
dando vueltas como pavesas
acariciando los perfiles oxidados de la ausencia,
lamiendo las esperas al borde del camino,
las miradas bajas y sin fuego ni brillo
de fuego en las pupilas.
Mirando la hora en las muñecas
las manos de metal sonreían satisfechas:
nuestras espaldas danzando
en las profundidades violetas,
dueñas cada una de sus vértebras,
peces oscuros que crujen
mal engarzados en la soledad de sal.
Reflejos de humo el estremecimiento
ancho de la entrega;
ecos de huecos las tardes llenas
de palabras y silencios,
de desánimos y alientos.
El sol ya no calienta como antes,
no estremece la piel de los hombros
ni anima a marchar firme a la vida del día a día, a la sencilla,a la que no cuenta en los discursosrimbombantes, sublimes, de las ranas.
Del amor quedaron los restosdando vueltas como pavesasacariciando los perfiles oxidados de la ausencia.
[RIGHT]Juan Delgado Martín-Prat[/RIGHT]