
(Técnica: óleo sobre lienzo)
Caballo blanco
de vestimenta lujosa,
que al saltar por el barranco,
luce tu crin mariposa.
Es natural que la rosa,
lo mismo el sol que la espuma,
en la cresta de su pluma,
lleve el temblor de otra cosa.
Salta la gracia y la espina,
salta la mancha dudosa,
y por su luz cristalina,
viaja la sombra culposa.
Es normal que a la pasmosa,
esbelta y noble figura,
el hombre ponga montura,
por escarnio y por hermosa.
Y es como cuenta una estrofa
que al saltar de su contexto,
¡nada es más falso y más cierto!
Que un hombre con su “cordura”.
Esa es la bella figura,
del noble caballo blanco,
que a su compleja natura,
bello esqueje de su porte,
la mano vulgar y torpe,
ponga jáquima y montura.
¿Qué más me queda si a dura?
Con el pincel de mi lumbre
quiera pintar la costumbre,
y el vestir de tu andadura.
Es lo que cansa y perdura,
por lo “grande” del querer
que también por el placer,
el arte se desfigura.
8/12/12
O. Llombart.