Los abecedarios del recuerdo

[Rosa Marzal]

Daban las doce en punta
en los abecedarios del recuerdo,
daban las doce en punta
y sangraba el pecho
de diez campanas mudas.

Era tan grave el trance,
tan extremo ese gesto de morirnos
así,
cruzando a tientas
las vías de un silencio enmascarado,
desempolvando viejos trenes detenidos
largo tiempo
en las vísceras del llanto,
que anudábamos nuestras venas
a la desangelada sombra
de una estrella.

Tú llovías de improviso,
proyectabas el llanto
de tu alma tras los cristales blancos;
en mis dedos un grito, en tu cerebro pájaros
oteando los restos de un cadáver
de fuego.
Quisimos domesticar una lengua de agujas,
ahuyentar a las moscas fieras
de la muerte
tú y yo,
cada uno en un extremo de la cuerda
del miedo, cada uno
castrando mil suicidos con arpegio de esperas
sobre violines de luz
deshabitada.

[Hallie Hernández Alfaro]

"Tú llovías de improviso,
proyectabas el llanto
de tu alma tras los cristales blancos;
en mis dedos un grito, en tu cerebro pájaros
oteando los restos de un cadáver
de fuego.
Quisimos domesticar una lengua de agujas,
ahuyentar a las moscas fieras
de la muerte
tú y yo,
cada uno en un extremo de la cuerda
del miedo, cada uno
castrando mil suicidos con arpegio de esperas
sobre violines de luz
deshabitada. "


Rosa, no quiero por nada del mundo desmembrar el poema, pero esta última estrofa es reseñable; sencillamente genial.

De pie para los aplausos, querida compañera.
Abrazos y felicidad.

[Pilar Morte]

Me encanta como escribes, hay emoción y sinceridad en tus palabras que aplaudo con fervor.
Tienes una poesía exquisita sin afectación.
Un poema para el recuerdo.
Besos, Rosa
Pilar

[Manuel Alonso]

Hola amiga, me ha encantado el poema, sobre todo el final. Versos hermosos que llueven sobre las niñas de los ojos y empapan el alma de silencio. Es un placer siempre leerte, amiga, un abrazo.

[Ana Muela Sopeña]

Maravilloso, Rosa:

Tu poesía es excelsa.

Aplausos
Un beso
Ana

[Óscar Distéfano]

Daban las doce en punta
en los abecedarios del recuerdo,
daban las doce en punta
y sangraba el pecho
de diez campanas mudas.

Era tan grave el trance,
tan extremo ese gesto de morirnos
así,
cruzando a tientas
las vías de un silencio enmascarado,
desempolvando viejos trenes detenidos
largo tiempo
en las vísceras del llanto,
que anudábamos nuestras venas
a la desangelada sombra
de una estrella.

Tú llovías de improviso,
proyectabas el llanto
de tu alma tras los cristales blancos;
en mis dedos un grito, en tu cerebro pájaros
oteando los restos de un cadáver
de fuego.
Quisimos domesticar una lengua de agujas,
ahuyentar a las moscas fieras
de la muerte
tú y yo,
cada uno en un extremo de la cuerda
del miedo, cada uno
castrando mil suicidos con arpegio de esperas
sobre violines de luz
deshabitada.

¡Qué bueno está esto, amiga! Hay un dominio total del sentimiento, sentimiento genuino, creíble, libre de exageraciones románticas. También debemos señalar la honda profundidad y originalidad de las metáforas. Cada una ellas, durante la lectura, crea una sensación de complicidad, de alegría artística, de cosquilleo espiritual que nos incita a seguir leyendo. El ritmo, predominantemente imparisílabo, contiene materia para el análisis: no quiero creer que no sea el producto de una mente familiarizada con los cánones de la preceptiva; más bien, quiero creer que existe un profundo conocimiento (o intuición) para la cadencia métrica. En fin, un poema valioso, sin detalles débiles; un poema para aplaudir.

Mis mejores deseos para ti.
Óscar

[J. Paz]

Qué imágenes. Rotundo, directo y tan hermoso este poema. Me ha encantado. Feliz día y un abrazo,

Judit

[Guillermo Cumar.]

Un trance poético espléndido que pone a tientas los recuerdos según
el afán del sentimiento a la luz improvisada del amor hundido en la nostalgia.

Gran poema, magnífica lectura.

un abrazo

[J. J. Martínez Ferreiro]

Un poema hermosísimo, con un ritmo dirigido por una mano maestra.

Biquiños, querida amiga.

[Bruno Laja]

Rosa, lo que consigues es tan difícil. Un hieratismo ardiente, un estado en el que el aire quieto y el roce de las palabras generan una abrasión creciente, cegadora.Abrazo grande.

[Marius Gabureanu]

Querida amiga, es enorme el poema. Desde la atmósfera creada, como si la cuerda del destino se tensara por el peso de la nostalgia. Hay una trágica unión de las almas, una imposibilidad del amor que se vuelve espejo de uno mismo, pero no hay renuncia, no. Recibe mis abrazos, querida amiga y felicitaciones sinceras.

[Carmen López]

Hernoso, Rosa, muy hermoso...hay cuerdas invisibles a las que permanecemos ligados. El cierre amiga, es fantástico, un lujo y un placer.

Un abrazo.

Carmen

[Ramón Carballal]

Un poema conmovedor. Me ha encantado leerlo. Un abrazo.

[Rafel Calle]

Muy bello poema de Rosa.

[Rosa Marzal]

"Tú llovías de improviso,
proyectabas el llanto
de tu alma tras los cristales blancos;
en mis dedos un grito, en tu cerebro pájaros
oteando los restos de un cadáver
de fuego.
Quisimos domesticar una lengua de agujas,
ahuyentar a las moscas fieras
de la muerte
tú y yo,
cada uno en un extremo de la cuerda
del miedo, cada uno
castrando mil suicidos con arpegio de esperas
sobre violines de luz
deshabitada. "


Rosa, no quiero por nada del mundo desmembrar el poema, pero esta última estrofa es reseñable; sencillamente genial.

De pie para los aplausos, querida compañera.
Abrazos y felicidad.

Gracias por tu impagable apoyo, querida Hallie. Un gran abrazo.