Huye de mí ya vil coartada
rugiente como el mar vengativa y serena
te deslizas por los fríos cristales
de mis tímpanos que trepidan con tu voz.
Soy ese lugar de mi alma
que ha elegido para morir a los ecos
del mañana,
alejada la sustancia de los ayeres
quedos de agonía
se desliza frágilmente marcando huella
sobre sus desérticas pisadas
tras las dunas implacables de la ventosa
indiferencia.
¿Por qué insistes
en apagar la luz de mi mirada?
¡Por qué la letra vana
no llena tu espíritu insaciable!
Sombra de tu sombra
¡Rebélate! que puedes...
Cuando el doble que alimentas
sea sangre que mana del puño cercenado.
Cuando todo lo que reina en el absurdo
yazga como carne pudriendo enajenada.
Entonces vibrarás... ¡alma mía!
en tu algazara cautiva.
MITSY GREY
Derechos reservados
Septiembre de 2014