yo me abandono a ti; guía mi acento..."
María Rosa Galvez
Yo...
soy la belleza y el espejo,
el agua y la sed,
la venda y los ojos.
Me río de los astros lejanos
porque la luz más luminosa habita mis pupilas
tomando el rostro exacto de los días.
Tú...
tocas mi piel
en esta geografía de herméticos destellos
mientras tus manos sólo se deshacen...
tocas mi boca y mis besos,
y mis labios excelsos conducen tu desamor
embriagándolo con el dolor de tus duraznos,
mientras tus manos sólo se deshacen...
tocas mi sudor
y hallas el barro para fabricar el adobe
que esculpe la máscara de mis deseos,
mientras tus manos sólo se deshacen...
Él...
vendrá a avisarme de que olvidó el camino,
que sus escamas inservibles dejaron llagas
en el viaje de retorno,
él que busco el mar
cuando yo codiciaba un océano.
Nosotros...
oímos correr el agua en la espesura,
la brisa entre los árboles,
murmurar hogueras en los páramos,
sollozar enfermizas alegrías en el borde del olvido,
pero sólo mi oído percibió la lluvia,
el viento,
el fuego
y la ausencia.
Vosotros...
mecéis las tormentas,
yo las agito en vuestras oscuridades.
Ellos...
cosen las viejas heridas con punzadas de dolor,
deshojan mis huesos con enloquecidos ángeles,
muestran mi corazón y su harapienta caridad,
afilan la rabia de mi presunción,
dan de comer a mis perros de niebla.
Ellos son las sombras en torno a mi existencia.
las aristas del viento
