Algunitas...

[Elena Donnalizio]

/algunitas poetas que conozco mueren por morirse
muy jóvenes,
muy putas,
y extremadamente talentosas
(pero el orden puede variar)/
/he contado
dos que esperan meter la cabeza en el horno,
una, meterse el seconal en la garganta,
otra se abre, cada tanto,
las venas
por si allí encuentra
el caudal imaginativo/
/cuando notan a Fulano en una reunión,
ponen cara de buey zonzo,
sofocan las risitas,
y le hablan de ‘Fucó’
o ‘Deguidá’,
por si sus reputa-
ciones
ascienden
oh, sí, de algo hay que hablar
en el poema
mucho mejor si es sobre
la Gran Tragedia de Sus Vidas,
nenas que papi abandona,
que mami desama,
que cobayo muere aplastado
por camión lechero
femmes fatales
de todas maneras/

qué pena que yo sea provinciana
haga la siesta,
vea los simpsons
y que jamásmente logre comprender
cómo carajo se convierte una
en poeta de endeveritas

[Alonso de Molina]

me gusta Elena
este lenguaje que sugiere
y escarba de la imaginación
la yesca y el agua fría

a propósito de meter la cabeza en el horno,
sí, literalmente, una poeta americana la metió
y con tal proeza logró una inmortalidad que
tal vez, sin horno de por medio, nunca hubiera logrado
(inmortal o no, a esta poeta siempre la he admirado tanto
por su belleza como por su talento con las letras)


un beso amiga

.

[Elena Donnalizio]

me gusta Elena
este lenguaje que sugiere
y escarba de la imaginación
la yesca y el agua fría

a propósito de meter la cabeza en el horno,
sí, literalmente, una poeta americana la metió
y con tal proeza logró una inmortalidad que
tal vez, sin horno de por medio, nunca hubiera logrado
(inmortal o no, a esta poeta siempre la he admirado tanto
por su belleza como por su talento con las letras)


un beso amiga

.

Estimado Alonso: sé que ud. habla de Sylvia Plath. Sí, ella logró una inmortalidad, pero no por meter la cabeza en el horno, sino por haber sido la poeta que fue. De otra forma, sólo hubiera pasado a engrosar la lista de suicidas anónimos, misma que, por otra parte, nadie conoce.
Se es conocido y re-conocido no gracias a la muerte, sino muy a pesar de ella. El talento tiene la característica de desplegarse en vida, y nadie que carezca de él, muy a pesar suyo, puede conseguirlo con una muerte ruidosa.
Yo llamo la atención hacia ciertas mujeres que, careciendo de talento artístico, buscan suplirlo mediante alguna clase de ostentación. Ud. me entiende...
Saludos. Elena.

[Alonso de Molina]

Elena

como tu admiro a la sin par Sylvia Plath
y efectivamente es su trabajo lo que la hace inmortal
(bueno, el suicio precipitó todo un poco, y su marido que
parece que intentó incluso sacar tajada de todo esto).

Respecto a poetas suicidas, se de alguien que
tiene una lista extensa, tan extensa que da miedo mirarla, si
te interesa el tema te paso lo que tengo

un abrazo

.

[Luis Oroz]

Qué difícil el saberse o no, poeta.
Creo que todo parte de una necesidad vital, no hay submundos.
Creo sinceramente que nadie debería "autopoetizarse"
uno escribe y percibe o no poesía, respira o no, poesía.

qué pena que yo sea provinciana
haga la siesta,
vea los simpsons
y que jamásmente logre comprender
cómo carajo se convierte una
en poeta de endeveritas

La poesía está al margen de todo y pegada a la piel de la rutina.
Tal vez la más increible y verdadera sea la nunca llega a despertarse, la que bosteza sobre una pretensión mullida.

Un placer pasar por tus letras.

Un abrazo.

Luis Oroz.

[Víctor Vergara Valencia]

.



Me gusta claramente su forma de escribir, Elena. En su belleza e ingenio, la veo llena de esveltez, coraje e independencia. Directa si se hace necesario.

En cuanto al contenido, participo totalmente que debe de ser un drama tener que llegar a esos extremos. La Historia nos ha legado muy buenas/os poetas, (genios literarios), sin muchos sobresaltos en sus vidas, o gozosos de vivir también en este mundo.

Tan sólo es mi modesta opinión, no soy crítico, y un mal lector.
Un placer volverle a leer. Mis respetos, siempre.



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[Santiago Redondo Vega]

Alta la voz Elena, y crítico el mensaje y tan real como la misma siesta.

No sólo de mariposas irreverentes y de mirlos blanquecinos se concretan las dunas de los versos. A veces, muchas veces, ha de ser el rastro que deja el caracol consciente de la palabra el que marque la senda para llegarse a crecer como uno quiere. Para convertirse en poeta, si es que se puede, basta con tomarse el pulso a la voz y seguir viviendo. Es un estado de ánimo, un sentimiento hacia uno mismo. Si estamos esperando a sentirnos así porque sean los demás quienes nos lo vayan a decir, nos estaremos mintiendo a nosotros mismos; aunque en los hornos y entre las piernas de una mujer pueda seguir habiendo poesía.

He disfrutado su lectura Elena.

Un abrazo.

Santiago Redondo Vega

[Sergio Gómez]

Me ha gustado mucho. Lleno de humor un pelín macabro y muy sarcástico. De los poemas que apetece leer varias veces. Un acierto enorme y de una sinceridad aplastante.
Un abrazo.