Siento frío.

[Alfonso Alfaro]

Te presentas sin nombre, o ni eso, más bien no te presentas y, sencillamente, estás. Resulta increíble pero no ha hecho falta nada más que tu voz, que ni siquiera ya suena, para que sienta tu frío casi mío y me queme en los oídos. Me siento como un puñado de partículas chocando contra tu rostro, abducido por la fiebre de tu presencia sin sentir el escalofrío. Cada una de tus frases, cada una de tus miradas, son un golpe. Caen sobre mí hasta dejarme sin aliento, casi sin vida, casi sin mí. Y pasa el tiempo, y yo cada vez menos yo y más tú.
Un día, sin saber cómo, me mordiste las entrañas y no pude resistirme. Se me escapó el alma, y ésta no salía por la puerta, creció y yo me rompí de esa caja diminuta en la que pensaba vivir.
Ahora camino despacio, lo hago con esfuerzo, en el sentido que me cuesta mucho dejar de oírte. Llevo tu frío en el cuerpo como una enfermedad incurable que me desangra y gusta a un tiempo. Voy observando alrededor, no busco nada en concreto, quiero decir, escaneo lo que más tarde necesitaré escribir. Cuando lo hago suelo esconderme en el papel blanco como sábanas gruesas, intentando dejar un mensaje que logre despertarte. Sé que demasiado entro en el espejo de las contradicciones. Has de saber que yo también estoy reflejado en él.
Con la mirada siembro semillas sobre las cartas que te escribo. La carta es una mano abierta de sueños, se reflejan nombres sin tiempo, lugares que se caen de mi frente, que toman forma y luego liberan mis desvaríos. Por el camino he oído el latido continuo de una gota de agua. Segundo a segundo han seguido cayendo más gotas, cada gota el mismo escalofrío barajando el tiempo.
Camino mudando cada paso en un te quiero sobre un suelo lleno de regalos. Todas las nubes abiertas y los girasoles rotos sobre el asfalto. Lo que se siente cuando se mojan los girasoles. Lo que se siente ante un mordisco de tu frío en el costado. Lo que se siente al contemplar la tibieza de la sangre recorrer las sienes. Lo que se siente para no olvidar cada paso.
Tengo frío de casi todo aquello que de ti se me quedó atrapado dentro. Eternamente mojado por las nubes de tus ojos que me persiguen con sus pequeños diluvios. Me gusta cuando te presentas con la esperanza de quedarte para dejarme los sentimientos bajo cero. Ya no me queda piel para sentir otro frío distinto al tuyo.

[Hallie Hernández Alfaro]

Hermosísimo, querido Alfonso. Cuánto me alegro de tu vuelta. Un texto firme, ciertamente leal y muy evocador.
Magníficos los detalles audiovisuales.

Abrazo fuerte y enhorabuena.

[Alfonso Alfaro]

Hermosísimo, querido Alfonso. Cuánto me alegro de tu vuelta. Un texto firme, ciertamente leal y muy evocador.
Magníficos los detalles audiovisuales.

Abrazo fuerte y enhorabuena.

Mil gracias y mil besos apreciada Hallie.
Es un placer contar con tu distinguida presencia y los generosos comentarios que nos regalas. Eres un sol.

[Ventura Morón]

Un texto profundamente evocador, parece que ese frío encendiera una luz baja, que sin querer advertir su presencia se convierta en un alba constante, perenne, como mirando un cielo anaranjado que cubriera el alma de sus pinceladas gruesas, y coloreada, aunque del azul que lo bordea, no dejara de crepitar de sus rescoldos más rojos.
Es un placer grande leerte, espero seguir haciéndolo.
Un abrazo y gracias por compartir

[Hallie Hernández Alfaro]

Sube con aplausos.