Romance de la noche de luna

[Óscar Distéfano]

Romance de la noche de luna

Era una noche de luna
en la casa solariega.
La brisa rozaba el cuerpo
de la tendida doncella
sobre desnudos contornos
evocando una gacela,
entre el aroma de lirios
de la ardiente primavera
mientras la luz irrumpía
sobre las sábanas, lenta.

El mocetón que dormía
a unos metros de la pieza
en una hamaca de hilo
y bajo el manto de estrellas,
despierta por el cantar
de un pájaro que gorjea;
y al ver la danza del mundo
girar en viril cadencia,
con lascivo atrevimiento
a la ventana se acerca.

Con mesura y mucho miedo
en la oscuridad observa,
y de a poco se acostumbran
sus ojos a la silueta.
La luna también miraba
aquella desnuda gema,
que al moverse a cada tanto
hacía estallar las venas,
pues daba vida a la diosa
engañosamente muerta.

Era mármol que latía
aquella imagen argenta;
y al recibir con suspiros
el sí de la noche eterna,
su corazón se dilata,
su pensamiento se tensa,
y decide a sangre y fuego
adentrarse en la refriega
donde demonios y ángeles
se declararon en guerra.

Con voluntad temeraria
y con alma marinera,
esclavo de la ilusión
de aquel canto de sirena,
quiere para él el reinado
sobre las blancas arenas.
No existe acto en el mundo
que el alma humana estremezca
ni otra razón que acredite
nuestra mísera existencia.

Otra y otra vez la mira,
y en eso siente que ella,
respondiendo a sus latidos,
entregaba sus cadenas
al aire de la lujuria,
cual Venus que se confiesa
con el lenguaje del gesto.
Con el corazón sin rienda
mira el vientre que se ondula,
cómo se mueven las piernas,

y cómo el cuerpo se extiende
con auras de una tigresa,
emanando los efluvios
clamorosos de la espera
y ofreciéndose al pecado.
Ya sin duda el alma atenta,
llenándose de coraje
a instancias de aquella venia,
con incertidumbre intacta
hasta la cama se llega.

Al ver que en el amplio lecho
le aguardaba la tibieza
del sitio que le ofrecían,
al desplegar de las velas
se dispone a navegar.
Fue noche de dicha entera,
gloriosa para el recuerdo,
cuando halló que la Nereida,
todo el tiempo de su duda,
estuvo ardiente y alerta.

[Jerónimo Muñoz]

Son muy bellos los romances. Llevan consigo toda la sangre antigua y eterna de la poesía en habla española.
Sin querer, nos recuerdan a Lorca pero, mientras que muchos de esos romances al uso, son meros obras de epígonos del Romancero lorquiano, este tuyo emerge de la tradición pero eleva sus ramas a la actualidad. Es fresco y jugoso y siempre dulce. Es la inmortalidad de la poesía hecha carne de poema.
Un acierto este romance, Óscar. Yo, desde mi humilde ángulo, aplaudo tu creación.

Abrazos .

Jerónimo

[Quinteño de Greda]

Amigo Óscar, ochenta perlas bien engarzadas, que hacen un romántico collar.
Te confieso que, el romance junto a sus rimas asonantes, es sin lugar a dudas mi preferida, como estructura.
Se habla mucho de Lorca, a la hora de decir romance, pero es de justicia, reseñar a dos monstruos de dicha estructura, como son Rafael de León y Manuel Benitez Carrasco.
Un fuerte abrazo.

[Felipe Fuentes García]

Grata sorpresa, Óscar, el encuentro de este bellísimo romance que nos propones. Destaco su perfección formal, su valor estético, la elegancia del lenguaje y el dominio de la estructura. Es todo un lujo, considerando, además, lo poco frecuente que es poder disfrutar de este tipo de composición en el trasiego común de las propuestas en los foros.

Mi aplauso, amigo, con un gran abrazo.
Felipe.

[José Manuel F. Febles]

Hago mías las palabras de los compañeros, tanto en la parte técnica como sentida, y estimo que este romance es, a mi entender, una muestra más de la calidad literaria (poética) del autor. Sé que puedo leer para distraerme, pero en este caso, para aprender. Felicitaciones, mi querido amigo. Un fuerte abrazo.

José Manuel F. Febles

[Pilar Morte]

Este romance nos lleva verso a verso sin detenimiento esperando un desenlace casi previsto y lleno de hermosura. Me ha encantado pasar por esta composición.
Besos
Pilar

[Ramón Carballal]

Difícil me parece contar una historia como ésta en forma de romance, mucho más hacerlo con tal maestría. Enhorabuena y un abrazo.

