Patroclo habla

[Ramón Carballal]

Aún buscas los artificios de la inmortalidad,
el perfil del agua secreta, la maligna cicatriz
del fuego. Así te contemplo, niño profeta, héroe
ya territorio, ya isla. Nos criamos bajo la astucia
del noble Quirón, él amaba el silencio como tu amas
la gloria. De nada nos sirvió la estrategia de las flores,
ni siquiera tu virtud de hembra pudo asomar su vientre
junto a la espada invencible. El destino es cruel, sus
ramas son rojas como la sangre de la victoria. La ciudad
enfrío los desiertos, su tapiz resplandeciente se reflejó
en tu piel como una armadura de eternidad y venganza.
Nunca dudaste en la batalla, nunca la piedad asomó
en tu iris sombrío. ¿Quedaba en ti el sello del amor
cuando los mil pétalos de la aurora te concedieron
disfraz? No sabías que la ambición puede también
conquistar un sueño. Hay razones para el ocaso
como las hay para la luz. Tu orgullo tiembla como
un sol infinito, pero a mí me regalas las sombras
de tu enemistad como una canción invalida. Moriré
en la estrecha cinta de un amago, creyendo ser tú,
en la atmósfera de la noche. Sé quién me vengará
igual que venga el poderoso eclipse la razón o la
locura. Sé también que llegará a su destino el clavel
del dolor con sus púas de misterio ¿De qué servirá
entonces ese círculo que ahora trazas con las manos
sangrientas?

[Ricardo José Lascano]

Maravilloso la profundidad de tu palabra, trato de seguirte, escribís de maravilla. Dejo abrazos. RJL

[Pilar Morte]

Buen poema, Ramón, con tu habitual habilidad. Un placer
Besos
Pilar

[E. R. Aristy]

Aún buscas los artificios de la inmortalidad,
el perfil del agua secreta, la maligna cicatriz
del fuego. Así te contemplo, niño profeta, héroe
ya territorio, ya isla. Nos criamos bajo la astucia
del noble Quirón, él amaba el silencio como tu amas
la gloria. De nada nos sirvió la estrategia de las flores,
ni siquiera tu virtud de hembra pudo asomar su vientre
junto a la espada invencible. El destino es cruel, sus
ramas son rojas como la sangre de la victoria. La ciudad
enfrío los desiertos, su tapiz resplandeciente se reflejó
en tu piel como una armadura de eternidad y venganza.
Nunca dudaste en la batalla, nunca la piedad asomó
en tu iris sombrío. ¿Quedaba en ti el sello del amor
cuando los mil pétalos de la aurora te concedieron
disfraz? No sabías que la ambición puede también
conquistar un sueño. Hay razones para el ocaso
como las hay para la luz. Tu orgullo tiembla como
un sol infinito, pero a mí me regalas las sombras
de tu enemistad como una canción invalida. Moriré
en la estrecha cinta de un amago, creyendo ser tú,
en la atmósfera de la noche. Sé quién me vengará
igual que venga el poderoso eclipse la razón o la
locura. Sé también que llegará a su destino el clavel
del dolor con sus púas de misterio ¿De qué servirá
entonces ese círculo que ahora trazas con las manos
sangrientas?

"Tu orgullo tiembla como
un sol infinito, pero a mí me regalas las sombras
de tu enemistad como una canción invalida"


Es cada verso bello, unico, y cada poema de tu prolifica y privilegiada pluma, una clave a la imaginacion como catarsis poetica-espiritual. Abrazo, querido Ramon. ERA

[Carmen López]

Precioso Ramón, este canto de Patroclo a Aquiles. Una maravilla para tu colección. Hermosísimo.

Un abrazo grande.

Carmen

[C.P. Fernández]

Inmenso poema, Ramón, de impactante belleza e intensidad. Un verdadero placer su lectura.

Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Maravilloso la profundidad de tu palabra, trato de seguirte, escribís de maravilla. Dejo abrazos. RJL

Gracias, Ricardo, por tu generoso comentario. Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Buen poema, Ramón, con tu habitual habilidad. Un placer
Besos
Pilar

Gracias, Pilar, por leerme y comentar. Un abrazo.

[Hallie Hernández Alfaro]

Excelentísima creación. Si Héctor pudiera traducir el fuego, castigar sus manos, leer tu poema, la mitología no necesitaría volver a llorarse.

De pie para los aplausos, Ramón.

Abrazos fuertes.

[Pablo Ibáñez]

Ramón,

me ha gustado mucho, amigo. Con ese aire helénico, heroico, que tan bien has sabido darle. Patroclo quizá fuera demasiado joven para la gloria, pero logró la inmortalidad, porque muchos se acuerdan de él. Tú lo has hecho muy bien en este precioso poema.

Un abrazo.

[Julio Gonzalez Alonso]

Me gustan estos temas mitológicos cuando son tratados con la elegancia y seriedad de versos como los que nos dejas, Ramón. Estupendo. Con un abrazo.
Salud.

[Israel Liñán]

Gran poema Ramón, leyéndolo no pude evitar recordar a Ramón Ataz, y alguna charla que tuvimos sobre la cultura greco-romana, y su fascinación por Cátulo...

Me encantó el poema.

Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Aún buscas los artificios de la inmortalidad,
el perfil del agua secreta, la maligna cicatriz
del fuego. Así te contemplo, niño profeta, héroe
ya territorio, ya isla. Nos criamos bajo la astucia
del noble Quirón, él amaba el silencio como tu amas
la gloria. De nada nos sirvió la estrategia de las flores,
ni siquiera tu virtud de hembra pudo asomar su vientre
junto a la espada invencible. El destino es cruel, sus
ramas son rojas como la sangre de la victoria. La ciudad
enfrío los desiertos, su tapiz resplandeciente se reflejó
en tu piel como una armadura de eternidad y venganza.
Nunca dudaste en la batalla, nunca la piedad asomó
en tu iris sombrío. ¿Quedaba en ti el sello del amor
cuando los mil pétalos de la aurora te concedieron
disfraz? No sabías que la ambición puede también
conquistar un sueño. Hay razones para el ocaso
como las hay para la luz. Tu orgullo tiembla como
un sol infinito, pero a mí me regalas las sombras
de tu enemistad como una canción invalida. Moriré
en la estrecha cinta de un amago, creyendo ser tú,
en la atmósfera de la noche. Sé quién me vengará
igual que venga el poderoso eclipse la razón o la
locura. Sé también que llegará a su destino el clavel
del dolor con sus púas de misterio ¿De qué servirá
entonces ese círculo que ahora trazas con las manos
sangrientas?

"Tu orgullo tiembla como
un sol infinito, pero a mí me regalas las sombras
de tu enemistad como una canción invalida"


Es cada verso bello, unico, y cada poema de tu prolifica y privilegiada pluma, una clave a la imaginacion como catarsis poetica-espiritual. Abrazo, querido Ramon. ERA

Muchas gracias, ERA, por tus generosas palabras. Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Precioso Ramón, este canto de Patroclo a Aquiles. Una maravilla para tu colección. Hermosísimo.

Un abrazo grande.

Carmen

Gracias, Carmen, por tu lectura y amable comentario. Unha aperta.

[Ignacio Mincholed]

Excelente, Ramón.
Felicidades.

Un abrazo.
Ignacio