La marcha

[Bruno Laja]

Y cada vez que miras se desintegra un corazón universal pero su recinto permanece
Esperando pacientemente de entre todos los retornos uno
Está dispuesto su errar como una estatua por ahora puede sostenerse como preludio
En la cabeza al borde de la cama y el cuerpo todo plexo
Frente a una ventana al revés con las afueras de la caída expuestas como entrañas volantes
Pero sujetas a una órbita ajena y usufructuaria
Y cada vez que no miras te agarras al cordón milagroso
Cuyas hebras encajan en las grietas donde la luz no sabe qué decir
Las líneas digitales del espectro las sementeras invertidas ondas
Más salinas que el pulgar en el ojo más fácticas que saludar el contacto perdido con la rotura
De una natural exactitud y de una perfección precoz
La llamas con la lengua perdida con el velo de la tierra colgante hacia el paladar imbesable
Permanencia sobre permanencia dices que ha regresado
Pero no hay quien se convenza de su materia
Si no hay un cuerpo al lado de su muerte que replique la quietud con un constante parpadeo
No hay quien pueda señalarse sin que lo astral trascienda su rigor
Y todo lo desposado adquiera el sufragio de lo ausente
No hay esfera que pula su mortaja contra el borde del ojo sin en la cuenca no está
Contando una y otra vez sus dedos como si le arrancara pétalos a un nombre compartido
Por los significados y por las insignificancias
Aves que nadan en el último arroyuelo
Exiguo movimiento que dignifica el cuerpo menos voluminoso de la fe
Dices que es la luna acostada contra el brillo cenital de la baba que sólo dormir quiere
Constatas sus desplazamientos en los nudos de la vigilia atenta a lo perdido
Cada vez en un lugar como errante linaje de algún miembro original
Que vaga por tu cuerpo irreconocible
Si le cantaras una nana abrirías en la distinción una brecha de mundo
Con capacidad para asimilar la discordancia de paisajes
Atravesados por intermitentes rostros que conducen a la conjunción oscura
De despertar luminosamente pateado capaz de recoger los cuajos con la mano
Para recomponer para desimaginar sin marco aquí y que no doliese
La férula de la impregnación ni el distintivo de la marcha

[Macedonio Tracel]

yo lo veo con el ritmo de quien intenta con una cucharita gastar la piedra del calabozo. y va a ser largo porque sobretodo uno debe creer en ese ritmo pausado y constante. Movimientos mínimos que no consiguen lo que otros valoran pero sí forman un engranaje en que los demás nunca creerían pero que corre la utilidad del tiempo hacia adelante.
abrazo

[Hallie Hernández Alfaro]

Uff, la marcha sólo descansa en la ventralidad del tiempo. No hay escape en esa soledad empinada que niega materia o no alcanza a divisarla. Hay un movimiento que persiste y toma forma de ala, un mínimo canto aventurado, un cincel que grava la huella de los pies divinos.

Poderoso y bello, Bruno.

Abrazo fuerte.

[Hallie Hernández Alfaro]

Arriba con la excelencia.