[Óscar Distéfano]

Son muy bellos los romances. Llevan consigo toda la sangre antigua y eterna de la poesía en habla española.
Sin querer, nos recuerdan a Lorca pero, mientras que muchos de esos romances al uso, son meros obras de epígonos del Romancero lorquiano, este tuyo emerge de la tradición pero eleva sus ramas a la actualidad. Es fresco y jugoso y siempre dulce. Es la inmortalidad de la poesía hecha carne de poema.
Un acierto este romance, Óscar. Yo, desde mi humilde ángulo, aplaudo tu creación.

Abrazos .

Jerónimo

Es tan cierto lo que dices, estimado compañero: "la sangre antigua y eterna de la poesía en habla castellana". Siempre supe esto, desde muy joven, desde las lecturas de Lorca. "La casada infiel" ha sido uno de los poemas que me han subyugado. Lo sabía de memoria. Lo he estudiado a fondo. A propósito de ello, la cantidad de sílabas del primer verso: "Y que yo me la llevé al río", por mucho tiempo me pareció que era un eneasílabo (9 sílabas), y pensé que era un error, un descuido del poeta; hasta que un día de relectura en voz alta, me percaté que nuestro poeta, genialmente, había elucubrado la idea de convertir las tres últimas palabras en una frase esdrújula: "lle-véal-ri-o", hecho que me deslumbró, porque acababa de aprender que el poeta, no sólo hace poesía, sino sacude constantemente los cimientos del lenguaje.
Así, pues, no niego la fuerte influencia lorquiana de mi poema, aunque en su defensa pueda decir que también existe una parte de mi vida en este singular país bilingüe (castellano y guaraní), país mediterráneo, país tropical llamado Paraguay.

Me has hecho divagar, amigo. Te agradezco de corazón este apoyo, siendo tú uno de los poetas que más admiro en el foro.

Un abrazo.
Óscar

[Ana Muela Sopeña]

Fabuloso romance, Óscar. Aquí has unido la técnica lorquiana con la picaresca española.

Me han encantado el dulce tono jocoso y lujurioso a la vez y el tratamiento del lenguaje.

Enhorabuena
Un beso grande
Ana

[Hebert Fayet]

Muy buen trabajo Óscar.
Felicitaciones.
Hebert Fayet.

[Óscar Distéfano]

Amigo Óscar, ochenta perlas bien engarzadas, que hacen un romántico collar.
Te confieso que, el romance junto a sus rimas asonantes, es sin lugar a dudas mi preferida, como estructura.
Se habla mucho de Lorca, a la hora de decir romance, pero es de justicia, reseñar a dos monstruos de dicha estructura, como son Rafael de León y Manuel Benitez Carrasco.
Un fuerte abrazo.

Gracias, Quinteño, tus palabras son un gran aliento para mí. Ambos sabemos que el romance es considerado, hoy en día, como una forma gastada de hacer poesía; pero, yo, más allá de que descreo de este criterio, busco la forma de revitalizarla. Sostengo que ninguna estructura de composición debería ser desechada nunca (ni la cuaderna vía), pues todas han demostrado ser a lo largo del tiempo verdaderos vehículos de trasmisión del sentimiento poético. Lo que se debería hacer es buscar siempre la forma de otorgarles el aire de la contemporaneidad. Todos los moldes poéticos que fueron (y serán) creados por el hombre son "útiles" para la trasmisión de la idea y el sentimiento poéticos. Considero el verso libre, otro "molde" más para la composición, otra forma que podría, incluso, formar parte de alguna escuela ("utilismo"), donde sus miembros poetizarían conscientemente en todas las formas conocidas y posibles, buscando variantes que rejuvenezcan sus troncos, y emprendiendo también renovaciones radicales a partir de aquellas hormas. No estoy seguro de que este planteo sea totalmente original, ya que siempre han existido poetas que han demostrado rica versatilidad en la forma creadora; pero, lo que pienso yo que no se ha dado es la apertura de par en par del espíritu para aceptar la totalidad de las formas poéticas creadas a lo largo de la historia. Más bien, la tendencia es no cambiar de registro.

Un gran abrazo, querido amigo.
Óscar

[Óscar Distéfano]

Grata sorpresa, Óscar, el encuentro de este bellísimo romance que nos propones. Destaco su perfección formal, su valor estético, la elegancia del lenguaje y el dominio de la estructura. Es todo un lujo, considerando, además, lo poco frecuente que es poder disfrutar de este tipo de composición en el trasiego común de las propuestas en los foros.

Mi aplauso, amigo, con un gran abrazo.
Felipe.

Es cierto amigo: muy pocos romances se leen hoy en día. Te agradezco el positivo comentario que me has dejado sobre el poema.

