Yo sé que no se mueren

[Josefa A. Sánchez]

.





Las madres no se mueren.

No lo creo,
porque entonces,
la soledad ya no tendría nombre.

No habría en los calendarios
números suficientes
para contar tal cómputo de ausencias.

El silencio
andaría plegando las esquinas
como pañuelos blancos
olorosos a plancha y almidones.

Se secarían los dedos,
ayunos de caricias,
hasta mostrar lo duro de los huesos.

Las lágrimas serían de tormenta.

No intentes convencerme;
yo sé que no se mueren
es sólo que las vence ese cansancio
y un buen día
se acuestan más temprano que nosotros.






Pepa

[Víctor F. Mallada]

Yo sé que tienes más verdad que un santo.
!Qué delicadeza, Pepa! !Qué buen poema, qué maravilloso cierre!

Me lo quedo.

Un abrazo, poeta.

Víctor

[José Manuel Sáiz]

Qué gran poema Pepa. Me has emocionado. Tengo cerca "la ausencia" de mi madre" y tus versos me han llegado a lo profundo. Gracias.
Un abrazo
J. Manuel

[Jorge Salvador]

Pero qué bonito Pepa, qué super bonito. Cómo se van a morir las madres? El amor nunca se muere y en ellas es donde reside siempre.
Mis aplausos y mi admiración por esta bellísima obra.

[Miguel Alcantud]

Que preciosidad de poema y cuanta razón tienes amiga. Un abrazo

[Isabel Moncayo]

Hermoso testimonio, Pepa, la pureza del amor hacia una madre es inconmensurable, yo va a hacer 10 años que perdí a la mía, y me sigue haciendo mucha falta y la quiero infinitamente, ah, qué hermosura has escrito, te digo que me he emocionado muchísimo, un beso y gracias por escribir y ser tan auténtica...

[Blanca N. García González]

Certeros versos amiga Pepa,
es precioso el poema, me ha
gustado mucho, un saludo
cordial para ti.

[Fran Ríos.]

Qué final más precioso. Un saludo.

[Julio Gonzalez Alonso]

.





Las madres no se mueren.

No lo creo,
porque entonces,
la soledad ya no tendría nombre.

No habría en los calendarios
números suficientes
para contar tal cómputo de ausencias.

El silencio
andaría plegando las esquinas
como pañuelos blancos
olorosos a plancha y almidones.

Se secarían los dedos,
ayunos de caricias,
hasta mostrar lo duro de los huesos.

Las lágrimas serían de tormenta.

No intentes convencerme;
yo sé que no se mueren
es sólo que las vence ese cansancio
y un buen día
se acuestan más temprano que nosotros.






Pepa

Impresionante. Y no es que lo diga por leer este poema todavía muy próximo al cansancio de mi madre y su acostarse más temprano que yo, sino porque desde un punto de vista literario la calidad de estos versos se puede medir y pesar en oro puro. Aplausos, Pepa, ovación cerrada. Con un abrazo.
Salud.

[Bruno Laja]

Hola, Josefa,
con qué poder abres el poema, comienzas a sangrarlo:
"Las madres no se mueren.

No lo creo,
porque entonces,
la soledad ya no tendría nombre."

Tu poesía es tan cercana como antes de adquirir un hábito. Un placer de lectura.
Un abrazo.

[C.P. Fernández]

Precioso. Tierno. Delicado. Me ha gustado mucho.
Un abrazo.

[Josefa A. Sánchez]

Gracias, Victor, por detenerte en estas palabras y tratarlas con tanta generosidad. Me alegra ver que te lo llevas.
Un abrazo.
Pepa

[Josefa A. Sánchez]

Gracias, José Manuel, por el amable comentario que aquí dejas. De la ausencia de lamia hace tiempo, pero siempre parece que acaba de irse.
Un abrazo.
Pepa

[Ricardo José Lascano]

Brillante obra, muy bonita. Toda la luz. Abracito. Ricardo.

[Marius Gabureanu]

Que hermoso y sentido poema, Pepa, he tenido el placer de leerte, muchas gracias. ABRAZOS