El amor en un cojín con letras chinas mientras la gata...

[Fran Ríos.]

...ronca y una presentadora relata a la nación que ayer un príncipe saudí visitó Torremolinos.
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Te vi pasar tangueando altanera / con un compás tan hondo y sensual /que no fue más que verte y perder / la fe, el coraje, el ansia "de"guapear...
... Decí por Dios qué me has dao... Santos Discépolo
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Lo sabe hasta el inuit del mediodía, de cara anaranjada y sonrisa de Benetton, que palmotea por consolar a la reportera neoyorkina que esperaba un trineo con perros en vez de uno de gasoil.

Lo sabes tú, seas Dios, hidrógeno líquido o pan de oro en una tabla bizantina.

Lo sabe incluso la calavera de Cervantes, aguardando pendenciera a los arqueólogos por más que afirme que seguir extraviada le importa un pito.

Lo sabe el busto de Costa viéndonos ir y regresar de la plaza de la Seo a la de Tiananmen, y lo sabe aquel caballero preocupado del retrato de Madrazo que contemplamos la primera vez que contemplamos exactamente lo mismo que el otro contemplaba.

Se lo digo a veces. Que la quiero. Y me refiero a usando el verbo tal y como está. Sin esmoquin y dando saltos en un charco igual que GeneKelly.

Se lo digo con caracteres rúnicos entre inseguro y rococó, viendo que el bosque de Birnam se me viene encima de repente para confundirme.

Se lo digo cuando cierro el maletín donde llevo los Duomos de Florencia y las hamburguesas con queso que le prometo cada vez que llueve más de tres días seguidos.

Por quererla tamizo mi colcha buscando esmeraldas que no extravié.

Por quererla he de regresar a casa zigzagueando y con una flecha atravesada en el sombrero.

Por quererla la madrugada me asusta por la espalda cuando estoy garabateando esquemas de aparatos voladores.

Así no te elevarás ni un centímetro del suelo, me avisa Leonardo. Haces mal las sumas, concluye y menea la cabeza. Luego me disecciona el corazón sobre una bandeja y una válvula tras otra me explica cómo amarla.

No tengo otra opción. A no ser que Jaques Costeau localice la Atlántida y me ofrezca un puesto de pez globo como el que envenena a Hommer Simpson.

Reviso por si acaso los baúles por más que se ofendan si los vuelco. Redescubro que todo lo que tuve lo gasté en cafés para estar despierto.

Que la quiero lo comentan las ballenas jugando a rozarle la quilla a un pesquero japonés.

Que la quiero se lo estoy diciendo sin llegar del todo a descifrarla.

Que la quiero ya estaba escrito con limón en su espalda.

Nada sirve para que se calme y no me arrase cuando me equivoco de tecla, de suposición o de monema.

Dulce, goyesca y excesiva, voluptuosa heroína de los Sitios, teme al pulpo gigante que ataca al capitán Nemo.

Me toma por aquel que se escondió y la dejó sola cuando llegaron las naves marcianas.

Me convierte en James Cagney cuando desconoce mis tostadas de paté, mi aliento conversando con su clítoris, aquella foto de agosto hecha por el señor que leía el ABC. La vez que a ella le dio un ataque de risa viajando en autobús.

Me compara con el sultán que retiene a Sherezade.

Me culpa del trastorno bipolar de Virginia Woolf.

Me responsabiliza del crack del 29.

Me dice que no estuve si tardo más de un minuto.

Me lo dice estornudando, en la primavera con más polen del mundo.

[Maria Pilar Gonzalo]

Y yo te digo que me encanta esa forma tan tuya de expresar aquello que te guardas, entre tus dedos de prestidigitador.

Un placer estar en tus letras Fran Ríos.

Recibe un beso bien fuerte.

[Hallie Hernández Alfaro]

Es preciosísimo, Fran.

Chapeau doble y que el mundo pueda deleitarse con esta maravilla.

Salud y felicidad.

[Arturo Rodríguez Milliet]

Ocurrente y muy descriptivo. Mientras algunos respiramos sólo aire, los hay quienes toman oxígeno de esa frase que repites... acaso se respira sólo una vez al dia?... mucho me temo que tu personaje tendrá que seguir reptiéndolo hasta que se enteren los chinos que navegan en el ballenero, nada peor que la asfixia del amor dependiente.

Disfrute mucho este relato, mis felicitaciones y un abrazo.

[Hallie Hernández Alfaro]

Sube para deleite de todos.

[Maria Pilar Gonzalo]

Maravilloso y preciosísimo.

Será porque entiendo casi todo lo que aparece grafiado en tus sueños.

Besitos de esquimal.