NO SABÍA POR QUÉ TE AMABA

[Jerónimo Muñoz]

No sabía por qué te amaba.
Si tus ojos eran algas cargadas de niebla y musgo
y tus labios eran frutas ácidas que ignoraban la luz.
Si tus cabellos eran espejos de nieves y rumores
y tus senos eran islas pobladas por jilgueros ininteligibles.

No sabía por qué te amaba.
Si tus sienes eran estelas en la inmensidad de un mar callado
y tu vientre era una sombra como el sueño de una virgen escondida.
Si tu frente era un sendero de ilusiones olvidadas en lo oscuro
y tu cuello era un resplandor de gaviotas desorientadas.

No sabía por qué te amaba.
Si tus manos eran alas cortas de vuelos infecundos
y tus brazos eran remos de un barquillo agrietado.
Si tu palabra era un valle de anocheceres perdidos
y tu cántico era una susurro de jardines imprevistos.

No sabía por qué te amaba.
Quizás porque te vi impenetrable y consumida en oquedades,
o porque te apartabas del azufre buscando amaneceres,
o porque supe descubrir la esperanza de tus silencios inagotables,
o porque me recibiste con sabiduría de santa o de paloma.

Ahora sé por qué te amé.
Te amé porque eras tú.

[E. R. Aristy]

No sabía por qué te amaba.
Si tus ojos eran algas cargadas de niebla y musgo
y tus labios eran frutas ácidas que ignoraban la luz.
Si tus cabellos eran espejos de nieves y rumores
y tus senos eran islas pobladas por jilgueros ininteligibles.

No sabía por qué te amaba.
Si tus sienes eran estelas en la inmensidad de un mar callado
y tu vientre era una sombra como el sueño de una virgen escondida.
Si tu frente era un sendero de ilusiones olvidadas en lo oscuro
y tu cuello era un resplandor de gaviotas desorientadas.

No sabía por qué te amaba.
Si tus manos eran alas cortas de vuelos infecundos
y tus brazos eran remos de un barquillo agrietado.
Si tu palabra era un valle de anocheceres perdidos
y tu cántico era una susurro de jardines imprevistos.

No sabía por qué te amaba.
Quizás porque te vi impenetrable y consumida en oquedades,
o porque te apartabas del azufre buscando amaneceres,
o porque supe descubrir la esperanza de tus silencios inagotables,
o porque me recibiste con sabiduría de santa o de paloma.

Ahora sé por qué te amé.
Te amé porque era tú.

Precioso, Jerónimo! Todo converge inagotable en tu bello poema. Llega al punto omega, el sujeto amado. Abrazos, ERA

[Jerónimo Muñoz]

No sabía por qué te amaba.
Si tus ojos eran algas cargadas de niebla y musgo
y tus labios eran frutas ácidas que ignoraban la luz.
Si tus cabellos eran espejos de nieves y rumores
y tus senos eran islas pobladas por jilgueros ininteligibles.

No sabía por qué te amaba.
Si tus sienes eran estelas en la inmensidad de un mar callado
y tu vientre era una sombra como el sueño de una virgen escondida.
Si tu frente era un sendero de ilusiones olvidadas en lo oscuro
y tu cuello era un resplandor de gaviotas desorientadas.

No sabía por qué te amaba.
Si tus manos eran alas cortas de vuelos infecundos
y tus brazos eran remos de un barquillo agrietado.
Si tu palabra era un valle de anocheceres perdidos
y tu cántico era una susurro de jardines imprevistos.

No sabía por qué te amaba.
Quizás porque te vi impenetrable y consumida en oquedades,
o porque te apartabas del azufre buscando amaneceres,
o porque supe descubrir la esperanza de tus silencios inagotables,
o porque me recibiste con sabiduría de santa o de paloma.

Ahora sé por qué te amé.
Te amé porque era tú.

Precioso, Jerónimo! Todo converge inagotable en tu bello poema. Llega al punto omega, el sujeto amado. Abrazos, ERA

Te agradezco mucho tu elogioso comentario, ERA. El alfa y el omega no están demasiado lejos.
Abrazos.
Jerónimo

[Mari Cruz Agüera]

Yo hace tiempo que lo sé, por lo mismo que te ama ella, porque poesía eres tú. Un abrazo enorme.

[Guillermo Cumar.]

Llegaste al punto álgido de la incomprensión y te alejaste de la duda.
por más vueltas y vueltas que se le dé al amor, el tiene vida propia
y campa a sus anchas o no campa.

Disfruté viendo que la dualidad inexplicable no lleva a fin alguno,
bueno, se supone.

Un abrazo

[Rosa Marzal]

Un poema realmente bello, Jerónimo. Todo un lujo de lectura, te felicito. Un abrazo.

[Quinteño de Greda]

Poema que se dsifruta en cada verso, en cada glosa.
Un lujo pasar y leer.
Un abrazo, amigo.

[José Manuel F. Febles]

La amabas, mi querido amigo-poeta, por todas esas cualidades que desgranas en tu enorme poema, eso era ella, (te amé porque eras tú) con todos los fines cuantitativos alcanzables.
Un poema marca de la casa "Jerónimo Muñoz Palma".

Un gran abrazo, no solo al poeta, sino también al AMIGO.

José Manuel F. Febles

[Pilar Morte]

Qué hermoso escribes, Jerónimo, mantienes un equilibrio entre la metáfora y la comprensión. Tus poemas llegan y se disfrutan. Felicidades por esta belleza
Abrazos
Pilar

[Roberto López]

[quote="Jerónimo Muñoz"]

Bello y sencillo. Su lectura induce en el lector un sentimiento de ternura. Muy bonito.
Abrazos.

[Jerónimo Muñoz]

Yo hace tiempo que lo sé, por lo mismo que te ama ella, porque poesía eres tú. Un abrazo enorme.

A ese piropo becqueriano ya te contesté en otro post con un poemilla. Te repito el final:

Has vuelto, poesía, con forma de mujer.

Como ves, no se me ha ocurrido más que parafrasearte. Porque la imaginación es tuya, lo mío es poner ladrillos.
Gracias, querida.
Un beso.
Jerónimo

[C.P. Fernández]

Un placer la lectura de un poema tan hermoso. Te felicito, Jerónimo.

Un abrazo.

[jorge muñoz]

Jerónimo. La amaste por que te fijaste en ella, más que a tus propios deseos, ahí está el secreto del amor, que transciende humanidades. Un abrazo "primo".

[Jerónimo Muñoz]

Yo hace tiempo que lo sé, por lo mismo que te ama ella, porque poesía eres tú. Un abrazo enorme.

Tú sabes mucho, mi niña. Pero estoy lejos de ser poesía ¡Qué más quisiera!
Además, sólo por ser poesía o escribirla no es uno amado. ¡Qué más quisiera!

Gracias eternas.

Besos.

Jerónimo

[Jerónimo Muñoz]

Llegaste al punto álgido de la incomprensión y te alejaste de la duda.
por más vueltas y vueltas que se le dé al amor, el tiene vida propia
y campa a sus anchas o no campa.

Disfruté viendo que la dualidad inexplicable no lleva a fin alguno,
bueno, se supone.

Un abrazo

Totalmente de acuerdo contigo, Guillermo, la dualidad no lleva a ninguna parte... más que adonde estamos: presos de la dualidad.

Gracias por tu comentario y un abrazo.

Jerónimo