Te mando un abrazo, amigo.
Óscar

[Julio Gonzalez Alonso]

Romance de la noche de luna

Era una noche de luna
en la casa solariega.
La brisa rozaba el cuerpo
de la tendida doncella
sobre desnudos contornos
evocando una gacela,
entre el aroma de lirios
de la ardiente primavera
mientras la luz irrumpía
sobre las sábanas, lenta.

El mocetón que dormía
a unos metros de la pieza
en una hamaca de hilo
y bajo el manto de estrellas,
despierta por el cantar
de un pájaro que gorjea;
y al ver la danza del mundo
girar en viril cadencia,
con lascivo atrevimiento
a la ventana se acerca.

Con mesura y mucho miedo
en la oscuridad observa,
y de a poco se acostumbran
sus ojos a la silueta.
La luna también miraba
aquella desnuda gema,
que al moverse a cada tanto
hacía estallar las venas,
pues daba vida a la diosa
engañosamente muerta.

Era mármol que latía
aquella imagen argenta;
y al recibir con suspiros
el sí de la noche eterna,
su corazón se dilata,
su pensamiento se tensa,
y decide a sangre y fuego
adentrarse en la refriega
donde demonios y ángeles
se declararon en guerra.

Con voluntad temeraria
y con alma marinera,
esclavo de la ilusión
de aquel canto de sirena,
quiere para él el reinado
sobre las blancas arenas.
No existe acto en el mundo
que el alma humana estremezca
ni otra razón que acredite
nuestra mísera existencia.

Otra y otra vez la mira,
y en eso siente que ella,
respondiendo a sus latidos,
entregaba sus cadenas
al aire de la lujuria,
cual Venus que se confiesa
con el lenguaje del gesto.
Con el corazón sin rienda
mira el vientre que se ondula,
cómo se mueven las piernas,

y cómo el cuerpo se extiende
con auras de una tigresa,
emanando los efluvios
clamorosos de la espera
y ofreciéndose al pecado.
Ya sin duda el alma atenta,
llenándose de coraje
a instancias de aquella venia,
con incertidumbre intacta
hasta la cama se llega.

Al ver que en el amplio lecho
le aguardaba la tibieza
del sitio que le ofrecían,
al desplegar de las velas
se dispone a navegar.
Fue noche de dicha entera,
gloriosa para el recuerdo,
cuando halló que la Nereida,
todo el tiempo de su duda,
estuvo ardiente y alerta.

Mira, Óscar, yo no puedo hacer un examen del poema de la talla del que acabo de leer que has dejado a pie de mi poema titulado Papel, análisis que les da valor a mis versos y a través del cual me descubres claves que yo ignoro.Pero he leído este romance y me he emocionado siguiendo la historia que cuentas con tanta belleza y exquisita precisión. Sobre el aspecto formal del poema, nada que decir. Es perfecto. Pero más rara y admirable me parece la perfección del lenguaje y el hondo lirismo que se respira a través del ambiente recreado de la historia y su hilo argumental. Mientras leía quería cantarlo y estoy seguro de que se merece una buena música para que sea, en todo, canción.

Aprecio y valoro el respeto que manifiestas con estas creaciones por las formas estróficas clásicas y populares. Tienes valor defendiéndolas y es fantástico que sea a través de composiciones tan acabadas como ésta. Te lo diré abiertamente, eres de los pocos poetas capaces de demostrar que el lenguaje poético no entiende de corsés. El verso blanco, el verso libre o la prosa poética puede ser tan encorsetado como un soneto. Todo depende del autor, de que sea o no sea verdaderamente escritor. En este caso, Óscar, tú lo eres. Demuestras no ser pintor de sólo un estilo, sino manejar una paleta rica en colores y una técnica capaz de afrontar retos que pueden ir del impresionismo al estilo abstracto o el naturalismo, etc. sin perder la calidad del pincel. En este caso, el poema.

Te felicito y agradezco que te muestres tan amplio de miras. Con un abrazo.
Salud.

[Guillermo Cumar.]

Un romance gladiador de amores y voiyeurs atentos a contemplar las
intenciones del poeta.
Cual trovador podría recitar en plazas tan exuberantes versos de amor
y ritmo.

un abrazo y felicitaciones

[Óscar Distéfano]

Hago mías las palabras de los compañeros, tanto en la parte técnica como sentida, y estimo que este romance es, a mi entender, una muestra más de la calidad literaria (poética) del autor. Sé que puedo leer para distraerme, pero en este caso, para aprender. Felicitaciones, mi querido amigo. Un fuerte abrazo.

José Manuel F. Febles


Gracias, amigo. Eres un amable lector. Es bueno encontrar poetas de tu calibre alentándonos. Bien sabes que nunca estamos seguros de lo que hacemos.

Un abrazo.
Óscar