poema. Un beso.

[Ramón Carballal]

Cuántas cosas allí, Ramón. Anudas y desnudas el vestido con sensibilidad extrema.

Abrazos y felicidad, poeta nuestro.

Muchas gracias, Hallie, por tu amable comentario. Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Aún me sorprende la cálida luz de un sueño.
Cerca de ti, como un astuto lince que soñara
tus enaguas entre la dulzura de las amapolas
y los espejos sin edad de las cornucopias. Como
un eje en el espacio de la aurora, ya de ti, círculo
de otro rubor, hemisferio de las blondas, organdí
del silencio. En el microscopio de tus volantes
una brasa de carmesí, el lino y el tafetán,
los bibelots que suenan en la amarga duda
de un beso. Mira el ojo gris de la red,
la verdad oblonga de los ribetes, el azul
remarcado de las cintas de terciopelo, el oasis
de las grecas en la deidad blanca del armiño.
Y el sol de noviembre en los encajes rubios.
Y la curva y el surco, los rombos y la espiral
de letras doradas. Un vestido que luce la argucia
del tímpano, una kermés en el cuerpo ceñido,
las glándulas de la piel abiertas en un candor
de ninfa adolescente. Piensa que el color te viste,
que la piel es un templo de días diáfanos, donde
el poso de la virtud descubre su nido. Hay un don
que nos hace mariposas, abril holgado, misterio
que encandila la raíz del hoy, su premura.

Hermosísimo... poema... colmado de mucha sensibilidad. Felicidades. Me ha complacido su lectura.
Un abrazo.
BEGOÑA.

Gracias, Begoña, me alegra que te haya gustado el poema. Un abrazo.

[Liz Barrio.]

Aún me sorprende la cálida luz de un sueño.
Cerca de ti, como un astuto lince que soñara
tus enaguas entre la dulzura de las amapolas
y los espejos sin edad de las cornucopias. Como
un eje en el espacio de la aurora, ya de ti, círculo
de otro rubor, hemisferio de las blondas, organdí
del silencio. En el microscopio de tus volantes
una brasa de carmesí, el lino y el tafetán,
los bibelots que suenan en la amarga duda
de un beso. Mira el ojo gris de la red,
la verdad oblonga de los ribetes, el azul
remarcado de las cintas de terciopelo, el oasis
de las grecas en la deidad blanca del armiño.
Y el sol de noviembre en los encajes rubios.
Y la curva y el surco, los rombos y la espiral
de letras doradas. Un vestido que luce la argucia
del tímpano, una kermés en el cuerpo ceñido,
las glándulas de la piel abiertas en un candor
de ninfa adolescente. Piensa que el color te viste,
que la piel es un templo de días diáfanos, donde
el poso de la virtud descubre su nido. Hay un don
que nos hace mariposas, abril holgado, misterio
que encandila la raíz del hoy, su premura.

Hermoso a más no poder.
Aplausos de pie y un beso

[Rosa Marzal]

Delicadeza, sensibilidad, belleza a raudales y una calidad literaria elevadísima de las que dejas constancia en este maravilloso poema. Mi admiración y aplausos, Ramón. Es siempre un placer pasar por tus versos. Un abrazo.

[Ramón Carballal]

No es la primera vez que leo este poema tuyo, Ramón, he postergado el comentario más que merecido por su calidad.

Un abrazo.

Muchas gracias, F. Enrique, por tu nueva lectura y tus amables palabras. Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Una pupila desnudando un vestido, la pupila iluminándose, creciente, y el vestido inflamándose. La materia del vestido despojada del nombre del vestido. Queda un cuerpo que da un paso y entra en la pupila. La pupila se oscurece, se van cuerpo y pupila entre los vapores del mundo destejido, resuelto. Me ha encantado este poema, Ramón. Es un trabajo virtuoso, deslumbrante. Abrazos.

Gracias, Bruno, me alegra que te haya gustado el poema. Un abrazo.